jueves, 23 de octubre de 2025

NINGÚN EMPRESAURO DEBERÍA HACERSE RICO EXPLOTANDO A SUS TRABAJADORES



Leticia Gondi

No, Ildefonso, no, no es que la juventud de hoy en día no quiera trabajar. La juventud de hoy en día no es más vaga ni más egoísta que la juventud de nuestra generación, ni disfruta como dices tú «comiendo la sopa boba con papá y mamá». Todo adulto anhela realizarse como tal, preservar su intimidad y por tanto, independizarse; tema aparte es que a día de hoy adquirir una vivienda, ya no en propiedad sino alquilada, sea directamente INVIABLE.
Ningún adulto es más feliz sometido a las reglas domésticas impuestas por sus progenitores que viviendo en SU PROPIA CASA [por mucha manutención que tal situación incluya].
Lo que sucede, Ildefonso, es que la juventud de hoy en día está mejor asesorada. ¡Ojalá me hubiesen aconsejado a mí en la medida que yo trato de aconsejar a mi hijo!
Con apenas 16 años una sociedad entera [y el peso que esta ejerce sobre el individuo] me indicó los pasos a seguir si quería acceder a aquella primera oferta laboral para la cual postulaba. 𝐐𝐮𝐞 𝐝𝐢𝐣𝐞𝐫𝐚 𝐬í 𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨 durante la entrevista de trabajo. Que no se me ocurriera preguntar cuánto iba a cobrar; no fueran a pensar que lo único que me movía era el salario. Que no pretendiese conocer el tipo de seguro que me harían [ni si acaso me aseguraban], el horario exacto, las vacaciones, los descansos...
Más tarde me enseñaron a bajar la cabeza ante las broncas injustificadas, los cambios de humor y 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐥𝐨𝐬 𝐝í𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐬 𝐣𝐞𝐟𝐞𝐬; a aceptar salir a comer o a cenar con aquel si aquel me lo proponía; aunque no me apeteciese, que ya te digo yo que no me apetecía nada.
Me enseñaron a trabajar como una cabrona sin quejarme de nada. A deslomarme de sol a sol incluso si estaba enferma [no ha habido afección, accidente ni dolencia, salvo la fiebre, que me dejara en casa]. He acudido objetivamente hecha una mierda mil veces.
No falté al trabajo para ir al funeral de mi mejor amigo muerto en accidente de tráfico porque «no es un familiar directo», le espetaron a la niña que era entonces apretando los dientes, conteniendo los mocos y las lágrimas, aunque para entonces ya me hubiese ganado no un día sino un ciento de días a base de horas, y horas, y horas extra nunca pagadas nunca agradecidas, llegando ABSOLUTAMENTE todos los días, ya no puntual, sino quince putos minutos antes durante aquellos 4 años que duró mi relación laboral en aquella empresa de la que ahora os hablo.
¿Salario emocional?, no Ildefonso, no me dieron una puta hora que imploraba para ir a enterrar a mi mejor amigo. Eso no es rigidez, eso es falta de HUMANIDAD.
Me dejé la piel y allí donde me dieron la oportunidad trabajé con la misma pasión que habría trabajado si el negocio fuese mío. Trabajos con un horario oficial [aunque pocas veces he estado asegurada por las horas acordadas para menoscabo de mi historia laboral], pero siempre con un horario extraoficial de 15 minutos antes [para abrir] y 15 minutos después, porque además de dependienta o camarera, era limpiadora y también había que descargar camiones, sacar la basura, hacer caja, ¡y suerte si esta cuadraba a la primera! Echar horas y horas y horas extras que NUNCA JAMÁS ME PAGARON. Horas, y horas, y horas que nos hurtaban sistemáticamente para detrimento nuestro y ENRIQUECIMIENTO del patrón de turno.

Me enseñaron a trabajar de lunes a sábado, diez horas mínimo cada día si contamos las dos para comer en los empleos a turno partido [que también los hubo], porque esas dos horas no dan para desconectar ni te permiten ocuparlas en ninguna otra cuestión que no sea 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐫 𝐲 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐥𝐨𝐣 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫. Durante muchos años de mi vida, demasiados pienso hoy, viví para trabajar.
A mí hijo le enseño a poner en valor sus capacidades y su formación, y las leyes que tanto trabajo nos costó conseguir. Le digo que no hay que «tragar» con nada. Que ningún empresauro debería de hacerse rico explotando a sus trabajadores y trabajadoras. Que por mucho que se deje la piel en el trabajo, el día que se vaya no va a obtener participaciones, ¡no van a darle ni las gracias! Le educo para que sea asertivo, para que no pise a nadie ni se deje pisar, para que ante todo se informe y ponga en valor sus derechos. Para que sea responsable pero no tonto. Para que se realice en el mundo laboral pero sin anteponerlo a su VIDA personal.

DdA, XXI/6143

No hay comentarios:

Publicar un comentario