Victoria Sáez
Ella ha hablado cuando ya ha pasado el primer grito y hasta más de un millón de expresiones de horror colectivo.
Después de escuchar las narraciones de terror y desamparo vividas por las víctimas y vecinos de las zonas afectadas por la Dana, y presenciar en televisión el paisaje estremecedor que los españoles hemos contemplado sin aliento, una y otra vez. Cuando ya parecía que volvía la calma y que Mazón continuaba en sus trece y en su puesto sin reconocer su mala gestión ni arrepentirse de nada, y menos aún contestar a las preguntas de por qué no contestaba al móvil desde el Ventorro, parecía que el nombre de Maribel Vilaplana se había silenciado por no firmar en ningún medio de prensa, ni acudir a los eventos que presentaba, cuando se acerca la fecha del primer aniversario del desastre de la Dana, Vilaplana aparece súbitamente cuando ya nadie la esperaba.
¿Qué quiere demostrar? ¿que ella no sabía nada de lo que estaba ocurriendo y solo veía a Mazón responder llamadas del móvil, una y otra vez, sin inmutarse y reanudar la conversación con una sonrisa como si nada estuviera pasando?
Muy mala periodista tienes que ser para no enterarte en el momento de un desastre meteorológico de tamaña magnitud, que está arrasando vidas y destruyendo todos a su paso.
¿Es que ella no tenía quién le enviase un WhatsApp o una llamada para informarle acerca de la destrucción que se estaba produciendo y que había centenares de personas atrapadas en sus coches, arrastradas por la fuerza de la riada, debatiéndose entre la vida y la muerte, intentando sobrevivir sumergidas en el agua y el barro? Pues vaya profesional de chichinabo.
Ahora le conviene salir en su propia defensa, asegurando que ella, -pobre ingenua- no sabía nada de nada. Mazón no le comunicó que la lluvia en Valencia no es una maravilla como en Sevilla.
Quizás aconsejada por su abogado, recién se ha puesto las pilas y ha salido a la palestra por que no le queda otro remedio.
Si es que no le ha llegado todavía, dentro de nada la jueza que lleva el caso de la Dana, le va a enviar una citación para sentarse en el banquillo y decir toda la verdad y nada más que la verdad, si es que no tiene preparado algo más convincente. Porque lo que ha contado es como el cuento de la inocente caperucita y el lobo, del que en este cuento ya todos sabemos su nombre.
Que aparición más oportuna.
DdA, XXI/6100
No hay comentarios:
Publicar un comentario