martes, 25 de noviembre de 2025

GAZA: EL ALTO FUEGO ES UNA FARSA, EL EXTERMINIO PROSIGUE Y LA AYUDA NO LLEGA

La autora de este artículo es codirectora de Al-Shabaka, la Red de Política Palestina. Anteriormente,  desempeñó su labor como investigadora principal y analista de política palestina. Yara completó su doctorado en Política de Oriente Medio en la Universidad de Exeter, donde impartió diversos cursos de pregrado y continúa siendo investigadora honoraria. Además de su trabajo académico, centrado en estudios indígenas e historia oral, colabora frecuentemente como comentarista política en diversos medios de comunicación. En este artículo sostiene que desde el alto el fuego Israel lo ha violado en 500 ocasiones, causando la muerte a 342 civiles, con un total de 52 menores asesinados en un sólo día. La ayuda humanitaria que entra en la actualidad en el territorio ni siquiera cubre una cuarta parte de las necesidades básicas.


Yara Hawari

Cuando el 10 de octubre se declaró un alto el fuego en Gaza, muchos palestinos respiraron aliviados. Acababan de soportar dos años de bombardeos constantes, cuya potencia explosiva se estima en seis veces la de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima en 1945, concentrados en un área de menos de la mitad del tamaño de la ciudad japonesa.

La devastación fue total. Todos los hospitales y universidades fueron bombardeados, la mayoría de las casas y escuelas destruidas, e infraestructuras vitales, como el sistema de alcantarillado y las líneas eléctricas, sufrieron daños irreparables. Se estima que 50 millones de toneladas de escombros yacían esparcidos por la franja, bajo los cuales yacían al menos 10.000 cadáveres de palestinos muertos en los bombardeos, que aún no habían sido recuperados. Y, sin embargo, el respiro que la población de Gaza esperaba finalmente nunca se materializó. Casi inmediatamente después del anuncio del alto el fuego, el régimen israelí reanudó los bombardeos sobre la Franja. Desde entonces, no ha parado.

Según la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, Israel ha violado el alto el fuego casi 500 veces en 44 días, causando la muerte de 342 civiles. El día más mortífero fue el 29 de octubre, cuando las Fuerzas de Ocupación Israelíes (FOI) mataron a 109 palestinos, incluidos 52 niños. Más recientemente, el jueves, 32 palestinos murieron, incluida una familia entera, en el barrio de Zeitoun de la ciudad de Gaza cuando una bomba cayó sobre el edificio donde se refugiaban. Pero no son solo los bombardeos los que no han cesado. La hambruna tampoco.

Según el acuerdo de alto el fuego, se suponía que se permitiría la entrada de 600 camiones de ayuda al día, algo que Israel no ha cumplido. Como informó desde Gaza la corresponsal de Al Jazeera, Hind al-Khoudary, las FDI solo permiten el paso de 150 camiones al día a la Franja. También impiden la entrada de alimentos nutritivos, como carne, lácteos y verduras, así como medicamentos, tiendas de campaña y otros materiales de refugio muy necesarios. Una coalición de agencias de ayuda palestinas estimó que la ayuda que ingresa ahora ni siquiera cubre una cuarta parte de las necesidades básicas de la población.

La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina (UNRWA), que afirma tener suficientes alimentos en sus almacenes para alimentar a toda la población de Gaza durante meses, aún no puede importarlos. Esto contraviene directamente una opinión consultiva emitida en octubre por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que establece que el régimen israelí tiene el deber de no obstaculizar el suministro de ayuda por parte de las agencias de la ONU, incluida la UNRWA.

El tribunal también rechazó las acusaciones israelíes de falta de neutralidad de la agencia y afirmó que es un actor indispensable en el panorama humanitario. No obstante, el régimen israelí ha rechazado la opinión consultiva y continúa limitando las actividades de la UNRWA al impedir la distribución de ayuda y denegar visados ​​a su personal internacional.

El régimen israelí tampoco está acatando las medidas provisionales establecidas en un fallo de la CIJ de enero de 2024, que determinó que se estaban cometiendo actos plausibles de genocidio en Gaza. Estas medidas incluían la prevención de actos de genocidio, la prevención y el castigo de la incitación al genocidio y la autorización de la asistencia humanitaria en Gaza. Desde entonces, la Corte ha reafirmado sus medidas provisionales en varias ocasiones. El régimen israelí continúa ignorándolas.

Y esto se debe a que, a nivel internacional, sigue disfrutando de una cobertura diplomática, financiera y militar sin precedentes. La última manifestación de ello se produjo el 17 de noviembre, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2803, que respalda el plan de 20 puntos del presidente estadounidense Donald Trump para Gaza.

Entre sus disposiciones se encuentra la creación de dos organismos que asumirían el control de Gaza: la junta de paz, presidida por el propio Trump, y la fuerza internacional de estabilización, encargada de mantener la seguridad y asegurar el desarme de los grupos palestinos. La estructura de gobierno de ambos organismos aún no está clara, pero operarían en coordinación con el régimen israelí, lo que en la práctica establecería otra capa de control extranjero sobre el pueblo palestino.

La resolución también permite eludir las estructuras locales e internacionales existentes en la distribución de la ayuda. No menciona el genocidio ni propone ningún mecanismo de rendición de cuentas por crímenes de guerra. En esencia, la resolución contraviene el derecho internacional y otorga a Estados Unidos, coautor del genocidio, el control de Gaza.

Todo esto deja claro que el alto el fuego no es un alto el fuego en absoluto. El régimen israelí continúa atacando Gaza, privando de alimentos a la población palestina y negándole el acceso a vivienda y atención médica adecuadas. Llamar a este acuerdo un alto el fuego permite a terceros Estados reivindicar avances en la resolución del conflicto e incluso en la paz, cuando la realidad genocida fundamental de los palestinos sobre el terreno permanece prácticamente inalterada. El "alto el fuego" es una farsa diplomática: una tapadera para el continuo exterminio, desplazamiento y opacidad del pueblo palestino en Gaza, y una distracción para la opinión pública internacional y los medios de comunicación.

AL JAZEERA  DdA, XXI/6178

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