martes, 2 de septiembre de 2025

SOBRE VOX: NUNCA SE DETUVO A UN ABUSÓN CON BUENAS PALABRAS

Acción Contra el Odio (ACO) considera hoy que la convocatoria de manifestación de Vox ante un centro de Primera Acogida en Madrid vulnera los derechos fundamentales de los menores y supone un riesgo para su integridad física. Si Abascal propone hundir barcos que salvan vidas migrantes, tratando de impedir que el mayor cementerio crezca bajo el mar,  esto es porque el debate en España no es el correcto en estos momentos, escribe Tecé en este artículo. El correcto sería cómo hundir a Vox y enterrar en el fondo del mar toda la basura moral que representa su proyecto ¿Por qué no se está aplicando desde ya la ley de partidos que nos protege de organizaciones que defienden la violencia y la persecución de minorías?


Gerardo Tecé

No hay antecedentes de que alguna vez las buenas palabras sirvieran para detener a un abusón. En el instituto, un par de repetidores tamaño XL la tomaron con un compañero. El problema, al parecer, era su forma de andar. Parece un pato, gritaban a carcajadas que con el tiempo fueron acompañando de collejas y empujones. Aquellos bullies, que por entonces no tenían ese nombre, no le hacían demasiado caso a los intentos de intermediación para que lo dejasen en paz. Todo pintaba feo hasta que un buen día, el par de chaquetas posadas sobre las sillas de los matones aparecieron con importantes quemaduras. Al parecer, alguien, varias personas tal vez, habían decidido irrumpir en el aula durante el recreo para, mechero en mano, enviarles un mensaje que, al contrario que las palabras, pudiesen entender sin problema. Entre asesinar a media docena de pardillos sonrientes y sospechosos del atentado y llegar a la conclusión de que les convenía apostar por la convivencia, eligieron lo segundo. Fue un curso de lo más tranquilo.

El líder del matonismo en España, Santiago Abascal, declara, a la vuelta de unas estupendas vacaciones en las que lo hemos visto posar junto a su españolísima familia en embarcaciones de recreo, que es urgente hundir barcos. Barcos en los que viajan otras familias. Personas migrantes. Negros, por si algún seguidor de Abascal nos está leyendo por error. Si Abascal propone esto es porque el debate en España no es el correcto en estos momentos: ¿cómo hundir a Vox y enterrar en el fondo del mar toda la basura moral que representa su proyecto? ¿Por qué no se está aplicando desde ya la ley de partidos que nos protege de organizaciones que defienden la violencia y la persecución de minorías? Hace unos días, tres matones de ultraderecha agredieron a Román Cuesta, activista que se dedica a desvelar las identidades de quienes se esconden en el anonimato para acosar por motivos ideológicos o difundir bulos señalando a minorías. Si agredieron a Román es porque el Ministerio de Interior no dedica tiempo a cumplir con su deber de perseguir a los acosadores. No era trabajo de Román investigarlo, sino de quienes se infiltran en colectivos ecologistas, no vayan a descolgar una pancarta. En Reino Unido, Pau Laverty, conocido guionista, fue detenido estos días por llevar una camiseta en la que pedía actuar contra el genocidio en Palestina. Como en tantos otros casos similares, Laverty será acusado de antisemitismo o alteración del orden público. No sucedería si el debate en Occidente fuese hoy cuántos años de cárcel deberían caerles por delito de enaltecimiento del terrorismo a quienes apoyan las matanzas de Israel.

Tiene razón la ultraderecha cuando acusa a la gente decente de buenista. Es de las pocas veces en las que dicen la verdad. Un buenismo consistente en tolerar que los intolerantes, los abusones, los matones, los que odian y persiguen al más débil, formen parte del paisaje como si tal cosa. La represión, ese concepto tan denostado por las mentes progresistas, es a veces una solución fantástica. Desde luego lo es cuando la alternativa a reprimir la indecencia es que los indecentes nos repriman a todos. Si los líderes violentos y racistas no acaban en prisión, serán los que se juegan la vida para rescatar a seres humanos en alta mar quienes acaben viviendo entre rejas. Si defender el genocidio israelí no es perseguido en nuestras sociedades, lo perseguido será señalar el asesinato de miles de niños. Si seguimos comprando el argumento de que los bulos, el acoso, la persecución y la justificación de la violencia tienen algo que ver con la libertad de expresión, es solo cuestión de tiempo que la libertad de expresión que acabe sea la nuestra. Hacerle bullying al bully es urgente.

DdA, XXI/6091

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