Lazarillo
Bien haría Irene Montero, que sabe bien de este tema y es eurodiputada de Podemos en Bruselas, en llevar hasta aquella tribuna en la que desempeña su trabajo la voz de quienes exponen en el podcast de Alicia Población Brel una de las más flagrantes y olvidadas deudas de la democracia española con la memoria histórica, dado que sus víctimas no figuran hasta la fecha como víctimas del franquismo. El Patronato de Protección a la Mujer de la dictadura se prolongó, además, hasta 1985, después de partir originalmente del creado en 1902 (como Real Patronato contra la Trata de Blancas), si bien el que se reorganizó en 1941 nada tenía que ver con aquel. El patronato franquista, presidido por la esposa del dictador, con Pilar Primo de Rivera como secretaria, era una red de reformatorios extendida por todo el país como una especie de Gestapo a la española contra las mujeres, victimas de la persecución a la que sometían a aquellas menores de edad que transgredían la moral y las normas del nacional-catolicismo. Después de ser detenidas por las vigilantes de aquella moral represiva, las jóvenes pasaban a unos centros de observación (COC) en las que se les sometía a un análisis ginecológico, pasando las que eran vírgenes ("completas") a reformatorios menos rigurosos que las que no eran ("incompletas"). Los testimonios de las mujeres recluidas en aquellos centros evidencian lo lamentable que resulta hoy en día que no se les hayan tenido en cuenta como víctimas de la dictadura. Algunas hablan de la violación sufrida por su propio padre y la denuncia planteada que acabó con la víctima en el "patronato protector". Alicia Población dialoga con Consuelo García del Cid, investigadora y con algunas de las mujeres que sufrieron aquella maquinaria represiva disfrazada bajo el nombre de colegios, asilos y centros de formación. Que lo sepan en Bruselas, por favor.
DdA, XXI/6165
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