martes, 31 de mayo de 2005

Justicia para Tagla y su pueblo saharaui

Félix Población

La pequeña Tagla lleva ya varios veranos viniendo a casa de mis vecinos Suso y Rosa. Tagla, como muchos otros niños saharauis, encuentra cada año un mes de cordial hospitalidad entre las familias españolas. La caridad de la ciudadanía sustituye así lo que la justicia y los tribunales internacionales no acaban de dilucidar después de treinta años de exilio. Tampoco el gobierno español, pese a lo mucho que le concierne como desagravio, está haciendo gran cosa para favorecer el acomodo de todo un pueblo en la tierra de la que fue desalojado.

Conviene recordar, a propósito de la incautación militar del territorio saharaui por parte de Marruecos, que todas las resoluciones de la Naciones Unidas desde 1963 reconocen su estatus de territorio no descolonizado y apoyan la autodeterminación. En 1975, el Tribunal Internacional de Justicia dictaminó a favor de la no pertenencia histórica, política o cultural del territorio a ningún Estado. La oportunidad de que los saharauis decidan su futuro en un referéndum de autodeterminación ha sido permanentemente boicoteada por el gobierno marroquí. En su lugar se ha levantado una muralla defensiva de casi tres mil kilómetros que divide a las familias saharuis, bajo la protección de 160.000 soldados y 240 baterías de artillería pesada.

Ese nuevo muro de la vergüenza, construido en 1980, pretendió dividir y aislar el Sahara Occidental, evitando al mismo tiempo la lucha de liberación del pueblo saharaui y la celebración del referéndum. Asimismo ha servido para que Marruecos pueda expoliar sin problemas las riquezas naturales del territorio.

Nuestros políticos, como decía Javier Perote en una expresiva carta abierta a los mismos, deben apoyar una solución que haga honor a la responsabilidad moral e histórica de España, defendiendo el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y dejando de lado intereses ajenos a éste e introducidos artificialmente por otros países en su propio beneficio. Se debe buscar una alternativa que evite a toda costa que los saharauis vivan sometidos a Marruecos: Tenemos derecho a exigir a nuestros políticos conductas y soluciones ejemplares que ayuden a este país a ocupar un puesto digno y respetable en el conjunto de naciones.

Muy pronto volveré a ver a la pequeña Tagla, extasiada de placidez ante la magia cristalina de las fuentes. Pertenece a un pueblo amable y pacífico que ha sabido soportar hasta ahora tres décadas de injusticia. Si un día defendió sus derechos con las armas, cedió luego a la vía del diálogo que no aportó nada a favor del entendimiento y comprensión de sus reivindicaciones. Posiblemente, de haber contado con un activismo más molesto que el de la palabra y los foros, la comunidad internacional prestase más caso a sus demandas.

Evitemos que un día se le nuble la blanca risa a Tagla -esa niña de sol y arena que me alerta cada verano de la ignominia de un pueblo silenciado en su diáspora-, porque a sus padres se les haya cansado la voz de tanto grito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda una vida esperando justicia de los organismos internacionales. Eso colmaría la paciencia de cualquier pueblo. Acabo de leer que se han producido conatos de manifestaciones en Marruecos con algunos heridos. ¿A qué espera la comunidad internacional para arbitrar soluciones equitativas? ¿Será preciso que se junten unos cenetenares de muertos? ¿O quizá esperan que los saharuis recurran al terrorismo para quitarles la razón con alguna excusa? Muchas garcias por ese apoyo verbal al pueblo del Sahara Occidental. Pena que esas cosas no se escriban en los garndes periódicos.

Anónimo dijo...

Referendum de autodeterminación para que el pueblo saharui tenga una tierra que es suya y una patria que le pertenece. Viva el Frente Polisario.

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