El escritor Fulgencio Argüelles cita a Quevedo a propósito del desprecio de Díaz Ayuso a nuestras lenguas y cree que una presidenta autonómica no puede comportarse como una churrullera sacamuelas. En cuanto a la concentración del PP el domingo, dice (el artículo se publicó antes) que planeará sobre el fango fabricado con esmero una espesa y confusa nube de mariposas rojas y gualdas, se gritará con odio para no conciliar, y volará sobre el estiércol de la política una enjambre de triste moscas azules, una espesa y confusa nube de mariposas negras.
Fulgencio Argüelles
Los predicadores de las filosofías de las derechas extremas rellenan sus discursos de paja con grandes conceptos y ponen el grito en el cielo porque, según ellos, no pueden abrir la boca (y para esto, la abren) sin que les acusen de racistas, homófobos, misóginos, negacionistas, supremacistas o fascistas. Tomo prestado el pensamiento que expresa Teju Cole (“Papel negro”), a propósito de un desafortunado artículo de Saul Bellow, para argumentar que lo que en realidad están diciendo es que no pueden afirmar que son racistas, homófobos, misóginos, negacionistas, supremacistas o fascistas sin que se les reconozca como tales en aquello que dicen. Escribe el escritor de origen nigeriano, Teju Cole, que vivimos en una inevitable “polifonía de culturas”. Cuando la derecha habla de guerra cultural lo hace para exigir la supremacía de “su cultura” sobre todas las demás. Cuando la presidenta de Madrid se declara defensora del castellano y se enfrenta al resto de nuestras lenguas acusando a sus hablantes de “provincialismo”, lo que hace es mostrarnos su provinciana ceguera y su falta de respeto a nuestra diversa y admirable cultura ibérica y a nuestra Constitución, así como evidenciar su ineptitud para la verdadera política, que consiste en conciliar y en proponer. Una presidenta autonómica no puede comportarse como una churrullera sacamuelas (que diría Quevedo). Cuando el estiércol nacional está poblado de personajes oscuros como Ábalos, Alberto González Amador, Koldo, Villarejo, Aldama, Leire, Mazón o José Fernández Díaz y su segundo Francisco Martínez (por citar sólo algunos de reciente protagonismo) nos tapamos la nariz de la complacencia y evitamos generalizar (por nuestra propia salud mental), pero cuando pretenden ante nuestras sufridas narices decirnos tanto que el estiércol tiene propietario como que de él salen vaharadas de jazmín, sentimos que está en peligro la democracia. El odio que está propiciando la derecha es corrosivo, peligroso, cansino y maledicente. Este domingo planeará sobre el fango fabricado con esmero una espesa y confusa nube de mariposas rojas y gualdas, y se hablará de mafia para no hablar de políticas útiles, se insultará para no proponer medidas concretas, se gritará con odio para no conciliar, se discurseará sobre la falta de libertad con toda la libertad del mundo y volará sobre el estiércol de la política un enjambre de tristes moscas azules, una espesa y confusa nube de mariposas negras.
DdA, XXI/6.009
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