miércoles, 19 de octubre de 2005

Breviario:
Colegios como cárceles

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Lazarillo

El 9 de julio del año pasado, la Corte Internacional de Justicia declaró ilegal la construcción del muro israelí. Ese mismo fue el criterio de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero el muro se consiente, avanza, divide, constriñe y aísla sin que la comunidad internacional lo evite. La fotografía ilustra su intromisión en la escuela palestina de Anata, en Jerusalén. La vergonzosa muralla de ocho metros de alto parte el patio del colegio y reduce considerablemente el espacio de recreo de 800 alumnos. Faltan pocos meses para que el muro de separación en torno a Jerusalén este sea terminado. Irrumpirá en dos barrios palestinos y ocasionará que un cuarto de la población árabe, 55.000 residentes de Jerusalén oriental, el anexionado y ocupado, queden aislados. Divide y vencerás, sostiene Israel con esa obra que recuerda otros muros de la vergüenza interpuestos en la historia. Pero su destino es caer, pues nada puede contra la libertad de los pueblos. Lo deseable es que se venga abajo sin que las dos comunidades en discordia lo conviertan en muro de muchas y graves lamentaciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo levanta muro así quien tiene poder para hacerlo y temor por perderlo, sabedor de la injuticia que suponen.

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