Se refiere Ángel a las comunicaciones en el norte de España, tanto hacia hacia oriente como hacia occidente, cuando se carece de vehículo propio o se desiste de utilizarlo, pero otro tanto ocurre en las mismas circunstancias con las comunicaciones dentro de una misma comunidad autónoma mal llamada Castilla y León, donde lo que le ha pasado a Fernández Costales entre Asturias y Galicia puede ocurrir entre dos provincias no contiguas del citado territorio.
Ángel Fernández Costales
El pasado martes, 22, me fui a Lugo en una de esas escapadas que, a veces, hacemos o hago. En este caso solo. Como no iba a ir en coche, decidí coger el ALSA que, desgraciadamente, como ya no había asientos en el de la siete de la mañana que va por Ribadeo y que tarda, "grosso modo", tres horas, tuve que ir en el de las ocho que va por León y Ponferrada, además de otras trece paradas con su entrada a cada sitio. Total, lo que estaba programado para cinco horas y media, resultó que entre en Lugo a las catorce, o sea, seis horas. Al día siguiente, vuelta por la mañana, con salida a las diez y media y llegada a Gijón a las cuatro pasadas. Total doce horas de viaje en veinticuatro. El caso es que si hubiera querido ir en tren, debería ir hasta Madrid para transbordar a otro ferrocarril hasta Lugo y echar un día. Me imagino que habrá mucha gente con la circunstancia que no va en coche (dos horas simplemente) porque no tiene o porque no le apetece. Se nos llena la boca con el AVE (me perece muy bien) pero seguimos estando tercermundistas hacia occidente y hacia oriente (del que ya hablé en otras ocasiones que, también y mucho, son territorios muy naturales comerciales y sentimentales. No voy a hablar del mal o nulo funcionamiento del FEVE en esta, su principal autonomía, pero sí digo que cuando se estornuda en Atocha, Sans o Santa Justa, por mentar tres nombres parece que se acaba el mundo. ¡Qué desgracia! Y seguimos con la estación provisional de hace quince años. Me queda la satisfacción de haber comido magníficamente bien en Lugo, en mi apreciado Campos pero, eso sí, en la ciudad han subido los precios del carajo la vela. Saludos varios para esta autonomía de dos y un tambor pero mal avenidos.
DdA, XXI/6054
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