miércoles, 1 de junio de 2005

Solidaridad a brazada limpia con el pueblo mapuche

Lazarillo

En monserga de la creciente reacción, asociar el término solidaridad con los pueblos marginados y en minoría suena a chufla. Aquí en España tenemos rancios columnistas que se aprestan enseguida al sarcasmo con esos eslóganes. Para qué mentarlos si de sobra son conocidos los medios donde pastan. El caso que titula este artículo merece otra perspectiva más limpia y un digno punto y aparte.

A los mapuches, araucanos o indios del Sur de Chile les une una lengua, una religión, una sangre y una historia. Su dios único es Gnechen, que no necesita intermediarios con sus creyentes porque -según éstos, con muy buen criterio- la interlocución directa con él hace a los hombres más dignos. El pueblo mapuche se considera un pueblo entre los pueblos, que dicho en su idioma suena tal que así: ka che mley mapumu ichín mapuche che ka fey. Su bandera es un fondo azul sobre el que va inscrita una estrella blanca.

Tras soportar y padecer la evangelizadora cruzada que comportó la conquista colonial, los mapuches siguen sobreviviendo a la marginación impuesta hoy en día por la sociedad civilizada en su país. Por eso Isabel Benito, joven profesora de Educación Física en un colegio de Valencia, conocedora de esa dura subsistencia sin el más mínimo respeto a su cultura, se impuso ganar la solidaridad con los mapuches a brazada limpia: 6 hores nadant pel poble maputxe.

Ideado el record y cumplido con éxito en la piscina municipal de Picasent, la joven profesora se propone superar la meta de seis mil euros de ayuda que se fijó en principio gracias a la venta de camisetas con la leyenda aludida. Si lo hace, que lo hará, será otro buen ejemplo de motivación para preguntarse, cuando sintamos la llamada de hacer algo por algún colectivo que lo necesite, por lejano y olvidado que esté y solos que nos hallemos, qué nos impide acometer la acción.

Bien se puede decir que Isabel Benito se ha ganado a brazo al pueblo mapuche. Sólo cabe felicitarla por ese corazón. Porque un corazón solitario no es un corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se esponja el corazón cuando la fraternidad existe más allá de los lazos y los nudos de la familia, y una criatura en vez de pensar en la ropa que se pondrá el viernes, entrena y se empeña por sus ideales.
Gracias por recordar aquí a la gente que nos obliga a sentirnos orgullosos del género humano, pese a todo y pese a muchos.
Un abrazo

Jordi Jaumà Bru dijo...

Lazarillo tienes una invitación en mi blog, te anímo a que cojas el batón y sigas con la encuesta encadenada.
Salut
J

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