lunes, 13 de febrero de 2006

La embajada del Vaticano y don Francisco Vázquez

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Lazarillo

Mi estimado don Félix mostraba el pasado sábado en este DdA su sorpresa y suspicacia ante el nombramiento de don Francisco Vázquez, alcalde de La Coruña por largos años, como nuevo embajador de España ante la Santa Sede. Las informaciones publicadas en el diario La Opinión de aquella ciudad, así como un editorial al respecto, daban al nuevo destino del señor Vázquez carácter de escapatoria más que de ascenso por la implicación de la máxima autoridad municipal en ciertos negocios y polémicas operaciones inmobiliarias.

Sean o no ciertas o turbias esas relaciones, el nuevo rumbo de don Francisco también podría entenderse como una doble jugada de desembarazo desde La Moncloa, facilitada por la católica y ferviente militancia del ex alcalde coruñés. Nadie mejor -aunque sólo desde el acomodamiento pactista- para representar al actual gobierno en El Vaticano que quien se abstuvo de votar dos leyes contrarias a su conciencia de feligrés: la del aborto y la del matrimonio entre homosexuales.

Hay otro aspecto menos conocido del señor Vázquez que sin duda se habrá valorado en extremo para concederle una cancillería de tan delicada y trascendental entidad. Don Francisco tiene a honra contar con la estrecha amistad de monseñor Rouco y una vieja admiración hacia el otrora cardenal Ratzinger, por lo que su capacidad negociadora está en condiciones de ser óptima en el inmediato porvenir que se nos avecina, con la financiación de la católica iglesia como punto capital.

Con su nuevo destino desecha don Francisco al parecer, según he podido leer en los Confidenciales, varias propuestas de consejero delegado en importantes empresas como Inditex, Unión Fenosa o Caixa Galicia. Puede que las mismas se deriven del grado de influencia o poder de decisión auspiciados desde la alcaldía coruñesa tras 23 años de gestión al frente del municipio.

No faltan en los aledaños del socialismo gallego quienes creen que la marcha del señor Vázquez obedece, además de a lo aquí expuesto, a una forma de allanar el camino de la gobernación desde la Xunta de don Emilio Pérez Touriño en connivencia con el Bloque Nacionalista. Si a las nada cordiales relaciones entre don Emilio y don Francisco añadimos con igual falta de sintonía las de éste con don José Blanco, secretario de Organización del PSOE, la operación Vaticano se descubre definitivamente como una vía de escape sobre cuyo provecho laico alimento serias dudas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si antepone su credo religioso a su ideología, está claro lo que busca el gobierno de Zapatero, no molestar a la iglesia y permitirle sus privilegios.

Anónimo dijo...

¿Y cómo es que al PP le cae bien todo esto? Porque también hay que contar con los elogios de Rajoy. Es la primera decisión del gobierno de la nación que aplaude el partido Popular y tal como está el PP es como para mosquearse.

Anónimo dijo...

¡Y que lo digas, Anonymo, es como para estar mosqueado! A ver si lo chafa Vázquez con Rouco.

Anónimo dijo...

Seguro.

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