martes, 29 de noviembre de 2005

La soledad del PP contra todo y contra todos

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Lazarillo

A lo largo de todos estos meses de amotinada oposición, el Partido Popular se ha ido quedando solo con su estrategia de desgaste a toda costa del actual Gobierno. No hubo gestión política que no contara con su animadversión extrema, puesta a veces en solfa con modales impropios de una derecha moderna e inteligente.

Desde la desventurada gestión informativa de la trágica jornada del 11-M, cuyas mentiras en serie he podido refrescar en un libro escrito como homenaje a las víctimas, hasta el día de hoy, el aznarato genovés ha mantenido una misma y cerril línea de conducta, reacia al más mínimo entendimiento con el ejecutivo en cuestiones tan fundamentales como la lucha antiterrorista o la educación.

Gracias a su influencia, el PP ha logrado en este tiempo cruzadas de tan histórica e incivil resonancia como sacar a los obispos a la calle a golpe de pancarta y homilía y propiciar un desdén hacia los productos catalanes tan fatuo como contraproducente.

Ahora, coincidiendo con la próxima festividad de la Constitución, sobre cuya redacción tantas reservas tuvieron los populares en su día, el aznarato genovés tiene listos para la edición un millón de trípticos con un resumen crítico del proyecto de Estatut para Cataluña y una concentración masiva en la Puerta del Sol para el sábado que viene.

Mientras se prepara este nuevo tinglado callejero y una vez más se coordina la flota de autobuses desde las distintas ciudades de España, don José María Aznar, en un alarde más de intemperancia, caldea a la respetable militancia conservadora con la burda soflama de vincular a ETA con la reforma del Estatut.

A este paso, y en la sospecha de que el acto del día 3 se pueda convertir en una manifestación popular contra Cataluña, el PP corre el riesgo de ser desalojado como opción política merecedora del voto democrático en aquella Comunidad. Eso sería tan negativo para el Partido Popular como para España. Medítenlo don Mariano y los suyos si tienen en su descomedida estrategia un minuto para la reflexión y un mínimo respeto al señor Piqué.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La soledad del PP uede dar ocasión a un partido ultraderechista que le quite los votos más montaraces. Eso no le conviene al PP ni al país, por suepuesto

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