Félix Maraña
Después de Babia
Con tal de que ese lugar,
a pesar de tanto litio,
no haya cambiado de sitio,
para poderte encontrar
muy cerca de las estrellas,
para soñar cosas bellas,
tienes que venir a Babia,
donde vive gente sabia
y el tráfico no atropella.
No lo cambio por Marbella,
por París o Ponferrada,
yo no lo cambio por nada,
porque vivir con estrella,
te seduce y deja mella
para el resto de tu vida.
Babia es la tierra atrevida
donde se detiene el tiempo,
donde aquello que contemplo
ya nunca más se me olvida.
Es un remanso de paz,
donde el tiempo se detiene,
el paisaje que conviene
para descanso y solaz.
Así lo entendiera Paz
cuando decidió venir,
para estar y residir
lo más cerquita del cielo.
Babia es aquel señuelo
que uno aspira a conseguir.
Yo volveré si me deja
la vida, si me permite
viajar con ritmo y desquite,
si mi cuerpo no se queja
y mi enfermera aconseja
vivir en la alta montaña.
Pues un hijo de Maraña
respira mejor si sube
donde se toca la nube
desde cualquier espadaña.
DdA, XXI/6063
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