martes, 14 de febrero de 2006

Aznar y el partido de la camorra

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Félix Población

Don José María Aznar almorzó el otro día con el señor Bush. Es como si el rendimiento de las Azores sobrepasara las coyunturas del poder. Aunque todos sabemos que nuestro ex presidente conserva el tutelaje de su partido. Por eso quizá se le escapó esa soflama en Chile días después. Se ha ofrecido para combatir la ola de populismo que se cierne sobre América Latina. Tal parece, por lo jactancioso del envite, que la propuesta la fraguaran en comandita los dos comensales en la Casa Blanca.

Desde Venezuela y Bolivia se han aprestado a dar respuesta a ese fatuo liderazgo contra el supuesto contubernio en emergencia. Le han dicho al señor Aznar que su voz está fuera de la historia, incapaz de comprender el nuevo curso de los tiempos. Don José María, en palabras del embajador venezolano en España, carece de pensamiento y discurso propio porque lleva a Bush pegado a sus espaldas.

A tono con esas carencias se ha expresado asimismo el diario alemán Frankfurter Rundschau respecto a la línea política de oposición marcada por el Partido Popular. El PP, según el articulista de ese periódico Martin Dahms, se ha degradado hasta convertirse en un partido camorrista cuya principal razón de ser consiste en amargarle la vida al presidente Zapatero y a su gobierno socialista.

Dahms critica con dureza la demagogia del partido del señor Aznar, al que acusa de hacer cundir el pánico, exagerar, ir de beato y mentir, sin detenerse ante la herida más grande de España: el terrorismo de ETA. Por el contrario, Martín Dahms coincide con el diario británico The Guardian en resaltar los notables progresos económicos de nuestro país, que en la última década ha crecido a un ritmo que duplica el de Gran Bretaña y que todavía prosigue con medidas tan modélicas como la creación de un seguro de atención a los discapacitados.

Esta doble visión de lo que el señor Aznar y su partido representan actualmente en la realidad política española, basada en percepciones con ángulos tan distantes como el iberoamericano y el europeo, debería contribuir a un examen de autocrítica en el Partido Popular. Pero me temo que a medida que rueda esa creciente bola de nieve del radicalismo aznariego, cada vez son menores las posibilidades de enmienda. A menos que se rompa y alguien aproveche el más valioso de los trozos para alojarlo en una derecha más centrada, lejos del señor Bush o de don Blas Piñar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que lo fraguaron entre copas y puros, con los pies en la mesa y al modo western, Bush como broma y Ansar en serio.

Anónimo dijo...

Se me había olvidado y usted acaba de rescatar al modelo de José Mary, Blas Piñar, ¡pues claro!

Anónimo dijo...

¿Y qué me dice del modelo de Blair con sus soldadesca apaleando adolescentes en Irak?

Anónimo dijo...

Camorristas sin Fronteras, Bush, Aznar y Blair.

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