lunes, 4 de abril de 2005

Desmesurada cobertura a la muerte del Papa en RTVE

Lazarillo

Cabe preguntarse, hallándonos como estamos en un Estado aconfesional como dice ser y constar el nuestro, qué hubiera ocurrido en la RTVE pública de estar en estas fechas -como lo estuvo por decenios- bajo la tutela del viejo régimen. La respuesta no admite otra contestación que la dada en el titular de este comentario.

Bajo el gobierno socialista del señor Rodríguez Zapatero, acusado de persecutoria felonía anticlerical por las arengas de exaltados talibanes de sacristía, la televisión de todos los españoles ha contribuido con ferviente devoción a competir con la de la dictadura franquista en la exaltación de la Iglesia de Roma a cuenta del fallecimiento de Juan Pablo II.

Se tratará de justificar tan exhaustiva dedicación durante el fin de semana por razones de cobertura noticiosa, dada la dimensión del finado, pero mucho nos tememos que ese argumento no sea objetivamente defendible en la modesta apreciación de este Lazarillo. Como no lo sería que con los cuartos de todos se haga propaganda, a plena dedicación y durante horas y horas, de cualquier otro credo o creencia. ¡Y lo que nos queda hasta que la ceremonia de la muerte toque a su fin! Sólo estamos en el segundo acto de los tres de que consta, según mi admirado Juan Cueto. A la agonía y defunción, sobradamente difundidas a través de TVE, le falta la funeralia. El Vaticano estará muy satisfecho de que su espectáculo mejor administrado haya tenido en España la repercución propia de un país confesional más papista que el Papa.

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