lunes, 5 de mayo de 2025

EL DÍA DEL APAGÓN, EL VALLE DE SAJAMBRE FUE UN PARAISO DE LUZ


Ana Gaitero

Una isla energética, pensada para resistir a los temporales, convirtió al valle de Sajambre en un paraíso de luz el día del apagón. En el corazón de Picos de Europa no se enteraron del lunes negro que apagó a la Península Ibérica el 28 de abril de 2025. Un día soleado y radiante que invitó a tomar las calles cuando el suministro eléctrico cayó a un insólito cero.

Las pequeñas centrales hidroeléctricas surtieron a los pueblos sajambrinos que durante muchos inviernos sufrieron el mal tiempo con cortes de luz por depender de una línea que atraviesa la montaña cantábrica. El caso de Sajambre da pie a pensar en la importancia estratégica de aprovechar los recursos locales para evitar la dependencia absoluta de macrosistemas de producción y distribución de energía.

Las pequeñas comunidades energéticas son una de las alternativas que emerge para una transición realmente justa. Una salida que el voraz mercado de la electricidad no va a facilitar porque no quiere que se escape ni un kilovatio de la factura de la luz a su opaca cuenta de resultados. Casos como el de Sajambre o el aprovechamiento de la producción energética con paneles solares para el alumbrado público en pueblos como Lago de Babia son una muestra de las pequeñas resistencias frente al monstruo de la globalización.

Las políticas públicas locales y regionales deberían enfocarse a potenciar este tipo de iniciativas y concienciar a la sociedad sobre la necesidad de implicarse en la gestión corresponsable de los recursos.

Convertir a la ciudadanía en niños mimados a los que se les da todo hecho, sin ni siquiera participar en la toma de decisiones, es muy rentable para las multinacionales, pero nos empobrece como comunidad.

León tiene un caudal histórico a sus espaldas del que hemos heredado un inmenso patrimonio público a través de las juntas vecinales que está en peligro por la despoblación, el desarraigo y la expropiación de la gestión comunal.

Las grandes compañías privadas (y privatizadas, como Endesa) de distribución junto con el operador semipúblico (Red Eléctrica Española) se han servido de un conglomerado de puertas giratorias para que esa transición justa se convierta en un disparate ambiental y económico.

Ya va siendo hora de despertar del sueño de la globalización basado en la deslocalización y en la acumulación de grandes capitales bajo el anonimato de los fondos de inversión.

La tecnología debe aprovecharse para fortalecer lo local con redes locales sin desconectarse del mundo, como han hecho en el valle de Sajambre gracias a la insistencia de vecinos y ayuntamiento hace tres lustros.

Pero como han hecho con el transporte público, los trenes de cercanías, prefieren que estemos desconectados a pequeña escala y nos movamos como zombis por el planeta y el espacio. En AVE y en naves espaciales. 

DIARIO DE LEÓN

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