Lo que no entiendo es que se persista en la idea de que el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 no triunfó en España. Por supuesto que triunfó. Con tres leyes de contrarreforma, el Congreso se cargó el tímido reformatorio emprendido por Adolfo Suárez. Claro que triunfó aquel golpe de Estado. Lo he leído en varios artículos. Hay historiadores que lo asumen y asimilan como conclusión. Acabo de leer una carta que hace unos años envió Baltasar Garzón a Felipe de Borbón, como jefe de Estado y jefe del ejército. Por cierto, ambos títulos son representativos y no ejecutivos. Es decir, el jefe del Estado no puede dar orden alguna a las Fuerzas Armadas sin que medie una orden del Ejecutivo, con el refrendo del Congreso de los Diputados.
Seguir diciendo que el golpe de Estado de 1981 no triunfó es coadyuvar a la perpetuación de sus malignos efectos, dándoles asiento en la historia.
El comité de Derechos Humanos de la ONU ha declarado que los juicios del Tribunal Supremo de España contra Baltasar Garzón fueron arbitrarios.
En ambos casos, el Tribunal Supremo español no garantizó los principios de independencia e imparcialidad, según el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Es la primera vez que el Comité condena a un Estado por el uso del derecho penal contra un juez en el marco de sus funciones. Podemos reseñar aquí muchos más casos de vulneración de principios democráticos, que don rémora del golpe de Estado referido.
Otro más, es la no reintegración de sus derechos a los militares de la UMD, para evitar enfados de la cúpula militar, la misma que salió ilesa del golpe de 1981. La misma que celebraba banquetes con mariscadas con Milán Astray y Tejero en la cárcel hotel donde fingían cumplir una condena.
DdA, XXI/6059
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