Periodismo de niños y para niños

Melibea del Huerto

A los grandes medios periodísticos se les llena la boca hablando de la problemática infantil y adolescente, pero pocos se han planteado la posibilidad de que el periodismo forme parte de la afición, vocación y compromiso de ese sector poblacional. Es por eso por lo que, en Argentina, con un sentido precursor que honra a aquel país, un periodista profesional se ha empeñado en un proyecto mediático elaborado por chicos de 6 a 17 años y dirigido a esa misma franja de edad.

El periódico se llamará Expresiones Jóvenes y contará, además de la impresa, con una edición electrónica así como con un programa de radio bajo el nombre de Fronteras de la Comunicación. El promotor de la idea, Óscar Miño, la ha concebido como una necesidad de expresión que aúna, bajo el asesoramiento de profesionales, una triple concepción del periodismo en sus dimensiones educativa, formativa e informativa. De ese modo los muchachos de hoy adquieren un conocimiento de la realidad social, que les sirve, a su vez, para eludir los riesgos a que están injustamente expuestos.

Es lamentable que el gran periodismo haya dejado al margen de su proyección empresarial a los más jóvenes. Grandes diarios como El País, en España, de contrastada calidad y amplísima audiencia, sólo utilizan las secciones infantiles como reclamo publicitario, lo que Miño llama consignas marketineras, con un muestrario de contenido en sus exiguos suplementos semanales tan monótono como superficial.

Desde la escuela, en la que como mucho se hacen periódicos manuales que son más un juego que una actividad formativo/informativa dirigida por profesionales, niños y adolescentes precisan cada vez con más urgencia y cualificación el aprendizaje teórico y práctico de una materia que conforma el calificativo esencial que define a nuestra sociedad. Es de toda lógica incuestionable, en la sociedad de la información, que los colegios contribuyan a enseñar, reconocer y practicar las claves que la mueven entre los alumnos.

Eso, desgraciadamente, ni en Argentina ni en España, cuenta con el respaldo de las instituciones educativas, obsesionadas en dotar de herramientas informáticas a las escuelas, pero sin reparar hasta ahora en la carencia de un profesorado competente que las haga útiles en la ciencia de la información.