martes, 4 de noviembre de 2025

MAZÓN SIGUE AFORADO Y VOX MARCARÁ EL PASO

Las mentiras seguirán en boca del expresidente, mientras la jueza desvela las verdades. Qué lástima que haya sido así, y qué asco de cálculo político que infecta a los partidos hasta conseguir que la sociedad responda con desafección o votando a portadores de pensamientos totalitarios. No sabemos qué cambia después del grotesco discurso. Mazón sigue aforado, sigue siendo diputado, lo sustituirá alguien que lo arropó hasta el último momento y Vox marcará el paso. Eso sí, las víctimas no van a estar dispuestas a concederle la categoría de víctima 230 a quien los desatendió el día de su desgracia. (La portada del diario ABC es de hace un año).


Elvira Lindo

Como no soy experta, ni politóloga, ni contertulia, ni profeta, no me veo en la tesitura de tener que afirmar que yo ya (ya yo…) suponía en qué iba a consistir la comparecencia del presidente de la Generalitat. Hace tiempo que comprendí que el conocimiento nace de la capacidad de asombro, de “no entenderlo todo”, como decía la escritora Grace Paley, o de no estar de vuelta, como insinuaba Flannery O’Connor.

Para entender a los seres humanos hay que observarlos como Jane Godall a los primates, con una entrega atenta e inocente. De esta manera, confieso que aun sabiendo como cualquiera que Carlos Mazón había sobrepasado todos los límites de la decencia, aferrándose al cargo como el mejillón a su roca, la comparecencia de esta mañana me ha dejado mirando al vacío. No he sido capaz de que la taza del café me llegara a los labios. Desconozco si se trataba de una prosa de su puño y letra o estaba trenzada por algún asesor inspirado, pero esa táctica de dimitir culpando a otros de los errores propios podría haber sido cómica si no fuera porque tal pantomima ha vuelto una vez más a hurgar en la herida de las víctimas. Ajeno a la responsabilidad a la que le obligaba su cargo, más aún en el cierre de su mandato, Mazón ha echado mano del bulo fácilmente desmontable que acusa al Estado de no estar aportando ayudas a la reconstrucción por cálculo político. Mazón hablando de cálculo político, empezamos bien. El Estado español, ha venido a decir, ha dejado solos a los valencianos. ¿Pueden creer esto los valencianos que votan al Partido Popular? Victimizándose, ha acusado a su vez al pueblo que exige su dimisión de hacerle a su familia la vida insoportable, sin comprender que ha sido él con sus embustes quien ha colocado a sus seres queridos en una situación deshonrosa: ¿lo exonera su familia de toda responsabilidad? Ha tachado también de machistas a los que fantasearon, o no, con las verdaderas intenciones que le llevaron a invitar y ofrecer cargos a una periodista. ¿Es que no ha entendido todavía que ha sido él quien ha calentado el motor de la rumorología? Ha cargado de nuevo contra los técnicos por la falta de información sobre el desbordamiento del barranco del Poyo.

¿No está al tanto de cómo esta tesis está siendo desmontada a diario por la jueza Ruiz Tobarra? Este inesperado defensor de las mujeres está persiguiendo que su consejera Salomé Pradas asuma toda la culpa de la pésima gestión de la dana, ¿no se da cuenta de que ella ya no está dispuesta a comerse todo el marrón? Mintió él, mintió su presidente, Feijóo, al afirmar que habían compartido “a tiempo real” información sobre la alarmante escalada del agua, ¿es que no pensaron uno y otro que las llamadas quedan registradas? Hasta ha llegado a escudarse en no saber si existían víctimas mortales hasta la medianoche, ¿cuántos muertos necesita un presidente para actuar?, ¿no escuchó, como todos los que seguíamos “a tiempo real” las noticias, que había sospechas lógicas de fallecidos desde que cientos de desesperados comenzaron a llamar a emergencias? Son tantos los balones que este político acosado por el pueblo ha echado fuera que cuando ha asumido, al fin, un error, el único según su escasa conciencia, consistente en haber mantenido lo que él ha llamado “su agenda” a pesar de la amenaza que se cernía, me han entrado ganas de apagar la radio, ¿es que no se acordaba de que esa mañana, en un acto público, él mismo restó importancia a las previsiones?, ¿es que todo un presidente no sabe distinguir entre una agenda pública y otra privada? Sostiene Mazón que no era ajeno al sentir del pueblo, a esas voces que él escuchaba desde “su atalaya”. ¿Quién demonios habrá elegido ese término, atalaya, tan contradictorio con lo que se supone trataba de expresar? Así cobra sentido que fuera al bajarse de su atalaya y acudir al funeral cuando captó por primera vez lo que la ciudadanía le estaba gritando desde hacía un año.

¿Qué tipo de final es este? Las mentiras seguirán en boca del expresidente, mientras la jueza desvela las verdades. Qué lástima que haya sido así, y qué asco de cálculo político que infecta a los partidos hasta conseguir que la sociedad responda con desafección o votando a portadores de pensamientos totalitarios. No sabemos qué cambia después del grotesco discurso. Mazón sigue aforado, sigue siendo diputado, lo sustituirá alguien que lo arropó hasta el último momento y Vox marcará el paso. Eso sí, las víctimas no van a estar dispuestas a concederle la categoría de víctima 230 a quien los desatendió el día de su desgracia. Lo seguirán señalando con el dedo.

EL PAIS 

¿POR QUÉ IBA A DIMITIR MAZÓN SI SU PARTIDO LO APLAUDÍA?

 ¿No hubiera sido más lógico convocar elecciones?, se pregunta Tecé en CTXT. Sí, pero Mazón hubiera perdido el aforamiento. ¿No hubiera sido más fácil hacer esto hace un año? Sí, pero Mazón tenía que encontrar la fórmula para no perder el aforamiento. Eso y que, en realidad, ¿por qué iba dimitir si todo el mundo le aplaudía? Corrijo en el titular lo escrito por el articulista, que con los aplausos acaso quiso referirse a los de su partido y al jefe de su partido, que no dejó de darle abrazos y parabienes, pero que ahora debe creerse ajeno a las responsabilidades que le competen por ello:


Gerardo Tecé

Carlos Mazón ha llegado 369 días y 13 horas tarde a su dimisión. Dimisión a medias porque, como empieza a ser costumbre ya con este hombre, tendremos que seguir esperando un rato más. Siempre un agónico rato más. Porque dimitir no es algo inmediato como pulsar un botón o mandar un SMS, podría haber dicho el todavía presidente valenciano en su exótica rueda de prensa. Se abre ahora un proceso largo, como larga fue aquella tarde que a Mazón se le pasó volando. El parlamento valenciano, es decir, la mayoría formada por PP y Vox en las Cortes valencianas, deberá encontrar un sustituto para el cliente del año, según la asociación de hosteleros de Valencia. ¿No hubiera sido más lógico convocar elecciones? Sí, pero Mazón hubiera perdido el aforamiento. ¿No hubiera sido más fácil hacer esto hace un año? Sí, pero Mazón tenía que encontrar la fórmula para no perder el aforamiento. Eso y que, en realidad, ¿por qué iba dimitir si todo el mundo le aplaudía?

12 de enero de 2025. Oviedo. 75 días después del Ventorro. Mazón viaja a Asturias, donde hay cumbre de líderes territoriales del Partido Popular. Sobre el escenario, Alberto Núñez Feijóo recibe uno a uno a los convocados y, cuando llega el turno del presidente valenciano, se vive un momento muy especial. Feijóo abre los brazos para recibir a Mazón y, mientras ambos se abrazan, los presentes lanzan un aplauso cerrado, emotivo, cariñoso, uno de esos aplausos que se viven en los estadios de fútbol cuando el futbolista lesionado de tibia y peroné, vuelve al campo por fin. Mazón, recuperado ya de aquella molestia muscular llamada 229 víctimas mortales, se lleva la mano al corazón y lanza besos al salón. Precioso.

17 de marzo. Valencia. 139 días después del Ventorro. Vox le brinda oficialmente su apoyo político a Carlos Mazón. Le regala la vida política apoyando sus presupuestos. Es el renacer absoluto del presidente valenciano, que está tan entusiasmado que decide dar lecciones: así es como se hacen las cosas, dice en su comparecencia. El precio a pagar por Mazón a cambio del apoyo del partido fascista es baratísimo: sólo deberá perseguir a los inmigrantes que tanto ayudaron en las tareas de emergencia durante la riada y negar el cambio climático y los fenómenos extremos que conlleva. Está chupado. Los presupuestos, en marcha, los contratos a empresarios de la Gürtel, en marcha y un programa político consistente en abandonar a los más vulnerables, en marcha. Nada detenía a Carlos Mazón. 

5 de julio de 2025. Madrid. 249 días después del Ventorro. Mazón llega al Congreso nacional del PP y todo IFEMA se pone en pie. Ídolo. Torero. Cientos de cargos del partido, militantes y simpatizantes ovacionan al presidente valenciano de las diferentes versiones y numerosas mentiras de lo ocurrido aquella tarde. Lo hacen con el entusiasmo de quienes saben que, si Mazón se ha librado de esta, todo es posible en este partido lleno de luz y futuro.

28 de septiembre. Murcia. 334 días después del Ventorro, 36 días antes de su anuncio de dimisión. En plena alerta de nueva DANA en Valencia, Mazón se borra de las reuniones de emergencias para acudir a un Congreso del PP en Murcia, donde, una vez más, es ovacionado como la figura de resistencia en esta lucha contra el sanchismo: ¡seguir adelante sin consecuencias, sí se puede!

Nada ha cambiado entre estas fechas y hoy, día que Mazón anuncia su futura dimisión y que la Presidencia de la Generalitat aclara que se quedará en funciones. Los hechos son los mismos hoy que en enero, marzo o julio cuando Mazón era apoyado por la derecha española, desde Feijóo hasta Abascal. Hoy son las mismas las consecuencias de aquella dejación de funciones letal para cientos de familias. Solo han cambiado las encuestas y más que van a cambiar después de que Mazón, que nunca está donde se le necesita, se empeñase en estar en el funeral de Estado por el aniversario de la DANA. La imagen de las familias diciéndole lo que pensaban a la vista de todo el país lastra el crecimiento electoral de Feijóo. El PP no maneja valores, no maneja ética, maneja encuestas. Las ovaciones en pie han dado paso a peticiones de que se eche a un lado y Mazón lo ha hecho al estilo PP. Es decir, sin hacerlo, faltando a la verdad y torturando el relato hasta tal punto de que, quien haya escuchado su comparecencia y estuviese fuera de España hace un año, pensará que hoy anuncia su dimisión la única víctima que hubo en aquella DANA. Un minuto de silencio por él. Minuto de silencio imposible porque, el todavía presidente valenciano, aparece con verborrea y lanzando su novena versión sobre lo ocurrido. Si algo ha aprendido Mazón en este largo año es que, como dice el refrán, Camarón que no miente se lo lleva la corriente. Él lo empezó a descubrir cuando, al día siguiente de la DANA, compareció junto a Pedro Sánchez, a quien le agradeció “la inmediata reacción del Gobierno” y que “hubiera puesto todos los medios del Estado a disposición de los valencianos desde el primer momento”. Tardó dos días y tres llamadas de Génova Carlos Mazón en entender que así no se sobrevive en la actual derecha española. Así que los agradecimientos dejaron paso a las denuncias de abandono. Buen chico. Hasta que nos sirva.

CTXT DdA, XXI/6157

PRESOS DE 1934 Y 1944 EN LA CÁRCEL DEL COTO DE GIJÓN

 



Félix Población

Entre estas dos imágenes de la historia contemporánea de Asturias median ocho años. Las dos tiene por escenario la cárcel de El Coto, en Gijón, y los protagonistas son en el primer caso los presos de la Revolución de Asturias de 1934, una vez liberados en 1936 (no en 1935), tras las elecciones de febrero de ese año que dieron la victoria a los partidos del Frente Popular. La segunda no corresponde a una liberación sino a la permanencia en la cárcel en 1944, desde la ocupación de Asturias por las tropas sublevadas, de los presos republicanos. Desde el 21 de octubre de 1937, fecha de la entrada del ejército franquista en la ciudad de Gijón que supuso la caída del frente norte, hasta el año 1955 se hacinaron en esa prisión hasta 11.000 presos. El número de reclusos varones de la cárcel gijonesa que fueron fusilados en los primeros años de la posguerra supera el millar (1250), a los que hay que añadir nueve mujeres. La historiadora Enriqueta Ortega, que empezó a hacer entrevistas a los sobrevivientes de la prisión en 1989, contó casos especialmente crueles como el de una familia de un condenado a muerte que llegó a ir a Burgos para solicitar a Franco el indulto y cuando lo lograron se encontraron de vuelta con que los falangistas habían sacado a su familiar de la prisión para asesinarlo. Es de tener en cuenta que por El Coto pasaron presos de todas las provincias del país, insulares y peninsulares, porque el castigo también consistía en distanciar a los reclusos lo más posible del lugar en el que residían con sus familias. Enriqueta Ortega Valcárcel dice haber llorado muchas veces al salir de la vivienda de quienes les prestaron el testimonio oral de aquellas penosas vivencias. La historiadora burgalesa fue pionera en Asturias en investigar la represión franquista y el exilio republicano. Los datos pertenecen a su libro Asturias. Ejecutados y fallecidos en la cárcel del Coto de Gijón (Azucel, 1994). Gracias a Enriqueta Ortega, estudiosa de la memoria democrática desde una perspectiva de género, la mujeres republicanas fusiladas en Gijón por la dictadura fueron homenajeadas con una placa memorial en la Plaza de Europa de aquella villa. La primera de esa mujeres fusiladas fue Ana Orejas, una joven socialista gijonesa de 23 años, (léase mi articulo publicado hace años), a la que acompañaron trece hombres en el paredón del cementerio de Ceares el 9 de noviembre de 1937. Según la confidencia que le hizo el religioso que asistía a los fusilamientos a uno de los presos, dos tiros en la cabeza y tres el corazón acababan con la vida de los condenados, de manera que fueron setenta los disparos que en total sonaron aquel amanecer en Gijón, segando la juventud de la primera mujer ejecutada por los vencedores en esa ciudad. Tal como publiqué también en su día en este mismo DdA (Eladia García Palacios y siete mujeres fusiladas más), la última mujer fusilada en Gijón fue Estefanía Cueto Puertas, natural de Nueva de Llanes, con 40 años de edad, soltera. Era modista de profesión y vivía en Sotrondio. Pertenecía al PCE y decían de ella que había participado en la Revolución de Octubre del 34 y que había conseguido huir y exiliarse en Rusia, de donde regresó en Febrero de 1936, tras la victoria electoral del Frente Popular. También afirmaban los que la condenaron a morir que durante la guerra había sido una de las principales dirigentes comunistas y que había desempeñado la dirección de talleres de costura en Sotrondio, en Nueva y Posada de Llanes, y también en Pola de Siero. El día de su ejecución se contaron veinte cadáveres. Fue el 29 de agosto de 1939, cuatro meses después de que el dictador proclamase el fin de la guerra y casi dos años más tarde de que entraran en Gijón sus tropas liberadoras.

CONVOY DE LOS 927

Después de casi un siglo de olvido, el gobierno de España acaba de reconocer a las víctimas del "Convoy de los 927" en la persona de la última sobreviviente de aquel miserable envío de familias españolas a Mathausen. María Luisa Ramos Barril conmocionada aún, está mañana recordó a su padre Belarmino, asesinado por lo nazis y a sus dos hermanos Galo y Manuel Ángel Ramos, prisioneros esclavizados por los nazis, gracias a la complicidad del gobierno franquista.

DdA, XXI/6157

GRITOS CON CITA Y GLOSA (XLVIII): SOBRE EL DERECHO A FRACASAR SIN ENSEÑANZAS O DEL ILUSO EMPRENDIMIENTO


José Ignacio Fernández del Castro

«A cada sucesiva derrota hay un acercamiento a la mutación final, y que el hombre no es sino que busca ser, proyecta ser, manoteando entre palabras y conducta y alegría salpicada de sangre y otras retóricas como esta.»

Julio Florencio CORTÁZAR DESCOTTE 
(Ixelles, Bruselas, Bélgica, 26 de agosto de 1914 - 
París, Francia, 12 de febrero de 1984)Rayuela (1963).

Es tiempo de derrotas... En realidad, para mucha gente, los más, todo tiempo ha sido de derrotas sólo separadas, en su máxima crudeza, por más o menos largos periodos de amable conmiseración o petulante paternalismo por parte de los eternos vencedores de la Historia (y de las historias).

Por eso no somos nada individualmente y nos mostramos incapaces de ser colectivamente... Somos, paradójicamente, simple y perenne afán de ser que, arrollado por las necesidades de la supervivencia, ha de conformarse con resistir en medio de un caos de palabras nada inocentes, que ocultan más que muestran (como esos “valores” presentes en todas las Constituciones y tan gratos a la casta política para adornar con ellos los discursos vacíos que sirven de cortina de humo para disimular sus servidumbres)...
Un afán de ser, en fin, preso en imaginarios colectivos difusos en sus límites, pero precisos en la determinación de sus/nuestros comportamientos, en la configuración de sus/nuestras pequeñas alegrías desde el olvido de la sangre que otros vierten, del sudor que a cada cual aliena, de las lágrimas que tanta gente derrama...
Desde el olvido también (o el silenciamiento, o el rechazo explícito) de piezas retóricas como esta. Porque, tal vez, estén ya persuadidos, si no de lo que son, sí de lo que deben (ilusoriamente) aspirar a seremprendedores.
Probablemente, seguramente, condenados al fracaso en ese nuevo mantra del neoliberalismo que es el emprendimiento (en realidad, una trampa para entretener temporalmente gentes en paro, con frecuencia sin oficio ni beneficio)… Por eso es tan necesario reivindicar, frente al fracaso como aprendizaje, el derecho a fracasar sin buscar (ni encontrar) en ello enseñanza alguna.

DdA, XXI/6157

BANALIZAR LA BARBARIE ATENTA CONTRA LA DIGNIDAD Y ES LETAL PARA LA CONVIVENCIA

En este artículo, Antonio Monterrubio sostiene que el discurso del odio, la irracionalidad y la violencia está lejos de ser patrimonio de demagogos ultramontanos y gamberros de las redes sociales amparados en el anonimato. Prolifera, como una floración de nenúfares malignos, desde las gentes de la calle hasta los charlatanes radiotelevisivos con licencia especial para insultar. Entiende el escritor zamorano que dar carta de naturaleza a la zafiedad, el mal gusto, el lenguaje soez y la incultura arrogante en todos los foros, de la prensa al Parlamento, tiene graves consecuencias. La banalización de la barbarie atenta contra la dignidad humana y es letal para la convivencia. Significantes que estuvieron un día repletos de vida han sido vaciados y rellenados con eslóganes de garrafón.

 

Antonio Monterrubio

En 1936 se estrenó These Three, de William Wyler, basada en una obra teatral de Lillian Hellman. El relato gira alrededor de una escuela privada para señoritas dirigida por dos amigas, Martha y Karen. La primera intenta meter en vereda a una alumna maleducada, caprichosa y malévola. Esta se venga contándole a su abuela y tutora que vio a Martha besándose con el novio de Karen. La buena señora se traga el cuento, más aún cuando lo corrobora una compañera dominada por la aprendiz de arpía. Se lleva a la niña e incita a las demás familias a hacer lo mismo. Resultado: el centro tiene que cerrar, el chico es despedido y la amistad de las dos mujeres se rompe al reconocer Karen que llegó a creerse el infundio. Un happy end postizo endulza poco el mal sabor de boca. Por desgracia, en nuestro país estamos curados de espanto en cuanto a la expansión viral de las calumnias y a lo fácilmente que los propagadores logran sus objetivos. Al contrario que en la copla, esta falsa moneda que de mano en mano va encuentra un público muy receptivo que se la queda, y con gran entusiasmo. Henchidos de orgullo, inmunes e impunes, los perpetradores disfrutan del éxito de su misión.
En 1961 Wyler volvió a rodar esta historia, ahora bajo el título The children's hour, conforme al original, traducido en castellano como La calumnia. Pero más importante que el nuevo nombre y el toque de spoiler de su versión española es la fidelidad del filme a la obra de Hellman. El inventado beso que desencadena tanta catastrófica desdicha lo protagonizan las dos amigas. Consumado todo, Martha descubre que ama a Karen. Incapaz de soportar lo que esto supone, se ahorca. Cuando la mentira se hace patente, ya es tarde. Tras el funeral Karen se va con la cabeza alta, mostrando su desprecio a la crédula abuela y al pacato coro que propiciaron el desenlace fatal. Del desconocimiento de ciertas realidades da cuenta una anécdota, atribuida al productor Samuel Goldwyn. Antes de filmarse la primera versión, fue advertido de que se trataba de dos lesbianas. Su réplica habría sido: «¡Ningún problema, las convertimos en americanas!».
Así pues, debió transcurrir un cuarto de siglo hasta que el cineasta pudo trabajar tal y como quería. Cabría concluir que finalmente se impuso la razón, que la sociedad evoluciona y que el mundo progresa sin vuelta atrás. Pero si aceptamos esta reconfortante moraleja, nos engañaremos a nosotros mismos. En 1930 Joseph von Sternberg había realizado Morocco. Una Marlene Dietrich con frac y sombrero de copa culmina su canción estampándole un beso en la boca a una espectadora. Noche tras noche, de 1932, es la primera incursión en el cine de Mae West. Pese a su papel secundario, ella se adueña de la pantalla, iniciando la legendaria trayectoria que la hará acreedora, para algunos, al título de la monstruosa Mae, como recuerda Kenneth Anger en Hollywood Babilonia. En una escena, la vemos en la cama junto a la profesora de buenos modales de su exnovio, un gángster. En paños menores y visiblemente achispadas, mantienen una conversación llena de equívocos que desemboca en un efusivo abrazo desbordando los límites de la simple empatía.
Entonces ¿por qué en 1936 no pudo realizarse una película leal al núcleo del drama de Hellman? La respuesta es sencilla. Desde 1934 la industria cinematográfica había sido conminada a aplicar, con rigor y sin vacilaciones, el Código Hays. Entre sus principios generales se incluían admoniciones como «no se autorizará ningún film que pueda rebajar el nivel moral de los espectadores» o «los tipos de vida descritos en una película serán los correctos» (Balmori: Hollywood antes de la censura). Por supuesto, la determinación de qué era correcto y qué pernicioso quedaba en manos de tradicionalistas fanáticos e ignorantes y de los obsesos de una moral religiosa acartonada. Ellos cargaban con la tarea de velar por la salud del alma de los inocentes espectadores.
Tenemos ahí una palpable demostración empírica de cómo los avances sociales no son permanentes por definición. Derechos conquistados y en apariencia consolidados pueden irse al garete en un plis plas. Y pasan decenios hasta que se recuperan, lo cual, además, no está en absoluto asegurado.
Todo esto viene a cuento de la resurrección de un fantasma que creíamos evaporado: la censura. Asistimos consternados a la eliminación por el ayuntamiento de Bezana, Cantabria, de la película Lightyear por enseñar un beso entre dos chicas. Quién le iba a decir al tío Walt que un producto de su estudio sería barrido bajo la alfombra por un puñado de cerriles ultramontanos. Se desprograma el montaje de un Lope de Vega porque el consistorio de Getafe lo declara inapropiado. En Borriana, provincia de Castellón, desaparecen de la biblioteca pública unas revistas por el delito de estar escritas en una lengua distinta del castellano, si bien cooficial en esos lares. El ayuntamiento de Jaén, en cuyo gobierno ni siquiera figura la extrema derecha, fulmina Romeo y Julieta despiertan de E. L. Petschinka. A pesar de las excusas de mal pagador que esgrimen los responsables del desaguisado, se diría que la causa de este efecto es el perfil ideológico de Julieta. Y llegamos a la que, de momento, es la joya de la corona. En Valdemorillo, Comunidad de Madrid, la Tierra prometida de la libertad, se cargan una puesta en escena de la novela de Virginia Woolf Orlando en (sin)razón del cambio de sexo del protagonista.
Estos atentados a la libertad de expresión y la cultura en general no son anecdóticos. Por eso es lamentable que susciten escaso eco fuera de los profesionales del sector y algunos círculos intelectuales o políticos. Se ha desatado una ofensiva por tierra, mar, aire, prensa, radio, televisión y redes sociales contra el racionalismo, el pensamiento libre y la ética autónoma. Y no es un fenómeno pintoresco, sino harto peligroso. Porque Ignorancia, esa mala hierba generosamente abonada por los jornaleros de los señoritos del Club de los Príncipes de las Tinieblas, es madre de dos hijos a cuál más temible: Indiferencia y Miedo. Esta familia disfuncional posibilita que gran parte de la población acceda exclusivamente a informaciones ultraprocesadas, filtradas y sesgadas. Dada la falta de criterio de la audiencia, incluso los datos se manipulan y moldean a gusto de los creadores de opinión. Los hechos alternativos no solo compiten con los reales; los aplastan, los ocultan y terminan por sustituirlos o eliminarlos. El contacto del ciudadano con la realidad es cada vez más lejano. Y, por supuesto, el problema de la verdad ni se plantea.
Los medios de masas predican el advenimiento de la Evidencia Irrefutable. Son los mandarines del así-son-las-cosas y los sumos sacerdotes de la Certidumbre Inquebrantable. Y anuncian la buena nueva del reino de la Felicidad Imperecedera. Solo que en tal Isla Afortunada, dista de ser oro todo lo que reluce.
A pesar de sus encantos, la isla está desierta
y las pequeñas huellas de pasos que se ven en sus orillas
se dirigen hacia el mar sin excepción.
Como si de ahí solamente se saliera
para hundirse irremediablemente en el abismo.
(Szymborska: «Utopía», El gran número)
Las cosas van tan deprisa que ya ni siquiera vivimos en el mundo de la posverdad. Hemos llegado a la posmentira. Habitamos un Imperio de la noche y la niebla en el que solo por descuido comparece algún rayo del Sol de la verdad. El acontecimiento devora su significado, prevalece su dimensión espectacular. Se vive una suspensión voluntaria de la incredulidad, pero también del juicio intelectual y ético.
Hay coyunturas históricas en las que la irresponsabilidad no tiene excusa. Hoy el discurso del odio, la irracionalidad y la violencia está lejos de ser patrimonio de demagogos ultramontanos y gamberros de las redes sociales amparados en el anonimato. Prolifera, como una floración de nenúfares malignos, desde las gentes de la calle hasta los charlatanes radiotelevisivos con licencia especial para insultar. Son las funestas secuelas de blanquear y dar esplendor a los usos y costumbres de tribus poco respetuosas con las reglas democráticas, por decirlo suavemente. Se normalizan las expresiones, gestos y conductas del trumpismo cañí de modo que ya no escandalizan a nadie. Cuando a todas horas y en todas partes oímos utilizar un léxico y una sintaxis que harían sonrojar a la niña de El exorcista, es que vamos sin frenos hacia el precipicio. Consolarse pensando que, con el tiempo, las aguas volverán a su cauce es de una ingenuidad alarmante. El último verso del poema de Philipp Larkin MCMXIV dice «never such innocence again». En este primer cuarto del siglo XXI, con la vista puesta en los años treinta y cuarenta del anteriorel consejo se torna perentorio. La realidad no se va a evaporar porque nos neguemos a verla por demasiado dura e incómoda.
Dar carta de naturaleza a la zafiedad, el mal gusto, el lenguaje soez y la incultura arrogante en todos los foros, de la prensa al Parlamento, tiene graves consecuencias. La banalización de la barbarie atenta contra la dignidad humana y es letal para la convivencia. Significantes que estuvieron un día repletos de vida han sido vaciados y rellenados con eslóganes de garrafón. Así, si la libertad consiste en ser dueño de sí mismo, difícilmente se aplicará el término a veletas movidas por el capricho de unos vientos de los que no saben ni el nombre. En las experiencias existenciales predominan las interpretaciones, las suposiciones y los espejismos. Lo fáctico y lo ficticio generan un entramado de múltiples dimensiones por las cuales se cuela y desaparece lo real.
Dos personajes nefastos invaden con sus proclamas la rutina cotidiana: el mentiroso y el propagador de chorradas. Del primero se presume, quizás con optimismo, que no ignora la verdad pero la retuerce, disimula, oculta o elimina en función de sus intereses. El otro no tiene el más leve contacto con ella; ni la conoce ni le interesa en absoluto. El discurso del Poder adopta cada vez más la forma de un galope de Gish perpetuo. Los embustes se suceden a una velocidad tal que es imposible desmentirlos. Es el caballo de Atila del pensamiento. Por donde pasa no vuelve a crecer la hierba de la reflexión. Y con ella se marchitan el diálogo y la tolerancia. No dar respiro al cerebro es una modalidad sibilina y sumamente eficaz de censura. En ese ecosistema hostil, «¿qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?» (Lorca: Oda a Walt Whitman).
Las situaciones vitales que exigen una toma de postura ética son más numerosas de lo que nos gusta creer. Esto conlleva una cuota de responsabilidad que muchos se niegan a asumir. Cuando el vivir colectivo está contaminado por la irracionalidad y sujeto a una lluvia ácida de bilis, la sociedad corre peligro de naufragar en una profunda crisis moral. El recurso profuso y continuado a las emociones más convulsas, las bajas pasiones, las pulsiones violentas y la inquina como motores de la conducta social acarrea una caída en el fango y una marcha hacia la disolución de la conciencia. «El mundo es ético solo en la medida y porque nosotros lo vivimos» (Negri: Spinoza subversivo). El ser humano es el agente único que puede introducir en él la moral. El acto ético es constructivo, propositivo, trabaja a favor de la vida. Vehicula una alternativa a la destrucción, la esterilidad y la muerte. Es una verdad rebelada, que no revelada.
La esfera pública se ha transformado en un reality show donde argumentos, propuestas y programas no tienen la menor importancia. El criterio propio y el juicio autónomo dormitan en el depósito de los objetos perdidos ni encontrados ni buscados. Se sigue la corriente, el sujeto se abona a lo que más suena, a lo que está en candelero. La era del individualismo a ultranza es la de la necesidad compulsiva de reconocerse en grupos anónimos y amorfos, cimentados muchas veces en la aversión al otro. El miedo a la insignificancia, a quedar al margen, a no estar en el cortejo de los triunfadores, fomenta la adhesión a convicciones nefastas.
La ideología posmocapitalista abomina de la Modernidad, lo cual explica su empeño en achacarle todos los males habidos y por haber, reales o imaginarios. Pero lo que les molesta de ella se resume en tres palabras: libertad, igualdad, fraternidad. Porque cuando dejan de ser inscripciones mohosas en las fachadas de edificios oficiales y vuelven a la tierra nutricia, la mente de los hombres, son ideas cargadas de futuro. En cambio, el Tinglado prefiere el presente continuo, y para mantener ese tiempo verbal único echará mano, si es preciso, de las más siniestras sombras del pasado o las más distópicas profecías del porvenir. De ahí su interés en una cultura degradada y provinciana o, mejor aún, en sucedáneos envilecidos y risibles.
Vivimos uno de esos periodos que Gramsci denominaba interregno, cuando lo viejo ha caducado y no funciona, pero lo que podría ser nuevo no acaba de surgir o es demasiado frágil. El peligro de esos tiempos vacilantes es que la incertidumbre posibilita la aparición de mesías de pacotilla. Quienes pretenden librarse a toda costa de la ansiedad, el temor y el sufrimiento pueden verse seducidos por la idea de refugiarse bajo el paraguas del odio. No tienen inconveniente en trocar su libertad y autonomía por una falsa sensación de seguridad. Conseguir detener el flujo del pensamiento crítico y hacer de las mentes balsas tóxicas es la peor forma de censura. Todo esto favorece los intereses de aquellas élites cuyo sueño definió con gran precisión Gore Vidal: «Estado social para los ricos y libre competencia para los pobres». 
En el Museo Municipal de Saint-Germain-en-Laye cuelga una copia, reputada muy fiel, de El Prestidigitador, obra juvenil de El Bosco, hoy desaparecida. Un grupo de personas se reúne ante el tenderete de un charlatán ambulante que finge extraer un sapo de la boca de un atónito anciano. Mientras tanto, un probable cómplice del embaucador procede con disimulo a aliviar a la víctima del peso de su bolsa. El público asiste encantado al espectáculo sin reparar en lo que está sucediendo realmente. Los mundos de Yupi de la ilusión son más atractivos que el de la verdad. Y el único testigo está más interesado en la mujer a su lado que en las tribulaciones del abuelo.
Más de cinco siglos después, el cuadro podría interpretarse como una alegoría de la sociedad de nuestro tiempo. Un demagogo sin escrúpulos suelta, sin pararse a respirar, una sarta mixta de embustes y sandeces. Su retórica perversa, lejos de caer en saco roto, encuentra oídos ingenuos o malignos prestos a tragarse cualquier cosa. Una audiencia desprovista de criterio lo sigue sin albergar sospechas. El truhan espabilado aprovecha las facilidades que se le ofrecen para hacer caja. Quienes tienen capacidad de llegar al fondo y denunciar están demasiado ocupados en actividades más gratificantes, y no parecen dispuestos a salir de su zona de confort.
La democracia está asediada tanto por el ultracapitalismo como por el autoritarismo. La adhesión del nacionalpopulismo al más agresivo neoliberalismo habla a las claras de la colusión de la Reacción totalitaria y el Capital depredador. En contra de lo que algunos esperan, ambas tendencias no son incompatibles. La alianza entre los intereses de una casta ávida de acumular riqueza y la frustración de un populacho convencido de que el contrato social hace agua constituye una pinza peligrosa. Para que tal coalición se consolide y triunfe, se requiere el silenciamiento del pensamiento racional y la jibarización de la sociedad civil. Creer que el apoyo del radicalismo intransigente es gratuito sería de un primitivismo desolador si no fuera porque huele a hipocresía de alta cocina. Su objetivo es extender su ideología retrógrada y dictatorial y, si es posible, imponerla al conjunto de la sociedad. La resurrección de la censura es un síntoma temprano de la grave enfermedad social que nos amenaza: la lepra del espíritu. Y debido a la irresponsabilidad de medios y redes sociales, el discurso hegemónico hoy, el que crea opinión, no es el de la razón y la concordia.
Hace ahora un siglo, John Alexander Smith arengaba a los alumnos recién ingresados en Oxford:
Nada de lo que aprendan […] tendrá la más mínima utilidad excepto esto: si trabajan duro y con inteligencia, deberán ser capaces de detectar cuando alguien está diciendo sandeces y eso, en mi opinión, es el propósito más importante de la educación, si no el único.
Por desgracia, tiempo ha que se abandonó tan loable propósito. La propaganda del mal y del odio hace estragos en la población, incluido, y esto es muy preocupante, su sector más joven. Se extienden la desconfianza y la aversión al otro, la irracionalidad, la soberbia y la agresividad, azuzadas por retóricas paranoicas e histerias mediáticas. Quienes podrían poner diques a la descontrolada crecida del Nilo de la barbarie no acaban de encontrar la forma de lograrlo. La civilización y la propia humanidad caminan hacia el desastre mientras el sentido común, ese espectador pánfilo, se distrae contemplando las musarañas.
Oímos lamentar con frecuencia que parte de la ciudadanía ha dejado de creer en la democracia. Los mismos que han minado sus cimientos lloran ahora lágrimas de cocodrilo. Pero no es un problema de fe. La democracia solo puede subsistir si una mayoría cualificada se reconoce en ella y encomienda a las instituciones públicas la garantía de sus derechos e intereses. Y sin la conciencia moral, el ser humano pierde un elemento esencial para hacer de él algo más que un animal sin otros objetivos que la conservación y la reproducción.
Proféticamente, René Char dejó escrito en Feuillets d'Hypnos: «Pienso en ese ejército de cobardes con gusto por la dictadura a quienes volverán a ver en el poder, en este país olvidadizo, los supervivientes de nuestro tiempo de álgebra condenada». En aquellos momentos, el poeta dirigía un nutrido grupo de partisanos que arriesgaban en cada minuto sus vidas en la Resistencia frente a los nazis y sus colaboradores locales. Su justificado pesimismo antropológico no interfería en lo que sentía como su insoslayable deber moral.
No son los monólogos arrogantes y bienintencionados, convencidos de llevar razón, los que van a contribuir a enderezar la situación; más bien al contrario. Es imprescindible el intercambio, el diálogo, a cuantas más voces mejor, sin importar de dónde vengan las ideas mientras trabajen en ahuyentar los fantasmas y evitar la catástrofe. Los distintos discursos y su articulación a través de debates abiertos y democráticos pueden iluminar la complejidad del mundo que nos rodea. Pues si las Luces no se encienden, la penumbra acaba convirtiéndose en oscuridad.
DdA, XXI/6157

lunes, 3 de noviembre de 2025

LA DERECHA Y MÉXICO: EL SAQUEO DE LA CONQUISTA NO HA TERMINADO EN MÉXICO

AUNQUE AL PARECER no existe una cifra oficial del número de empresas transnacionales de origen español que actúan en nuestro país -escribe el articulista del diario mexicano La Jornada-, algunos estudios hablan de hasta 6 mil en muy variados campos. Lo mismo están en los negocios de energía que en la industria hotelera, en los bancos, como ya expusimos, y en el textil o el automotriz. ASÍ PUES, DESDE alguna instancia del gobierno mexicano se les debería recordar que el saqueo que iniciaron con la conquista no ha terminado y de cualquier forma se les ha permitido.


Miguel Ángel Velázquez 

EN ESPAÑA, REFUGIO de políticos pillos y receptora de miles de millones de dólares mexicanos que salen como si fueran remesas de los bancos de origen ibérico a sus firmas madre, la derecha beligerante se niega a reconocer la disculpa expresa al pueblo de México por el dolor causado a los pueblos originarios de nuestro país en la conquista. 

CON MÁS BUENA voluntad que inocencia, la presidenta Sheinbaum calificó lo dicho por el canciller hispano, José Manuel Albares –que seguramente apoyan una buena cantidad de ciudadanos–, de un buen primer paso para restablecer la normalidad en las relaciones entre México y España, aunque no se puede olvidar que en aquel país europeo la derecha tiene un peso específico, es decir, la relación entre los negocios y la forma de responder frente a hechos que suponen contrarios a los códigos de la realeza. 

Y ES QUE para cierto grupo de españoles, lo sucedido la semana que pasó es una afrenta a la corona, aunque los hechos lo contradigan. Resulta que, primero, al parecer, algunos miembros de la familia real decidieron otorgar el premio Princesa de Asturias al Museo Nacional de Antropología, y después, el gobierno de filiación socialista reconoció el “dolor” causado por la conquista a los habitantes originales de México, algo inaceptable para quienes nos siguen considerando como inferiores. 

PARA EL CANCILLER Albares no es humillante reconocer los agravios, pero eso no cabe en el pensamiento de la gobernante “comunidad de Madrid”, parte del Partido Popular, que por voz de su consejero, Miguel Ángel García Martín, exigió la renuncia del canciller porque, según él, el funcionario se avergonzó de la historia de España. No tardaron mucho otros miembros del PP en demostrar su disgusto y se unieron a la postura de García. 

LA HISTORIA NO ha terminado. Según nos han comentado, el disgusto tendrá más repercusiones. Tal vez sea cierto, pero esos españoles, más gringos que los más gringos, no deben olvidar que de nuestro país salen, por no ir más lejos, cientos de miles de millones de pesos de las ganancias de, por ejemplo, dos bancos de origen hispano. 

ESO SIN CONTAR con todas las trácalas que en su momento realizaron empresas como Iberdrola, cuna de corrupción que sacó de México 7.5 por ciento de sus ingresos totales, algo así como 4 mil millones de euros, y aunque esa empresa afortunadamente ha salido del país, los daños causados ya están hechos. AUNQUE AL PARECER no existe una cifra oficial del número de empresas transnacionales de origen español que actúan en nuestro país, algunos estudios hablan de hasta 6 mil en muy variados campos. Lo mismo están en los negocios de energía que en la industria hotelera, en los bancos, como ya expusimos, y en el textil o el automotriz. 

ASÍ PUES, DESDE alguna instancia del gobierno mexicano se les debería recordar que el saqueo que iniciaron con la conquista no ha terminado y de cualquier forma se les ha permitido. No tenemos duda de la sinceridad de las palabras del canciller Albares, pero tampoco de la rabia provocada por la presencia de la cultura nacional en aquel país y algo más: que no nos vengan con aquello de que los hispanos que huyeron de su país a causa de la dictadura, sí, sin duda hicieron mucho por México, pero también salvaron la vida. Nada más.

LA JORNADA MX.

EL REY EMÉRITO CULPA A LETICIA DE HABER JODIDO A SU FAMILIA

El emérito culpa a Leticia de haber jodido a su familia, escribe Tecé en CTXT a propósito de las memorias publicadas en Francia por el rey emérito y huido. También acusa a Felipe VI de haberle dado la espalda y dice no entender por qué su queridísima esposa Sofía todavía no ha ido a visitarlo a Abu Dabi. No sé, ni que hubiera hecho yo algo. Por los fragmentos que se van conociendo, el libro es un disfrute auténtico en el que el monarca, como un Vini al que le niegan el Balón de Oro, se reivindica a sí mismo arremetiendo contra todo y contra todos. Le debemos la democracia, nos explica a los españoles, ese invento creado por él mismo en 1978 con tanto éxito que hoy nos copian países como Canadá, Portugal, Alemania, Japón o Chile. 


Gerardo Tecé

Mi hijo ha descubierto Halloween y yo que la paternidad consiste en joderse. Hice un simulacro en mi cabeza intentando evitar que nos convirtiese en una familia de Oklahoma. Verás, hijo, esto es una imposición imperialista, un proceso de aculturación que yo evitaría, nosotros en estas fechas somos más de llevar flores al cementerio. Ni lo intenté, porque sus argumentos hubieran sido letales: amigos, disfraces, sustos y caramelos. Toca salir a la calle, calabaza en mano, a aguantar a niños pequeños, medianos y ya en edad de comenzar a ganarse la vida como youtubers, dándote a elegir entre truco o trato. Creo que trato es darles caramelos para que se les pique la dentadura, pero aún no he entendido de qué va lo del truco. Mientras me entero y no, me meteré en el papel mirando, como miraba Freddy Krueger, a toda criatura que se nos acerque disfrazada de Frankenstein, bruja, vampiro o zombie. ¿No querías terror?

Hablando de muertos vivientes, el rey Juan Carlos ha reaparecido con sus memorias bajo el brazo. Las edita el Grupo Planeta. Una nueva estrella ha llegado a la galaxia literaria en la que brilla Juan del Val. Si ven que Letizia Ortiz no aparece en actos públicos durante la próxima semana, sepan que está encerrada en su cuarto con el libro del emérito en una mano y la otra vendada de golpear la mesilla. El emérito la culpa de haber jodido a su familia. También acusa al rey Felipe de haberle dado la espalda y dice no entender por qué su queridísima esposa Sofía todavía no ha ido a visitarlo a Abu Dabi. No sé, ni que hubiera hecho yo algo. Por los fragmentos que se van conociendo, el libro es un disfrute auténtico en el que el monarca, como un Vini al que le niegan el Balón de Oro, se reivindica a sí mismo arremetiendo contra todo y contra todos. Le debemos la democracia, nos explica a los españoles, ese invento creado por él mismo en 1978 con tanto éxito que hoy nos copian países como Canadá, Portugal, Alemania, Japón o Chile. Incluso los antiguos griegos.

Quizá de todos los fragmentos que se van conociendo, mis favoritos sean los que se refieren a los referentes vitales de nuestro rey. Uno es Franco, para tremenda sorpresa de todos los que pensábamos que Juan Carlos era de Podemos. Fue una especie de padre, dice el emérito, que reconoce que nunca permite que se hable mal del dictador en su presencia. En su lecho de muerte, Franco agarró de la mano al joven Juan Carlos y le pidió que preservase la unidad de España. Como no me dijo nada más, entendí que tenía vía libre para traer la democracia, explica en sus memorias. Y como tampoco le dijo nada de comisiones y mordidas, pues ya sabemos. Su otro ídolo es Clint Eastwood. Entiendo que quienes leen habitualmente mis columnas estén en alerta por mi enfermiza tendencia a mezclar realidad y humor, así que voy a repetirlo de nuevo. El otro referente vital del rey Juan Carlos, según cuenta en sus memorias, es Clint Eastwood. Coincidieron un día en un evento y al sonarle el móvil a uno de ellos, el otro descubrió que compartían tono de llamada: “El bueno, el feo y el malo”. De ahí en adelante, una historia de amor que marcó al emérito hasta el punto de que, cada mañana, al despertarse, recuerda el consejo que le dio el bueno de Clint: no dejes entrar al viejo. Por eso intento mantenerme siempre ocupado, para no dejar entrar al viejo, dice Juan Carlos, explicando en parte su frenética actividad empresarial.

En sus memorias, Juan Carlos denuncia ser el único español que ha cotizado 40 años sin cobrar pensión –en el próximo libro pedirá un crowdfunding–, y añade que ha sido injustamente condenado al aislamiento sin motivo o que tiene la sensación de que otros están escribiendo su historia por él. Por eso este libro de memorias, cuyo nombre es Reconciliación, en plan si lo nombro sucede. También admite errores. Quizá no estuvo bien aceptar aquellos 100 millones de dólares del rey de Arabia. Pero quién no ha aceptado algún regalo en su vida y qué es una mancha de 100 millones entre una merecida fortuna estimada por Forbes en 1.800 millones de euros.

Admite Juan Carlos que lo de Corina fue un error, como lo fue aquella excursión a Botsuana. No especifica si el error tuvo que ver con que nos enterásemos, pero deja claro que aquella pequeña anécdota no le arrebató su pasión por la caza. “En España, con cada disparo certero, nos felicitamos y nos aplaudimos”. Que alguien con su biografía fraternal siga celebrando los tiros bien pegados nos presenta bien a este personaje que anuncia en sus memorias que su intención es acercarse poco a poco a España en sus días finales, y que despedirá en Sanxenxo la temporada deportiva. “Cada vez que vuelvo a Galicia, me siento el rey de los mares”. Mítica película de piratas.

CTXT  DdA, XXI/6156

PALMERO CLAVE DE MAZÓN FUE FEIJÓO, ¿NADIE LE EXIGIRÁ RESPONSABILIDADES?


Hace bien mi apreciado Bernardo Pérez, excelente fotógrafo del diario El País, en compartir en su muro el artículo (La voz de los muertos) que ayer publicó este periódico, firmado por Elvira Lindo. Porque una vez sabida hoy la dimisión de Carlos Mazón("Es momento de reconocer errores propios. Ya no puedo más"), dimisión que adelantamos aquí hace unos días, el párrafo que ilustra el artículo de Lindo debería dirigirse sobre todo al líder del Partido Popular, en tanto que palmero mayor y decisivo para que presidente de la Generalitat de Valencia se haya mantenido en el cargo durante todo un año y después de doce grandes manifestaciones de la ciudadanía gritando su dimisión en las calles. Hay que recordar también, a quienes piensan que el descrédito que pudiera afectar a Feijóo por esto podría beneficiar a Vox, que el partido de Abascal  ha colaborado en el mantenimiento de Carlos Mazón (la hemeroteca puede ser muy ilustrativa), con quien también ha gobernado dejando notar su influencia. Claro que esto igual sólo se tiene en cuenta en la Comunidad Valenciana.

Elvira Lindo

Nada hay comparable a la voz. La voz de la persona que se fue es lo que va disipándose en la memoria. Se desvanece el recuerdo exacto de lo que fuera su risa, el llanto, el tono de las palabras que nos dieron consuelo. No hay inteligencia artificial que pueda reproducir lo que nos diría un muerto si pudiera hablarnos desde el más allá, porque la voz de los muertos es patrimonio y fantasía de los que se quedan y nos habla desde el lado más íntimo del pasado.
Veo que hay personas que quieren que la IA le devuelva la voz de su madre y no me explico cómo pueden encontrar consuelo en esa simulación macabra. Esto lo escribo yo, que llevo dialogando con los muertos desde hace 50 años. Jamás he dejado de escucharlos, queriendo creer que me transmiten un orgullo póstumo o temiendo que me juzguen por algo que no aprueban; siguiendo sus consejos o desobedeciéndolos para liberarme de algún prejuicio antiguo que no comparto.
Los vivos cargamos con la obligación de dar voz a los ausentes y esto es lo que hicieron esta semana los familiares de las víctimas de la dana. Conscientes de que son ellos los encargados de defender su memoria nos han ido describiendo a los seres irrepetibles que perdieron. A las imágenes de la terrible avalancha de agua, que nos acercan tan solo un poco al terror que debieron pasar esas criaturas, se superpusieron las voces de los que intentan mantener viva la memoria de los ahogados.
Los hemos escuchado esta semana guardando silencio. Mientras desayunábamos, sus voces surgían de la radio, en la comida, en el café ante la tele, y ocurría que cuando esas voces a veces quebradas por la emoción resumían la vida del ser querido, se disipaba el ruido insoportable de tantos voceros de la vida pública, porque los relatos de experiencias reales lograban imponerse, de manera contenida y verdadera, a la desfachatez y brutalidad que soportamos a diario. Ha sido una lección de dignidad que nos ha ayudado a percibir que habitamos en dos países cada vez más ajenos entre sí: el de quienes saben transmitir un dolor que nace de la verdad y del corazón, aunque éste se encuentre herido, y aquellos otros seres que enmascaran su vergüenza acusando a las víctimas de estar manipuladas.
No sé si los políticos que durante este año aplaudieron al presidente de la Generalitat valenciana, de manera muy pública y hasta el mismo día del funeral de estado, han sido capaces de callarse siquiera unos minutos para escuchar las voces de aquellos que compartían su sufrimiento; no sé si en algún rincón de la conciencia de estos desalmados algo les decía que con esos aplausos situaban el oficio de la política en su escalón más bajo, en el mismo lodo que anegó los hogares de tantos inocentes.
Cabe preguntarse si en un futuro, cuando el estúpido relato de suspense desvele un final que se sospecha sonrojante, alguien se atreverá a pedir perdón por haber vitoreado a un mentiroso mayúsculo que no tuvo la valentía de confesar el error. La verdad se sabrá, y quienes creyeron que podrían seguir disfrutando del poder olvidando las voces de los muertos habrán de pagarlo de una u otra manera. Pero lo que me provoca verdadera desazón es que nadie exigirá responsabilidades a los palmeros que lo protegieron para que escondiera la verdad como un trilero, a costa de humillar a las víctimas. Y ocurrirá que los mismos idiotas que aplaudieron sus embustes serán los primeros en darle la espalda en cuanto sea defenestrado.
Esto es, insisto, como vivir en dos países diferentes y cada vez más ajenos: el cinismo sigue un camino; la honestidad, otro paralelo. A menudo pienso que hay una indiscutible responsabilidad de los medios que por creer que solo la bronca atrae al pueblo ceden un espacio inmerecido a los portavoces del enconamiento y la estupidez. Hasta que un día ocurre una tragedia y entonces nos acordamos de que ese otro país habitado por personas nobles también existe.

DdA, XXI/6156

VENENOS, CAZA ILEGAL Y LE PIDEN A FEIJÓO PODER CAZAR EN LOS PARQUES NACIONALES


Félix Población

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA) nos ha deparado estos días una de esas noticias que encorajinan y dan idea de la mentalidad bruta que todavía subiste en este país, donde la tortura y muerte de un animal en una plaza es defendida como espectáculo propio de nuestra cultura tradicional. Un total de 62 personas, por llamarlas como no se merecen, han sido detenidas o están siendo investigadas por haber envenenado o cazado ilegalmente águilas imperiales, milanos reales y buitres negros, entre otros animales, hasta 665, una vez realizadas 500 inspecciones al respecto en varias provincias del país. Incumplieron con ello la normativa de caza y de espacios protegidos. Cien cebos envenenados, 669 medios de caza prohibidos, 230 kilos de productos fitosanitarios prohibidos, silenciadores y visores nocturnos de caza han sido aprehendidos en una operación realizada en explotaciones agrarias y ganaderas, naves de aperos y cotos de caza. De los 665 animales muertos, el 91 por ciento eran aves, entre las que había algunas en peligro de extinción. Se contabilizaron tres águilas imperiales, 35 milanos reales, cuatro buitres negros y un águila real. Según la nota informativa dada a conocer por el Ministerio del Interior, España se ve especialmente afectada por el uso de métodos prohibidos en el medio rural, empleados tradicionalmente en el ámbito de las actividades agrícola-ganaderas y cinegéticas. Esta práctica representa una grave amenaza para la biodiversidad debido a su carácter indiscriminado, ya que puede perjudicar a todas las especies del ecosistema donde se aplica e incluso infiltrarse en la cadena trófica, con riesgo potencial para la salud humana. Siendo así, me parece que informaciones de este tipo no tienen casi nunca la difusión mediática que sería precisa. Rara vez las escuchamos en los informativos de radio y televisión, y ocupan -cuando se publican- un lugar muy secundario en los medios escritos. Sí hemos tenido noticia estos días, sin embargo, de que la Real Federación Española de Caza se reunió con el líder del Partido Popular, en un clima de total sintonía -leemos-, para que tenga a bien apuntar en su agenda la derogación de la prohibición actualmente vigente de cazar en los Parques Nacionales. La tal entidad quizá da por seguro que el próximo será un gobierno de derecha extrema, capaz de llevar la práctica deportiva de la caza donde, de momento, se trata de preservar la vida. Por cierto, en 25 cacerías organizadas en Asturias hasta ahora contra el lobo, no se ha logrado abatir ni una sola pieza. Será porque los cazadores son muy muy torpes o porque no hay tantos lobos como dicen y sirvió  de motivo para volver a cazarlos al norte del Duero*.

*Aunque España es un referente mundial en la detección y persecución de delitos contra la fauna, crímenes como la caza furtiva, el uso de venenos y trampas o el tráfico ilegal de animales continúan siendo una fuerte amenaza en la conservación de nuestra biodiversidad. La organización internacional WWF ha dado esta estadística de crímenes ambientales recientemente:

Crimen ambiental
Causa de la muerte
disparo
Descripción del caso

CAZA FURTIVA: 1773 casos

Causa de la muerte
veneno
Descripción del caso

ENVENENAMIENTOS: 1899 casos

Causa de la muerte
trampa
Descripción del caso

USO DE TRAMPAS: 446 casos

Causa de la muerte
comercio
Descripción del caso

CAPTURAS ILEGALES: 3946 casos

Crimen ambiental
Causa de la muerte
disparo
Descripción del casoCAZA FURTIVA: 1773 casos
Causa de la muerte
veneno
Descripción del cas

DdA, XXI/6156