miércoles, 1 de octubre de 2025

LA PIEZA QUE NO ENCAJA EN EL MAPA POLÍTICO ES UNA ANOMALÍA LLAMADA MADRID

 Eso dice Guillot, que ha pasado de comentar la actualidad política regional de su Asturias natal a hacer lo propio con la actualidad política nacional en Infolibre, con la lucidez que ya le caracterizaba en los medios asturianos. Celebro que al cabo Maraña le hiciera caso a este Lazarillo cuando le propuse el fichaje. Aquí nos cuenta Víctor que la mayoría absoluta de Ayuso hace tres años se ha convertido en una excrecencia de la aznaridad y que no son Euskadi ni Cataluña las comunidades autónomas que no encajan en el mapa político español sino esa anomalía llamada Madrid, "un Madrid absurdo y hambriento, permanentemente encabronado y convertido en una taberna donde hacen colas soviéticas todos los paletos". Me gustaría compartir el criterio del articulista, pero lamentablemente tengo mis dudas, quizá por tener más años y más escepticismo histórico


Víctor Guillot

"Ayuso Entzun, Euskadi euskaldun” Así reivindicaba la lengua y la cultura vascas el lehendakari Imanol Pradales durante su intervención en el Alderdi Eguna (el día del partido) del PNV, así respondía a Isabel Díaz Ayuso después del último desplante que la presidenta de Madrid puso en escena durante la conferencia de presidentes celebrada en Barcelona, cuando Pradales continuaba su intervención en euskera. La presidenta madrileña respondió este lunes: “Lo de Ayuso entzun, pim pam pum, es lo que se decía antaño y es preocupante”. La última tabernera de Sol convirtió el euskera en “amenaza y violencia verbal, que es lo que están haciendo los socios de Pedro Sánchez”.

Del mismo modo que al socialismo le resulta muy difícil gobernar contra Madrid, a Madrid le resulta prácticamente imposible iniciar la reconquista en Catalunya y el País Vasco. La última reyerta entre Ayuso e Imanol Pradales, el último samurai vasco, ha puesto de manifiesto el intento baldío del centralismo aznarí por despertar los viejos fantasmas de ETA, dejando en evidencia la debilidad política del PP intramuros. Sugerir, como viene haciendo la presidenta de la Comunidad desde la última Vuelta Ciclista a Sarajevo, el resurgimiento del terrorismo se ha convertido en una extravagancia política que merece una interpretación.

El centralismo madrileñista del PP es una tara congénita que ha conjugado mal con el PNV desde que José María Aznar logró su mayoría absoluta en el 2000. Firmar un acuerdo de investidura con Xabier Arzalluz, en 1996, no logró aliviar los efectos del jacobinismo popular que llegó, incluso, a incomodar a un presidente de la Xunta tan jacobino como franquista llamado Manuel Fraga Iribarne. Fraga pudo haber sido el padre de todas las derechas en la divertida década de los 80 y haber nacido con el Estado dentro de su cabeza, pero nunca logró una mayoría absoluta como la de Aznar ni se codeó con los mandas del Imperio que repartían juego y misiles por todo el orbe mundial. Así se mide el poder. 

La mayoría absoluta de Ayuso en 2022 no es sólo una extravagancia política en el desarrollo de la España plurinacional. Se ha convertido en una excrecencia de la propia aznaridad que comienza a entregar más protagonismo a Cayetana Álvarez de Toledo y a Espinosa de los Monteros (otra pareja feliz) que la inquilina de Chamberí. 

La vieja resistencia vasca del PNV, a través del euskera, es hoy un ejercicio modélico de institucionalidad democrática, completamente alejada de los parámetros en los que se mueve el gobierno de la CAM. España se empeña siempre en dar la impresión de que está por hacer, de que al puzle le falta siempre una pieza, sin importar cuándo ni cómo ni por dónde lo mires. Y hoy, la pieza que no encaja en el mapa político español no es el País Vasco ni Catalunya sino una anomalía llamada Madrid, un Madrid absurdo y hambriento, permanentemente encabronado y convertido en una taberna donde hacen colas soviéticas todos los paletos.

Ayuso ha iniciado una política de acoso y derribo al PNV, a Aitor Esteban, el último sumotori, a Pradales, a los vascos, cuando los vascos se han enganchado al PNV tanto como a Bildu y el PSE, o sea, a la democracia y lo que los comunistas han definido como la vieja correlación de fuerzas. Ayuso hace la guerra por libre, influida por la estrategia de comunicación de su visir, Miguel Ángel Rodríguez. El ruido de Ayuso, su pim pam pum, no debe impedirnos observar que el triángulo virtuoso de la democracia ha dejado al margen de la institucionalidad (incluida la Corona) al PP, empeñado en convocar elecciones generales anticipadas en España, obstinado en perder el rumbo, desnortado y perdido en su propio laberinto. 

El anterior presidente del PNV, Andoni Ortuza, y el actual, Esteban, sostienen un legado blindado dentro y fuera del País Vasco. En el PNV siempre fulge el alma de la tradición y la forja industrial de la economía y las finanzas. El último partido analógico (Juliana dixit) ya no tiene vibraciones independentistas. Lejos queda la vía Ibarretxe, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que logró disolver ETA. Aquel Gobierno dejó surcos y estableció nuevas correlaciones de fuerzas.

La estabilidad política de los nacionalistas vascos ha sido siempre una referencia. Han impregnado la política española de cierta disciplina que les ha permitido no sucumbir al ruido. Aitor Esteban y Andoni Ortuzar han sido los dos luchadores de sumo de la política vasca en la última década. En el arte marcial –el deporte nacional nipón–, el respeto entre adversarios es sagrado; perder la compostura descalifica y salirse del círculo, conocido como dohyo, equivale a una derrota. Así es el PNV en la política española, así es el PNV en el Congreso de los Diputados, así es el PNV en la Lehendakaritza. En el sumo, lo importante es no salirse del círculo, expulsar al adversario y evitar que te expulsen. En la política española también. Se impone la filosofía del todos dentro. En el sumo, el dohyo simboliza el cielo y en el Parlamento español, el dohyo es la convivencia. 

La irrupción de Aznar y el eco cacofónico de Ayuso nos producen la repelente y exasperante sensación de lo ya visto, ya oído, ya dicho. Hace mucho tiempo que Ayuso y Feijóo se encuentran fuera del círculo. La presidenta de Madrid ha colocado sus cañones apuntando a Ajuria Enea y se ha quedado sola. Pradales es el último samurái de la política vasca y hay quien ha visto en el lehendakari la versión correcta de Pedro Sánchez. Gobierna con el apoyo de Eneko Andueza. El secretario del PSE es un buen puente para mantener dentro y fuera del País Vasco la estabilidad en el Parlamento español. La relación entre los socialistas de la margen izquierda del Nervión y la burguesía de Neguri se inspira en las mismas reglas del sumo: todos dentro, mientras el PP se empeña en estar fuera. Este arte marcial, que funde la religión y la calle, es tan poderoso y atractivo que hasta Bildu también lo practica mientras el Euzkadi Buru Batzar observa qué sucederá con los próximos Presupuestos Generales.

INFOLIBRE  DdA, XXI/6120

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