ÁLVARO NOGUERA
Me acordé de esta anécdota porque leo en la prensa local que en el Garaje Asturias van a instalar un supermercado. Desaparecen todas las referencias de la ya lejanísima primera adolescencia, en que todo iba hacia arriba. Ahora, ya en la segunda, no ye que vaya hacia abajo, ye que va a su bola, y que Dios nos pille confesaos.
Quizás fue un verano de 1965 o 66. Le pedí a mi viejo el coche. Un 600 verde, matrícula 0-45977. En un momento determinado me doy cuenta de que el indicador de gasolina marca reserva. Y todos los ocupantes, caninos. Rascámonos los bolsillos y entre todos conseguimos reunir siete pesetas. Si mis cálculos son buenos, serían 0.042 céntimos de euros. Fuimos al garaje Asturias, para los que conozcáis Gijón, está en la calle Santa Doradía, que tenía gasolinera, y con las mismas le pedí al empleado que me pusiese siete pesetes de gasolina. Mirome con una seriedad no exenta de coña y déjase decime: “qué, miguín, ¿vas cenar a Laredo?”. Siempre lo recuerdo como la imagen irónica del humor playu, con ese sarcasmo inofensivo que te desarma y que a mi, en aquel momento, me arrancó una carcajada.
DdA, XXI/6144

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