domingo, 20 de julio de 2025

LA MUERTE ACCIDENTAL DEL GENERAL BALMES NUNCA SE LA CREYÓ SU VIUDA


Félix Población

Mi estimado Félix Vidal, presidente de la Asociación de Amigos de la Fundación Juan Negrín, recordaba el pasado 16 de julio, con la oportunidad de la fecha, la muerte del general republicano del ejército español Amado Balmes Alonso (1877-1936), asesinado en Las Palmas de Gran Canaria el 16 de julio 1936, festividad de Nuestra Señora del Carmen. Su muerte allanó el camino para la sublevación militar en el archipiélago y el traslado a Marruecos del general Franco para ponerse al frente del ejército de África (previamente sublevado). Sus restos mortales, junto con los de su esposa Julia Alonso-Villaverde Moris, reposan en el cementerio municipal de Gijón (Asturias). Mi admirado historiador el profesor Ángel Viñas publicó hace años, junto a Miguel Ull y Cecilio Yusta, El primer asesinato de Franco, donde se prueba que la de Balmes no fue una muerte accidental al disparársele su pistola. También se afirma, en correspondencia con el asesinato, que fue ese 16 de julio cuando se inició realmente el golpe militar que daría lugar a la Guerra Civil, pues la eliminación de Balmes facilitó los movimientos estratégicos del general Franco con ese fin. Podrá extrañar a quienes no conozcan la biografía del general que sus restos mortales se encuentren el cementerio municipal de Gijón, siendo la primera víctima del dictador natural de Zaragoza, pero es que Balmes estaba casado con Julia Alonso-Villaverde Moris, una vecina de la ciudad asturiana, de familia bien, que en en 1937, junto a la hija de ambos, de siete años, volvió a su villa natal, pasando a vivir en la casa de sus padres. La esposa de Balmes hubo de solicitar por dos veces la pensión de viudedad correspondiente, que en principio se le negó. Un familiar de doña Julia Alonso sostuvo hace unos años en el diario La Nueva España (La pista gijonesa del general Balmes) que la versión oficial sobre la muerte accidental del general republicano nunca fue creíble en la familia. Así se lo dijo al periodista del citado rotativo el anciano veterinario gijonés Luis Ortega Alonso-Villaverde, cuya madre era hermana de la viuda del militar. Llamar "polémico" al historiador por documentar en un libro el primer asesinato del dictador gallego lo que pensaba la familia de Julia Alonso mucho antes, no es el calificativo que mejor corresponda a su contrastado descubrimiento.

DdA, XXI/6.047

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