domingo, 14 de septiembre de 2025

AMENÁBAR, ABENÁMAR: DE AQUEL PRIMER CINE AL ACTUAL


Lazarillo

Leídas algunas críticas adversas y vistos algunos avances sobre el nuevo filme de Alejandro Amenábar, con Miguel de Cervantes como protagonista durante su mocedad cautiva en Argel y sus relaciones homosexuales con su captor, me parece que este Lazarillo no se sentirá llamado a ser espectador de la película en los cines de pago, por más que la promocionen masivamente. Cierto que también he leído alguna crítica favorable e incluso encomiástica, como la muy amistosa de Pérez Reverte, pero no les tengo ninguna confianza. Sí en los términos en los que se expresa mi estimado Paco Faraldo, con el que suelo coincidir en gustos de pantalla y que coincide a su vez con otras críticas: "Amenábar- Abenámar, el día que tú naciste grandes señales había y nos ofreciste aquella película conmovedora con la que nos internamos mar adentro en compañía de Ramón Sampedro. Qué tiempos. Ahora resulta que después de una temporada de promoción basada casi exclusivamente en agitar el morbo acerca de las tendencias sexuales de D. Miguel ( algo que debería importarnos incluso menos que la biografía de Mar Flores), nos traes este artefacto cinematográfico-televisivo de cartón piedra que no cautiva en absoluto, rebosa artificiosidad y sufre de un guion flojísimo que disimula sus carencias para articular el relato, introduciendo innecesarias e inexplicables incursiones en lo fantástico. Me temo que somos muchos los que te pediremos que olvides a Cervantes y te vuelvas al Romancero".

DdA, XXI/6102

EL CRECIMIENTO DE VOX, UN AVISO CLARO PARA LA DERECHA Y LA DEMOCRACIA

El editorial del diario El País hoy es preocupante. Sobre todo por el último párrafo del artículo y tras llamar la atención sobre el crecimiento de la extrema derecha en España, a expensas sobre todo del extremismo de la derecha: "Allí donde los partidos conservadores tradicionales no han sido capaces de poner pie en pared para defender unos valores básicos compartidos por encima de las ideologías, se ven maniatados —cuando no devorados— por la extrema derecha. Ha ocurrido en Francia e Italia. El embrión de un fenómeno parecido se puede ver en Reino Unido y Portugal. En Alemania, el auge extremista ha sido contenido por ahora —en las instituciones, que no en las urnas— gracias al cordón sanitario trazado por los partidos centrales". Se trata, según el editorial, de un aviso claro no sólo para la derecha sino para la democracia española.



EDITORIAL

El auge de la ultraderecha en España ya es un hecho. Las últimas encuestas apuntan a que el descenso en diputados de Vox en 2023 —cuando bajó a 33 escaños desde los 52 de 2019— fue un paréntesis en una tendencia ascendente que no da signos de remitir, sino todo lo contrario, se acelera. El partido de Santiago Abascal —fundado hace solo 12 años y convertido en tercera fuerza en el Congreso— crece además a costa del Partido Popular. Alberto Núñez Feijóo está fracasando en su misión de frenar este fenómeno. Las razones parecen claras: la estrategia del PP de asumir el discurso extremista para hacer oposición al Gobierno no ha hecho más que alimentar ese discurso y legitimarlo ante la ciudadanía.

El PP insiste en tratar a Vox como una escisión de exaltados que un día volverán a la casa grande de la derecha. Peor aún, parece verlos como agitadores útiles de una polarización que en algún momento dará frutos electorales que recogerán los populares. Es urgente que la derecha moderada despierte de esta fantasía. La serie de encuestas del último lustro demuestra que Vox, que surge de una escisión del PP, sigue crecido a su costa y hasta convenciendo a antiguos votantes de izquierda. Crece en todos los segmentos de población, especialmente primeros votantes. Es un fenómeno nuevo que —con un lenguaje simplista adaptado a las redes sociales— impugna sistemáticamente la legitimidad del Gobierno mientras apela a la inflamación del nacionalismo español, al odio a los valores progresistas y a la frustración social: junto a la quimera de unos valores tradicionales supuestamente amenazados por el progreso, cabalga sobre problemas reales como la crisis de acceso a la vivienda, la precariedad juvenil, los bajos salarios y una sensación de estancamiento de la clase media. No va a ser reabsorbido por el PP bajo la lógica del voto útil.

El congreso del PP del pasado julio coincidió con el peor momento de Pedro Sánchez en La Moncloa. Feijóo salió de allí entronizado sin debate y rodeado de un equipo muy agresivo —pensado para un supuesto adelanto electoral— que traslada todos los días a los ciudadanos la idea de que España es un país caótico al borde del colapso de las instituciones. Sin embargo, el PP es ahora mismo un partido con un enorme poder institucional en España merced, entre otros factores, a su clara victoria en las elecciones autonómicas y municipales de hace dos años. Jamás va a poder ofrecer el nivel de furia e impugnación del consenso constitucional que ofrece Vox. No es coherente con su historia ni con su perfil. Por eso se ha estancado electoralmente, incluso con un PSOE contra las cuerdas tras los casos de corrupción. Los votantes de derechas con sensación de fin de ciclo no parecen ansiosos por votar al PP sino a Vox, que no ha pagado la factura de romper con los populares en los gobiernos autonómicos —incluidas la Comunidad Valenciana de Mazón y la Castilla y León de Mañueco— para seguir jugando la baza antisistema. Por supuesto, ni la dana ni los incendios han tenido coste alguno para ellos.

Santiago Abascal ha limpiado su partido de cualquier rastro de pragmatismo tecnócrata, como se demuestra en eventos internacionales del partido como el que se celebra este fin de semana en Madrid. Vox es hoy un partido nacionalcatólico, al estilo del de Victor Orbán en Hungría, con un discurso racista, homófobo, negacionista climático, que hace mofa de la violencia machista, quiere recentralizar el Estado y prohibir partidos políticos, que justifica la masacre en Gaza y el expansionismo de Putin. Cuánto de esto es una provocación para ocupar espacio en las redes y cuánto es convicción es algo que sería mejor no tener que comprobar de nuevo. Donald Trump parecía un provocador televisivo hasta que llegó al poder. Abascal ya impone su ideario a los gobiernos regionales y municipales del PP que necesitan sus votos.

El PP suele utilizar el contexto europeo, donde dominan los gobiernos de derecha, para señalar el Gobierno progresista español como una anomalía. Pero un vistazo a Europa ofrece también otras lecciones: el viento sopla a favor de los ultras, no de los moderados. Allí donde los partidos conservadores tradicionales no han sido capaces de poner pie en pared para defender unos valores básicos compartidos por encima de las ideologías, se ven maniatados —cuando no devorados— por la extrema derecha. Ha ocurrido en Francia e Italia. El embrión de un fenómeno parecido se puede ver en Reino Unido y Portugal. En Alemania, el auge extremista ha sido contenido por ahora —en las instituciones, que no en las urnas— gracias al cordón sanitario trazado por los partidos centrales. El aviso para la derecha española, para la democracia española, no puede estar más claro.

EL PAÍS DdA, XXI/6102

EN LA GLOBAL SUMUD FLOTILLA ESTÁ EL HONOR DE LA HUMANIDAD, PRESIDENTE SÁNCHEZ


Félix Población

Un ex primer ministro de Francia ha llegado a decir estos días, con relación a Pedro Sánchez y su actitud oficial de denuncia del exterminio perpetrado por el gobierno de Netanyahu en la Franja de Gaza, que el presidente del gobierno español está salvando el honor de Europa, aunque su reacción haya sido tan tardía como el atroz transcurso casi dos años de masacre, con información en directo de la misma. Sánchez tendría ahora la oportunidad de hacer más efectiva su condena del genocidio contra el pueblo palestino mediante la defensa de que aquellas personas con ciudadanía española que están embarcadas en la Global Sumud Flotilla. Se lo acaban de pedir mediante una carta abierta los familiares de algunas de ellas, Lucía Muñoz Dalda y Alejandra Martínez Velasco, una vez se han producido dos ataques con drones contra las embarcaciones en Túnez los días 8 y 9 pasados: “Le escribimos por la preocupación por la vida de nuestros familiares y por el deseo de que puedan llevar ayuda humanitaria al pueblo de Palestina, que está siendo masacrado”, leemos en la carta, que denuncia la inacción del gobierno español y de los ejecutivos europeos, así como subraya la obligación de los gobiernos de proteger y velar por la seguridad de todos los ciudadanos españoles, de acuerdo con la legalidad española e internacional. En la misiva también le piden al jefe del gobierno español que se pronuncie públicamente a favor de esa expedición de carácter pacífico y humanitario, haciendo lo posible además para impulsar alianzas diplomáticas con el resto de los países para que protejan igualmente a los ciudadanos embarcados. En la Global Sumud Flotilla no está sólo el honor de Europa, que el ex primer ministro francés aplica a Pedro Sánchez 23 meses después de se empezaran a asesinar menores a mansalva en tierra palestina, sino el de humanidad. Por eso habría que proteger de inmediato, antes de que puedan sufrir nuevos ataques de drones israelíes, a los 200 activistas que se están jugando la vida para que esa expedición internacional humanitaria llegue a su destino con alimentos y medicinas. Es urgente y necesario hacerlo, no sólo en defensa de un pueblo masacrado sino en defensa de toda nuestra humanidad.

DdA, XXI/6102

sábado, 13 de septiembre de 2025

LA GUERRA DE ESPAÑA SEGÚN LOS CORRESPONSALES IBEROAMERICANOS


Lazarillo

Entre los libros que se han escrito y publicado sobre los corresponsales foráneos en la Guerra Civil de España -no olvidemos además que fueron también muchas más de las que se pensaba hace años las corresponsales y escritoras extranjeras en el conflicto, según identificó Bernardo Díaz Nosty (183)*- , está el libro La imaginación incendiada (ed. Calambur), del que nos habla en el vídeo adjunto su autor, Jesús Cano Reyes, profesor e investigador de literatura hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid. Editado hace algunos años, en 2017, se centra en los periodistas y escritores iberoamericanos desplazados a España y que dejaron constancia de sus crónicas en revistas, periódicos y libros, y entre los que se encontraban Pablo de la Torriente Brau -de quien el profesor Cano Reyes tomó el título- , Vicente Huidobro, Carlos Montenegro, Letizia Repetto, Alfonso Reyes y Bobby Deglané. El libro incluye en torno a medio centenar de corresponsales, lo que da idea del interés mediático que suscitó del conflicto en América Latina, especialmente en algunos países. Véase la información sobre el proyecto "El Impacto de la Guerra Civil Española en la vida intelectual de Hispanoamérica" en https://www.ucm.es/impactoguerracivil/

*Periodistas extranjeras en la Guerra Civil (ed. Renacimiento, 2023).

DdA, XXI/6101

PABLO ECHENIQUE: IGLESIAS Y MONTERO PRETENDEN PROTEGER A SUS HIJOS DEL ODIO

En su artículo publicado en Diario Red, Pablo Echenique cuenta lo que era necesario contar y algunos suponíamos, sobre todo por los bien sabidos precedentes de amenazas y acosos que han venido soportando Pablo Iglesias e Irene Montero en su propio domicilio, insólitos en quienes eran entonces ministros del Gobierno: "Irene y Pablo no lo van a contar -escribe Echenique-  pero yo sé que, yendo con sus hijos de la mano por la calle, han aguantado muchas veces insultos y se han tenido que encarar con gentuza y explicar a sus hijos cosas que niños de 6 y 7 años no deberían tener que entender ¿Cómo entender con 6 o 7 años que tus papás a veces tienen que llevar escolta? ¿O que hay gentuza enardecida por los discursos de odio mediáticos y por las difamaciones que se ponen a violentar sin motivo a personas que no conocen de nada por la calle?"


Pablo Echenique

Pablo e Irene no quieren hablar de sus hijos porque no quieren que se hable de sus hijos. Es lógico. Cualquier cosa que digan sobre el tema del colegio aumentaría aún más la exposición de dos niños de 7 años.

Yo no pienso hablar de ello tampoco cuando vaya a la tele. Hacerlo podría suponer que los dos hijos mayores de Pablo e Irene tengan que escuchar comentarios de otros niños y que tengan que lidiar, con solo 7 años, con la biografía y el presente de sus padres. No me parece justo situar a dos críos ante esa tesitura y no creo que a nadie, independientemente de su ideología, si lo piensa cinco minutos, se lo parezca. Pero aquí, en este modesto digital nuestro que lee nuestra gente, sí quiero decir algunas cosas.

La web de Inda, la misma que publicó las ecografías de los hijos de Irene y Pablo, la misma que envió a su “reportero” Alejandro Entrambasaguas  a acosar a la cuidadora de los niños cuando eran bebés (fue absuelto por un juez de esos tan demócratas que tenemos), publicó un video en el que se ve a Pablo saliendo del colegio con su hija a hombros y llevando a sus dos hijos de la mano junto a Irene. Inda es amigo de Felipe VI, que le recibe en Zarzuela, y parece que las hijas de Felipe VI han tenido más suerte que los de Pablo Iglesias; a ellas no les acosaba nadie aunque sus coles se pagaran con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.

Es mentira que Irene y Pablo se vayan de la pública. Su hija sigue en un cole público del que Pablo e Irene siempre me hablan muy bien. Me han dicho que los docentes y las familias del colegio público de La Navata son maravillosos y que sus hijos y su hija han recibido una buena educación. Irene y Pablo no eligieron ese colegio solo porque es público y educa en metodologías avanzadas, sino también porque es una referencia educativa progresista en Madrid y, por tanto, un espacio seguro para sus hijos. Es conveniente leer estas palabras dos veces: un espacio seguro para sus hijos.

Irene y Pablo han sacado recientemente a sus dos hijos mayores de un colegio que aman, del mismo modo que lo han hecho otras 4 familias de la misma clase de sus hijos. Son cosas que pasan en todas partes y los motivos solo incumben a esas cinco familias. Mienten todos los medios que han publicado que abandonaban la pública. Allí siguen con su hija de 6 años. 

¿Por qué no han llevado entonces a los mayores a otro colegio público? Esto se lo preguntará mucha gente de izquierdas. Ellos no van a decir nada pero a mí me come la rabia cuando leo según qué basura en las redes y en la extrema derecha mediática y aquí no me voy a callar.

En Madrid hay muchos sinvergüenzas con carnet de periodista y con escaño en las televisiones, y también mucho fascista con acta de diputado o concejal que han llenado de odio Madrid y buena parte de España. Irene y Pablo no lo van a contar pero yo sé que, yendo con sus hijos de la mano por la calle, han aguantado muchas veces insultos y se han tenido que encarar con gentuza y explicar a sus hijos cosas que niños de 6 y 7 años no deberían tener que entender ¿Cómo entender con 6 o 7 años que tus papás a veces tienen que llevar escolta? ¿O que hay gentuza enardecida por los discursos de odio mediáticos y por las difamaciones que se ponen a violentar sin motivo a personas que no conocen de nada por la calle?

Irene y Pablo se fueron a vivir a La Navata porque buscaban un ecosistema de valores cercanos a los nuestros. Eso es lo que representa el colegio público al que va su hija gracias a los profes y a las familias que eligen ese cole y forman una comunidad diversa y tolerante.

Es mentira también que se hayan llevado a sus hijos mayores a un colegio pijo. Han elegido un cole organizado, cuando volvió la democracia a España, por una cooperativa de trabajadores y profesores que hoy sigue siendo una cooperativa y que se atreve a poner en su web que reivindica valores como el feminismo, la democracia, los derechos humanos, la laicidad o la justicia social. Se atreve a hacerlo en 2025, en el Madrid de las mayorías absolutas de Ayuso, donde VOX y el PP ganan hasta en los barrios obreros.

Es muy obvio lo que están buscando Pablo e Irene: buscan proteger a sus hijos en un entorno de valores seguro para ellos. Y lo hacen a sabiendas de que les van a poner, una vez más, a caer de un burro. Pero yo creo que les honra anteponer que sus hijos estén en un entorno que les proteja del odio contra sus padres al propio prestigio como figuras públicas de la izquierda. Si yo tuviera hijos, no me cabe duda de que haría exactamente lo mismo. Sería para mí mucho más importante que mis niños no se tengan que enfrentar a un energúmeno violento con banderita de España en la muñeca antes que evitar falsas acusaciones de incoherencia contra mi reputación.

Sería maravilloso que este tipo de centros, como el que han elegido Pablo e Irene, que apuestan por una educación transformadora, formaran párate de la red pública pero no es así. En Madrid hay muy pocos. En Cataluña y en el País Vasco algunos más. Y no tienen nada que ver con los colegios de curas subvencionados con dinero público.

Tenía toda la puñetera razón Pablo cuando dijo en la SER que la educación concertada, salvo contadísimas excepciones, está diseñada para untar de dinero público a los centros privados conservadores y para instalar un modelo educativo racista y segregador. La derecha sabe que el terreno político clave son las ideas y por eso transfieren mediante conciertos el dinero público a sus centros conservadores privados al tiempo que destrozan la educación pública.

Ojalá la izquierda hubiera entendido en todas partes que regalar los conciertos a la Conferencia Episcopal fue un error. Ojalá los sindicatos de clase fueran otra cosa y controlaran un sistema de cooperativas de maestros y trabajadores que formaran parte de la red pública para no dejarla a merced de los cambios electorales. Pero estamos en España.

Quiero contaros una cosa más. Hay dirigentes políticos en todos los partidos de izquierdas que defienden con vehemencia la educación pública y que llevan a sus hijos a colegios progresistas que no son públicos. Pero eso ningún medio lo pública ¿Por qué con Irene y Pablo sí lo hacen? No es porque Pablo haya sido “vehemente” defendiendo la pública sino porque Irene y Pablo representan algo que la derecha no puede soportar; que les hagan frente sin concesiones. Por eso les llaman “incoherentes”.

Termino ya. Solo me queda decir desde aquí a Pablo y a Irene que sigan adelante, porque necesitamos a Irene diciéndole con valentía las verdades a Von der Leyen como hizo esta semana y porque necesitamos a Pablo haciendo crecer Canal Red y haciendo más tabernas Garibaldi. Les mando desde aquí todo mi cariño. Y que quede una cosa clara: Para defender a Irene y a Pablo —de los fachas, pero también de los "puros" que nunca han puesto el cuerpo, la biografía y la seguridad de su familia en liza para defender a los de abajo—, este humilde piloto de combate, aunque no pueda levantarse, está dispuesto a partirse la cara con quien haga falta.

DIARIO RED  DdA, XXI/6101

viernes, 12 de septiembre de 2025

ÁNGEL GONZÁLEZ PARECÍA SEGUIR VIVO INCLUSO HECHO CENIZAS

"Al arrancar cayó el vaso y parte de su contenido sobre la urna de las cenizas. Fue su última copa, su compartido whisky de los poetas. Polvo sería, más polvo enamorado y con sed. «Yo no tengo la culpa / de haber bebido / desde tan joven tanta sed de sangre / tanto deseo de morder la vida, tanto amor…» Ángel parecía seguir vivo incluso hecho cenizas". El libro al que se refiere Rioyo en el siguiente artículo se titula Eso era amor y es una antología de poemas de Ángel González recientemente publicada por la editorial Nórdica, de la que esperamos hablar en breve, una vez dispongamos del libro, magníficamente ilustrado por Pablo Alaudell, cuya edición es un homenaje al poeta ovetense en el centenario de su nacimiento.


Javier Rioyo

No me separo de Ángel González, no quiero, no puedo y de vez en cuando necesito chutarme algunas dosis de su memoria vívida y vivida, de sus poemas, sus sonrisas y de su manera tan peculiar de hacer feliz lo cotidiano, lo lejano, la memoria de lo que fue y lo que sigue siendo. Tuve la fortuna de estar cerca en vida, de ir con él hasta la muerte y algunos pasos más. Ahora me ha tocado contarlo en un prólogo de un libro que le hubiera hecho feliz al poeta. De un libro que Susana Rivera, su amor, su verdad viva, hace también suyo. 

Ángel González -tan suyo tan nuestro- no se deja maniobrar, domesticar, ni engañar por más que ineptos políticos le pongan placas dónde no nació, que paisanos le vistan con trajes que no usó, que falsarios se inventen cariños que no tuvo, hijas que no disfrutó, ni falsos amigos que quisieron vivir a la sombra de su vida generosa, de sus poemas llenos de verdad, de su ironía para supervivir, de falsos homenajes, cajas que quieren esconder mentiras, de negocios vergonzantes e intereses espurios. Desde su memoria viva de ultratumba, sin tumba, se rebela con educación, sin sometimiento ni consentimiento. Su vida, como su poesía, está por encima de los intentos de secuestro. No pasarán, decían los marxistas. El poeta ya los había calado, conocido y glosado hace tiempo con todo el sentido y sin resentimiento.

Me recuerda Miguel Ángel Aguilar, amigo y buen lector, que el poeta González esta en el Diario de Sesiones del Congreso de Diputados. El periodista le señaló a alguien del grupo vasco, quizá Anasagasti, unos poemas que a la manera de Heráclito había glosado: «Nadie se mete dos veces en el mismo lío. (Excepto los marxistas-leninistas)». Les vendría bien a los diputados leer a Ángel González, en general les vendría bien leer. Dicho sea sin mucha esperanza pero con convencimiento.

Antes Ángel nos había recordado que «nadie se baña dos veces en el mismo río. Excepto los muy pobres. Los más dialécticos, los multimillonarios: nunca se bañan dos veces en el mismo traje de baño». A continuación de estas serias ironías llegaban unos versos del lúcido pesimista que también era. Unos versos que nos hacían pensar en algo que siempre creímos superado. Ahora no estamos seguros, de manera tozuda, los gobernantes del muro, los extremos del poder y del contrapoder, nos hacen volver a creer que los avisos poéticos mejor tomarlos en serio. Siempre se me congeló ese recuerdo del pasado, siempre me crearon inquietud esos versos sobre nosotros y nuestra historia: «Nada es lo mismo, nada permanece. Menos la Historia y la morcilla de mi tierra: se hacen las dos con sangre, se repiten». Deseo que no acierte, que no tenga razón y que suceda lo que otra vez dijo: «Lo llaman porvenir porque nunca viene». Que no venga.

Nunca olvidaré su última noche de un día de enero madrileño del año 2008. La visita a aquel hospital al lado del mítico Puente de los Franceses. Convocado por su amigo y editor Chus Visor nos presentamos en la que debería ser la víspera de su anunciada alta hospitalaria. Después de unos días de observación y descanso, era una noticia de celebración. Lo encontramos feliz, haciendo planes para los días y noches siguientes, en compañía de su mujer Susana Rivera, su cómplice, su amor, pero quizá no la mejor guardiana para tener al ángel con las alas cortadas. Se prefería antes ángel expulsado que caído, derrotado, cancelado de sus placeres, sus días y sus noches.

Ángel seguía siendo el de la vida derramada en sus versos, el defensor de la voluntad de saber que «esperamos aún, todavía, siempre». Murió esa madrugada. Pocas horas después de que lo pillé en flagrante delito de fumar y beber a escondidas en su habitación de hospital. Naturalmente, todo lo disimuló, lo negó como ese niño reincidente pillado en sus trampas: «Yo no he sido, serían colillas del anterior». Nos reímos, nos fuimos y no lo volvimos a ver con vida. Murió soñando feliz con más vida, más tragos, más humo y más noches de amistad. Era raro nuestro mundo sin Ángel, raro el mundo sin él. Aunque tuviéramos unas «imprevisibles y verdaderas ganas de llorar», nos aguantamos y volvimos a recordar los paseos con Ángel, las paradas en bares burlando esquinas oscuras y recordando aquellas horas en que también nosotros fuimos felices. 

Con sus cenizas nos fuimos a Oviedo en compañía de Susana que las llevaba en una urna en el asiento delantero de mi coche. Detrás Celia, Conchita y Chus. Paramos para gasolina y para un whisky doble en vaso de plástico. Al arrancar cayó el vaso y parte de su contenido sobre la urna de las cenizas. Fue su última copa, su compartido whisky de los poetas. Polvo sería, más polvo enamorado y con sed. «Yo no tengo la culpa / de haber bebido / desde tan joven tanta sed de sangre / tanto deseo de morder la vida, tanto amor…» Ángel parecía seguir vivo incluso hecho cenizas. Parecía querer acompañarnos con su mirada acuosa, sus gafas a medio caer y su sonrisa a medio escapar. El peculiar ceceo de su voz, esa manera suya de cantar y de callar, de seguir y apurar que seguía en nuestra compañía. Si le hubiéramos preguntado, es muy posible, que amable y contundente hubiera dicho: «Porque quiero».

Nunca olvidó su compromiso antifranquista. No se podía medallas, pero se la «jugaba» haciendo cosas en años difíciles y vigilados, como lo era esconder en su casa al clandestino «pajarito», al encubierto Jorge Semprún. Desde sus ventanas se veía la última estatua ecuestre de Franco. Allí parecía vigilante desde su caballo y con su sable para aviso en bronce contra todos los que pensábamos que los tiempos tenían que seguir cambiando. Muchos años después, una noche se la llevaron con nocturnidad y sin propaganda. En la casa de Ángel lo celebraron hasta las cucarachas.

Nunca dejó sus compromisos políticos, pero no bailaba con ningún rebaño. Siempre siguió siendo el poeta que había contado el dolor de los años oscuros, pero también era el otro, el que hacía un quite a la tristeza con esa ironía que remataba con una particular chicuelina verbal o escrita, marca de la casa. Le bastaba hacer un quiebro para que el mundo se volviera a llenar de promesas de asaltar la vida. Cuando recuerdo a Ángel me siento feliz y con ganas de dar o recibir caricias. De volver a esa noche con Raúl del Pozo en que pedíamos para ayudar a la Pantoja a que el pobre Paquirri, muerto en Pozoblanco, tuviera un entierro de lujo. Ese lado gamberro inocente, de pícaro educado, nunca lo abandonó.

Ni en las noches de whisky y risas con Juan Cruz, Pepe Esteban, Caballero Bonald, Bryce Echenique o Joaquín Sabina. Ni en las noches de tertulia en la cafetería Las Rejas, con Balbín fumando en pipa. O en aquellas de cante en Libertad 8 con Paco Otero y otros chicos del montón de aquellos movidos años. Siempre sabía controlar los enfados, medir las alegrías y disimular malestares. Muy pronto él también supo que la vida iba en serio y que por ello se hacía más necesario sacar a bailar la esperanza y la alegría.    

Con la publicación de la antología de la editorial Nórdica, con las excelentes ilustraciones de Pablo Alaudell, me ha sido fácil ponernos serios para reírnos mejor. Recordar que a su lado vivíamos convencidos de que la muerte podía, debería, esperar. Que estábamos obligados a burlar aburrimientos, falsas sentimentalidades y agobios de la vida nuestra de cada día. Tenemos que seguir aumentado el inventario de los lugares propicios para el amor. Serán pocos, pero su poesía es una de las más queridas guías. También nosotros estamos nostálgicos de aquellos días. «También fui muy feliz. También recuerdo. También yo fui testigo de otras horas».

THE OBJECTIVE DdA, XXI/6100

¿VOLVEREMOS A VER LO QUE AHORA LLORAMOS?


Félix Población

La edición de este año de la Vuelta Ciclista a España está siendo marcada mediáticamente por las protestas populares contra la inclusión en la competición de un equipo israelí, del que es propietario un amigo del primer ministro de Israel, máximo responsable del genocidio en la Franja de Gaza.

Las protestas en sucesivas etapas han originado que del maillot de ese equipo fuera eliminado el nombre de Israel. Podría interpretarse esto como un indicio de vergüenza por estampar ahora tal nombre en una competición deportiva, pero no, más bien se hace por prevención.

Es de esperar, no obstante, que además de esa circunstancia político-deportiva también se tengan en cuenta, para evitar en lo posible que no se repitan en el futuro, imágenes como las que se captaron en el transcurso de la etapa que tenía su salida en O Barco de Valdeorras.

No habrá dimisión del consejero de Medio Ambiente del gobierno de Castilla y León por la desastrosa gestión de su departamento. El presidente Mañueco lo respalda

Son el testimonio todavía reciente de la catástrofe que arrasó una gran extensión de hectáreas en las provincias de Orense, Zamora y sobre todo León, y que costaron la vida a varios operarios, heridas de consideración a otros y la quema de viviendas al vecindario de algunos pueblos. 

No habrá dimisión del consejero de Medio Ambiente del gobierno de Castilla y León por la desastrosa gestión de su departamento. El presidente Mañueco lo respalda a pesar de que con éste lleva ya otros dos grandes incendios en su currículum, también con víctimas mortales. 

Lo de Mañueco con Suárez Quiñones ofende al sentido común. Es una ofensa, sobre todo, a los familiares de las víctimas fallecidas y a toda la ciudadanía de las provincias afectadas

Esto quiere decir que, cuando estemos en vísperas del próximo y caluroso verano, y teniendo en cuenta que cada vez lo van a ser más, puede volver a ocurrir lo que viene sucediendo en los últimos años. Sobre todo si la ciudadanía no elige, siquiera fuese por probar, otra alternativa política en los próximos comicios. 

Lo de Mañueco con Suárez Quiñones ofende al sentido común. Es una ofensa, sobre todo, a los familiares de las víctimas fallecidas y a toda la ciudadanía de las provincias afectadas, las más abandonadas de su comunidad junto a Salamanca, desde cuya ciudad como alcalde saltó a la presidencia del gobierno autonómico. Allí se le recuerda por su “defensa patrimonial” del medallón de Franco en la Plaza Mayor.

Consolémonos, la vicepresidenta de la Junta ha viajado a Ponferrada para asegurar el cariño de su jefe a los bercianos, según leo en el titular de un periódico. Ese cariño se traduce ahora, como durante cuatro décadas, en el abandono de las tres provincias del viejo reino. 

HERALDO DE LEÓN

EL ALAZÁN DE YUPANKI POR ESTOS MONTES LEONESES

 


Lazarillo

Por estas tierras altas del norte de León abundan los caballos en las praderías y herbazales. Se trata en su mayoría de caballos para carne, una expresión que cuando la escuché me hizo mirarlos con la admiración quebrada por la pena. La belleza del caballo casa peor quizá que la de cualquier otro animal con ese destino de matadero. Este acercamiento a los caballos en los montes, cuando voy en bici por los caminos, me hizo recordar más de una vez la entrañable canción de Atahualpa Yupanki (Héctor Roberto Chavero Aramburu) El alazán. La cantó en nuestro país con motivo del programa grabado para el programa de TVE Retrato en Vivo: El Hombre del Camino. Fue hace 45 años, en 1980. Héctor Roberto Chavero Aramburu nació en 1908 en El Campo de la Cruz, al norte de Buenos Aires. Era hijo de madre vasca y padre criollo:  "Me galopaban en la sangre trescientos años de América, desde que don Diego Abad Chavero llegó para abatir quebrachos y algarrobos y hacer puertas y columnas para iglesias y capillas", comentaba el cantautor en "El Canto del Viento". Hay cantautores que por sus versos y el sentir que le pusieron a sus canciones se alojaron para siempre en la memoria de este Lazarillo. Atahualpa es uno.

DdA, XXI/6100

RECIBIMIENTO A UN PRELADO EN LA ESPAÑA DE POSGUERRA



Félix Población

Efectivamente, aunque en su día casi se estuvo por no darle ninguna importancia a la colección del fotógrafo Constantino Suárez después de su fallecimiento (1983) -la más valiosa quizá de las que se encuentran en el Muséu del Pueblu d'Asturies- la gente de Gijón tiene una afición incuestionable por la fotografía, sobre todo cuando ilustra el pasado de aquella villa, algo que Suárez hizo muy a fondo, especialmente hasta que la dictadura lo encarceló y le privó del ejercicio profesional. Por eso no nos extraña que, al cabo de seis meses,  la que quizá sea más importante de las exposiciones de fotografía que se han organizado en Gijón (Gijón/Xixón. Epicentro fotografía, 1858-1992) haya sido visitada por más de 51.000 personas en el Palacio de Revillagigedo. Con gran acierto además se ha querido que la muestra incluyera el periodo veraniego, por lo que también fueron no pocos los turistas que se han interesado por la historia gráfica gijonesa desde mediados del siglo XIX. Las opiniones al respecto, tanto de los lugareños como de los foráneos, acreditan que su interés estaba justificado. Todas las instantáneas expuestas pertenecen a los museos municipales de la ciudad, con una participación muy especial del Muséu del Pueblu d'Asturies, que ha tenido a bien para darnos la noticia del número de visitantes seleccionar una fotografía que data de 1944 y refleja a los espectadores que se dieron cita en el Muelle [puerto interior] para ver el recibimiento que se ofreció en Gijón al obispo y cardenal gallego Benjamín de Arriba y Castro (1886-1973), que después de ser prelado en Mondoñedo lo fue  de la diócesis Oviedo entre 1944 y 1949, para pasar luego a la de Tarragona, en donde se caracterizó por su anticatalanismo, como ferviente valedor que fue del régimen franquista desde el primer momento. En aquellos años de la inmediata posguerra, como se desprende de la imagen, formaban parte del tinglado nacional-católico vigente recibimientos pastorales como el que consta en la fotografía, en la que no se aprecian por parte de quienes la protagonizan indicio alguno -ni en el aspecto físico y jovial ni en el vestir- de las miserias de la época, los conocidos y muy sufridos años del hambre que Miguel Ángel del Arco analiza en su libro La hambruna española (ed. Crítica). Nos lo acaba de recomendar el excelente escritor gijonés Pablo Batalla Cueto y vamos a leerlo para dar aquí cuenta de su contenido. (Foto Lena).

DdA, XXI/6100

VILLAPLANA Y EL CUENTO DE CAPERUCITA


Victoria Sáez

Ella ha hablado cuando ya ha pasado el primer grito y hasta más de un millón de expresiones de horror colectivo.
Después de escuchar las narraciones de terror y desamparo vividas por las víctimas y vecinos de las zonas afectadas por la Dana, y presenciar en televisión el paisaje estremecedor que los españoles hemos contemplado sin aliento, una y otra vez. Cuando ya parecía que volvía la calma y que Mazón continuaba en sus trece y en su puesto sin reconocer su mala gestión ni arrepentirse de nada, y menos aún contestar a las preguntas de por qué no contestaba al móvil desde el Ventorro, parecía que el nombre de Maribel Vilaplana se había silenciado por no firmar en ningún medio de prensa, ni acudir a los eventos que presentaba, cuando se acerca la fecha del primer aniversario del desastre de la Dana, Vilaplana aparece súbitamente cuando ya nadie la esperaba.
¿Qué quiere demostrar? ¿que ella no sabía nada de lo que estaba ocurriendo y solo veía a Mazón responder llamadas del móvil, una y otra vez, sin inmutarse y reanudar la conversación con una sonrisa como si nada estuviera pasando?
Muy mala periodista tienes que ser para no enterarte en el momento de un desastre meteorológico de tamaña magnitud, que está arrasando vidas y destruyendo todos a su paso.
¿Es que ella no tenía quién le enviase un WhatsApp o una llamada para informarle acerca de la destrucción que se estaba produciendo y que había centenares de personas atrapadas en sus coches, arrastradas por la fuerza de la riada, debatiéndose entre la vida y la muerte, intentando sobrevivir sumergidas en el agua y el barro? Pues vaya profesional de chichinabo.
Ahora le conviene salir en su propia defensa, asegurando que ella, -pobre ingenua- no sabía nada de nada. Mazón no le comunicó que la lluvia en Valencia no es una maravilla como en Sevilla.
Quizás aconsejada por su abogado, recién se ha puesto las pilas y ha salido a la palestra por que no le queda otro remedio.
Si es que no le ha llegado todavía, dentro de nada la jueza que lleva el caso de la Dana, le va a enviar una citación para sentarse en el banquillo y decir toda la verdad y nada más que la verdad, si es que no tiene preparado algo más convincente. Porque lo que ha contado es como el cuento de la inocente caperucita y el lobo, del que en este cuento ya todos sabemos su nombre.
Que aparición más oportuna.

DdA, XXI/6100