miércoles, 19 de octubre de 2005

Tristeza, asco o miedo

Félix Población

De la entrevista que el pasado domingo le hizo en la SER Angels Barceló al señor presidente del Gobierno, tan oportuna como inteligente, me quedo con el sentimiento que al señor Rodríguez Zapatero le merece la actitud de su predecesor en el cargo, don José María Aznar. Es sobradamente reconocida, por lo pertinaz, la actitud soliviantada que mantiene éste cada vez que juzga en el extranjero el devenir de su país, abocado según sus previsiones a todas las catástrofes.

Pues bien, y tal como cabía esperar de su talante, don José Luis ha expresado, de entre las tres que figuran en el epígrafe de este comentario, la impresión más noble que le merecen semejantes despropósitos por parte de quien está más que obligado a respetar a su patria y al gobierno que la preside: Tristeza.

Les aseguro que envidio sanamente tal proceder emocional y que, con más voluntad que acierto, trato de emplazarme en el ámbito de la pesarosa melancolía cada vez que me llegan las ondas radiofónicas del Santo Oficio, escucho las declaraciones del aznarato genovés o la policía detiene -como ayer en Cataluña- a un nazi azarosamente vinculado con el Partido Popular.

Es el de la tristeza un sentimiento hondo e intelectual digno de mentes lúcidas ante los desmanes que provoca la intolerancia. Tristeza sintieron nuestras más destacadas y sacrificadas figuras de la cultura ante el desastre de la guerra civil. Fue la tristeza la que llevó a la muerte, bajo la intemperie invernal de aquella diáspora de los vencidos, a don Manuel Azaña y Antonio Machado.

Deberíamos hacernos merecedores de aquel sueño de España por el que abogaron ellos, inscrito desde la cultura en la tolerancia, la solidaridad, la libertad y el respeto a las ideas, y eludir en lo posible los sentimientos de asco o miedo que puedan merecernos ciertos individuos y algunas propensiones sectoriales al amotinamiento montaraz.

Pena y no asco se merecen quienes apetecen y hacen apostolado del enfrentamiento en esta España nuestra tan sobrada y encarnecidamente herida en su historia por esa hostil y homicida sinrazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para ese sentimiento de la tristeza se necesita una cultura humanística y democrática de la que buena parte de la derecha carece.

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