Félix Maraña
Cuca, como su nombre
Siempre enseñando la garra,
y levantando la voz
la decana portavoz,
la diputada Gamarra,
dispuesta a saber de todo
y a sepultar en el lodo
todo que huela a verdad,
porque lo suyo es maldad
que se expresa de algún modo.
Echó a su jefe, Casado,
del Congreso a puntapié
y se quedó porque fue
portavoz del diputado,
que salió desconsolado
y solo, sin compañía,
tras una sesión muy fría
y unos aplausos fingidos.
No hubo llantos ni gemidos
y Cuca hasta sonreía.
Percute como cigarra
enfurecida y doliente,
grita más y enseña el diente
y blande la cimitarra,
enfundada en la chamarra
del bulo y el disparate.
Se enciende cuando combate
con su recurso gastado,
ver etarras a su lado
es para Cuca acicate.
Doctora del aspaviento,
habla como una cotorra,
con gramática invasora,
les da a los suyos contento,
mucha labia, mucho cuento,
mucha mentira en su verbo,
grazna como negro cuervo
y sonríe cual paloma,
pero es negra de hematoma
y beata de Viterbo.
Hice la mili en Gamarra,
un helado mes de agosto,
poco vino, mucho mosto,
entre meriendas y farra,
txistu con la timitarra,
mucho bromuro en el plato,
para pasar un mal rato,
esperando la licencia.
Un verano de impaciencia,
sardinas y economato.
DdA, XXI/6.022
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