Lo que está pasando con los inmigrantes en Estados Unidos desde que su actual presidente llegó por segunda vez a la Casa Blanca queda reflejado en estas imágenes, tomadas en Chicago, en las que dos agentes del Servicio de Inmigración e Inspección de Aduanas pretenden detener a un ciudadano latinoamericano, cuya tenaz resistencia y ostensible desesperación le permiten resistirse a ser esposado e introducido en un vehículo para su expulsión del país, como tantos otros a lo largo de las redadas organizadas con ese fin. Uno de los agentes va uniformado y el otro viste ropa civil. La resistencia del inmigrante y sus gritos de ayuda, dichos en español -su lengua madre-, encuentran acogida en las personas y vehículos que transitan por el lugar en esos momentos, de modo que entre unos y otros, importunando a los dos agentes en medio de una gran pitada de cláxones, ambos funcionarios se ven obligados a dejar libre a su "presa". No sé al lector, pero a este Lazarillo estas imágenes le producen una sensación de desasosiego y temor a un futuro del que me temo que nuestra sociedad sigue no siendo consciente, a pesar de los trágicos precedentes históricos que se han dado en el pasado. Si en la sociedad norteamericana -quiero pensar- hay una ciudadanía capaz de reaccionar así, se pueden mantener unas ciertas expectativas de que no todo es tan negativo como parece después de que un tipo como Trump haya llegado por segunda vez a la Casa Blanca con su programa deshumanizador.
DdA, XXI/6126
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