martes, 8 de julio de 2025

"EL PAÍS" VUELVE AL SERVICIO DEL PARTIDO POPULAR, COMO EN 2014

 En este editorial de CTX, algunos de cuyos forjadores proceden del diario de PRISA, se señala que la mala sombra de Felipe González, empeñado desde hace años en resolver la crisis del Régimen del 78 forjando una gran coalición entre PP y PSOE, se nota en el nuevo giro del diario El País. La operación es fácil de vender: Feijóo desea gobernar en solitario, como todo el mundo, pero si no le llegan los votos, no descarta apoyarse en la extrema derecha, aunque tampoco pactar con el PSOE, pero con “otro” PSOE, no con “este”. Es decir, con el PSOE de Madina y García Page, que no existe todavía pero es el que Felipe González trata de promover.

  

EDITORIAL

La prensa madrileña, unánime, ha clausurado el congreso del PP dando por hecho que el futuro presidente del Gobierno será Alberto Núñez Feijóo y tendrá el apoyo de la extrema derecha. “Feijóo desea gobernar en solitario, sin renunciar a pactos con Vox”, titula a cuatro columnas El País, usando un verbo muy sexi y poco habitual en el periodismo político. El titular ha dejado un reguero de anuncios de bajas de suscriptores en redes sociales que recuerda al que sucedió cuando Antonio Caño y Juan Luis Cebrián –hoy firmas destacadas en el panfleto de extrema derecha The Objective– pusieron El País al servicio del PP allá por 2014.  

Este nuevo viraje a la derecha del grupo PRISA llega tras la renovación editorial decidida por el presidente del grupo, el armenio Joseph Oughourlian, gestor del fondo Amber Capital y dueño de casi el 30% de la compañía, y certifica la venganza de este contra su exaliado Pedro Sánchez, lo que coloca al presidente del Gobierno en una posición de máxima precariedad mediática justo cuando su debilidad es mayor (y muy merecida). 


La alargada sombra de Felipe González, empeñado desde hace años en resolver la crisis del Régimen del 78 forjando una gran coalición entre PP y PSOE, se nota a la legua en el nuevo giro del viejo adalid de la progresía mediática. La operación es fácil de vender: Feijóo desea gobernar en solitario, como todo el mundo, pero si no le llegan los votos, no descarta apoyarse en la extrema derecha, aunque tampoco pactar con el PSOE; pero con “otro” PSOE, no con “este”. Es decir, con el PSOE de Madina y García Page, que no existe todavía pero es el que Felipe González trata de promover. 

La pinza contra el Gobierno PSOE-Sumar es lógica, en cierto modo. La derecha (también la que está dentro del PSOE) y la extrema derecha no les perdonan la amnistía, y ya no solo sueñan con ver a Sánchez salir de La Moncloa esposado rumbo a la cárcel, sino que incluso verbalizan ese deseo. Por su parte, González lleva una década intentando acabar con Sánchez por tierra, mar y aire, y mientras El País ha tenido que cambiar cuatro veces de director desde que este lidera el PSOE, frente a los cuatro que tuvo en los 40 años anteriores. Hace pocos días, el expresidente amenazó con no votar al PSOE “si se consolida” la amnistía; como si aún fuese posible revertir la norma. 

El drama es que los medios del gran capital, al que González representa hace años, han optado por domesticar o hundir al PSOE con un chantaje evidente: si no aceptan pactar con el PP, meteremos a la ultraderecha en el Gobierno. Por el camino, el proceso de normalización del discurso racista y xenófobo tiene ya un efecto en la ciudadanía y especialmente en las y los jóvenes, que asumen como verdades los bulos y los discursos de odio. En el Barómetro del CIS de junio, en el que la vivienda se dispara siete puntos como el principal problema de España, la inquietud que genera la inmigración escala del sexto al segundo puesto. 

Un gobierno del partido más corrupto de España con la extrema derecha más brutal sería una tragedia para todas

Mientras un Feijóo voxificado rompía oficialmente el cordón sanitario a nivel estatal contra la extrema derecha, el Abascal más ultra se felicitaba por la total conversión del líder del PP desde un centro de acogida de inmigrantes en Alcalá de Henares. Sus declaraciones racistas fueron recogidas por todos los medios sin ninguna valoración, como si asociar inmigración y delincuencia no fuese una estrategia muy bien planeada y destinada a meter miedo y generar odio y votos. 

Nos encontramos en un momento de emergencia democrática extrema en el que lo que está en juego es la sociedad que queremos ser. No se equivoquen, Sánchez es un objetivo a batir, pero solo porque es un obstáculo. Un gobierno del partido más corrupto de España con la extrema derecha más brutal y desacomplejada sería una tragedia para todas, mujeres, personas migrantes y precarizadas, colectivo LGBTIQ+, y también para las personas auténticamente comprometidas con la democracia. Ya nadie podrá decir que no lo sabía. Y menos que nadie, los medios. 

CTXT  DdA, XXI/6.034

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