Félix Población
De vez en cuando, Javier de la Puerta cuelga en su muro desde Jerusalén imágenes de los pequeños grupos de pacifista israelíes de los que forma parte, protestando contra el genocidio que perpetra el gobierno de Netanyahu en la Franja, con imágenes cada vez más atroces del grado de barbarie que está comportando la invasión y arrasamiento del territorio palestino.
Que el compromiso de los pacifistas israelíes en su país es actualmente un compromiso arriesgado a expensas de recriminaciones, agresiones y detenciones, es algo que Javier comprueba cada vez que forma parte de las manifestaciones que conciertan, la última en la frontera misma de Gaza el pasado viernes.
Nada digamos cuando, con ocasión del Día de Jerusalén que conmemora tanto la reunificación como el establecimiento del control israelí sobre el barrio antiguo después de la Guerra de los Seis Días, se reúne en la calle una multitud de ultranacionalistas al grito de "¡Muerte a los árabes!".
Me gustaría saber algo más de estos grupos pacifistas de la izquierda israelí a los que los medios de comunicación occidentales no conceden ni una sola alusión, como si no tuvieran ninguna significancia. Lo que sí hemos sabido ayer por esos medios es que está siendo tal el crecimiento del odio al árabe entra los menores israelíes (niños y adolescentes) que el diario Haaretz, el de más prestigio en el país, ha publicado una guía dirigida a padres y madres con herramientas para enfrentarse a los discursos del odio que sus hijos reproducen, tal como se demostró con ocasión del Día de Jerusalén.
Que un medio de comunicación, caracterizado en este caso por su línea editorial crítica con el actual gobierno israelí, se vea en la necesidad de hacer eso indica hasta qué punto el problema ha llegado a un grado de gravedad muy preocupante. En estas circunstancias, recibir noticias de los pacifistas israelíes, esas que casi nunca asoman en la prensa occidental, debería ser un motivo de esperanza, incluso ante las imágenes de esa apología de la barbarie protagonizada por los ultranacionalistas israelíes ayer en la llamada Ciudad de Dios.
PS. Me ha provocado un vómito de bochorno y grima esta declaración reciente del canciller alemán Mertz: "Hacer sufrir de esta manera a la población civil ya no se puede justificar con la lucha contra el terrorismo de Hamás". Me pregunto en qué momento sí podía justificar Mertz esa lucha, en la que su país colabora con armamento, mediante el asesinato de miles de menores palestinos. ¿Qué será de la niña palestina del fuego?
DdA, XXI/5.998
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