Félix Maraña
Jabalí submarino
En playa de Alfaz del Pi
apareció de repente
un cerdo entre mucha gente,
Y dicen, pues no lo vi,
que fue más susto que muerte,
que una mujer, mala suerte,
fue mordida sin mesura
en la nalga y aunque cura
el tarisco era muy fuerte.
Quién hubiese tal ventura
sobre las olas del mar,
donde viniera a nadar
un jabalí en calentura,
que aplicó su mordedura
al jamón de una mujer,
y luego se echó a correr
presto y con malos modales.
Las pesquisas iniciales
dicen que vino a comer.
El jabato fue a la playa
con una intención aviesa,
en busca de preso o presa
mas se pasó de la raya.
Fue buscando berza o baya,
compost entre la basura,
carne fresca o carne dura
pero mirando hacia Cuenca.
Mordió creyendo era penca
y era una mujer madura.
Pero hay un punto y coma.
La policía de Altea
se lanzó en una batea,
dando tragedia a la broma
y al jabalí lo desploma
de un disparo innecesario,
excursión de obituario
de una fuerza desmedida.
Pudieron darle batida
sin montar este calvario.
Pasado el tiempo se supo,
y el periódico no miente,
que el tarisco fue de diente
incisivo y ya caduco,
que el jabalí era muy cuco
y marcó la cicatriz,
y va curando el cariz
de tarisco ya maduro.
Es posible que el futuro
lo corrija en buena liz.
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