Manuel Antonio Goti del Sol
Una estimada amiga en esto de las redes sociales, Leticia González, está presente en la Feria del Libro xixonesa y me parece muy oportuno acercarme a conocerla en persona. Aprovecho para adquirir su libro, acompañado de una artística dedicatoria y un afectuoso abrazo por parte de la autora. Me pide que le de mi opinión sobre lo escrito, en todo caso bastante poco autorizada.
Para uno que tiene la sospecha de que esa ingente cantidad de libros que salen a la venta, en realidad son casi todos el mismo al que las editoriales le cambian la portada, el arranque de lectura de las primeras páginas le advierte de que no, que se encuentra ante una obra original. Y me embarco a subir los catorce escalones, más los cincuenta y tres tramos que constituyen todo un recorrido vital de la autora, algunos divertidos, muchos de ellos ásperos, que conforman los motivos que han forjado su personalidad. Hay que decir que no lo tuvo nada fácil, me atrevería a asegurar que disponía de muchas papeletas para que le tocase el premio de caer en la desgracia. Pero se ha ido librando de todo hasta llegar a construir esa personalidad exultante y vital que conocemos. Bravo por la chavala.
En cuanto a lo puramente literario, utiliza un lenguaje cercano, que cala, que te lleva a continuar con el siguiente tramo a ver que nos cuenta. ¿Acaso se puede pedir más en una narración que esa expectativa de seguir leyendo?
Tiene que escribir más, es claramente su vocación y eso está por encima de modas literarias y cálculos mercantilistas de editoriales. Yo ya estoy a la espera para ver qué otras cosas va a contar.
DdA, XXI/6.020
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