Considera el autor del artículo, con buen criterio, que hablar de unidad en la izquierda cuando los mismos que la defienden llevan media vida destrozándose entre ellos tampoco parece que sea el camino. Nunca hay que pedir perdón por ser de izquierdas y en estos momentos, con la que tienen montada los intolerantes en medio mundo, menos todavía. Lo que hace falta saber, cuando el avance de Podemos en las encuestas sigue siendo mínimo, si el partido morado tiene por sí mismo capacidad para recuperar los restos del naufragio y replantear una izquierda capaz de ser algo más que el carácter testimonial que tuvo durante decenios Izquierda Unida, un oxímoron donde los haya -según dice Tortosa- que continúa sin saber qué demonios hacer con su vida.
Juan Tortosa
Por si hay alguien que aún piense
lo contrario, les voy a contar un secreto: Sumar ya no existe, si es que
alguna vez existió. Ellos mismos se han hecho el harakiri actuando
como adminículo del PSOE en decisiones políticas de intenso perfume derechista,
como el
apoyo tanto al envío de armamento español a Ucrania como al incremento
del gasto militar, por no hablar del recorte a los parados mayores de 52 años o
de los incentivos a las personas que se jubilen después de los 72.
No creo equivocarme si aventuro
que Pedro Sánchez les ha perdido a sus todavía socios de Sumar el
poco respeto que pudiera tenerles, porque no han actuado como contrapeso en el
Gobierno de coalición, sino como complemento. Al presidente le va la marcha y la
sumisión le motiva menos que aquel "ruido" del que tanto se quejaba,
¿recuerdan? Creo que empieza a entender que intentar destruir a Podemos no fue
una buena idea, y puede
que hasta esté echando de menos sus discrepancias cuando gobernaron juntos.
Eran "cabezones", que diría María Jesús Montero, pero tenían
ideas propias, iniciativas legislativas, firmeza a la hora de negociar… Sánchez
se resistía, pero acababa poniendo en marcha leyes que en principio no le
gustaban y de las que ahora presume como si hubiera sido mérito suyo
proponerlas.
Y no. Fue Podemos quien las
propuso. El mismo Podemos que él quiso matar con la ayuda de Yolanda
Díaz y compañía y que cada día que pasa goza de mejor salud. Creo que,
al margen del partido que lidera Ione Belarra, el único que ha intuido
hasta ahora que la vuelta de Podemos es inevitable es Pedro Sánchez. La
izquierda no puede consistir en un puzle descafeinado de partidos, sino que ha
de sustentarse en ideas firmes cuya prioridad sea apostar por la paz, mejorar
la vida de la ciudadanía y disfrutar de una convivencia sin crispaciones. Aún
así, en el PSOE no parecen entender todavía que su ruina (esperemos que no sea
la de todos) empezó el día en que no sólo se pusieron de perfil, sino que estimularon
a quienes se propusieron triturar a Podemos.
No es bueno tener miedo y mucho
menos jugar con él. El vótame porque si no llegará el fascismo ya no
cuela, por mucho que el riesgo exista; hablar de unidad en la izquierda cuando
los mismos que la defienden llevan media vida destrozándose entre ellos tampoco
parece que sea el camino. Eso parecen haberlo visto claro algunos socios de
Sumar, como Compromís, por ejemplo, que cada amanecer niega pertenecer a
la coalición y muy probablemente vuelva a presentarse solo a las
elecciones, idea que comparte también buena parte de Más Madrid. ¿Y qué me
dicen de los Comunes, que ni siquiera le han dejado a Yolanda organizarse en
Catalunya? ¿O de Izquierda Unida, oxímoron donde los haya, que continúa
sin saber qué demonios hacer con su vida?
Se les fue a todos la mano
intentando demonizar a Podemos y no saben cómo recular. Los vituperaron, los
amenazaron, los denostaron, jugaron a dividirlos, se pusieron de perfil cuando
los jueces los empapelaron, los dejaron solos frente a los políticos de la
ultraderecha y la ferocidad de sus medios… Y ahora que han descubierto que
los necesitan, la manera en la que han empezado a tirarles los tejos
no puede decirse que esté siendo precisamente elegante. Quienes
apuestan por repetir la jugada del 23J lo tienen complicado. Nunca hay que
pedir perdón por ser de izquierdas y en estos momentos, con la que tienen
montada los intolerantes en medio mundo, menos todavía.
Pero, claro, ¿cómo hacerle ver
ahora a los medios afines que no se puede atacar a Podemos por sistema? En sus
redacciones ya se han acostumbrado a titular contra ellos, justo cuando
alguna izquierda empieza a ver claro que sin Podemos no hay futuro. Todavía
tardarán en asumir que no van a conseguir someterlos, pero el discurso político
lo tienen ellos, y habrá de ser en torno a ellos como se articule el verdadero
relato de la izquierda.
La elección de Irene Montero como
cabeza de lista para las próximas elecciones generales es un paso en esa
dirección que abre un camino lento pero firme. Los partidos a la izquierda del
PSOE lo saben y los socialistas también. Por eso, cuando hay quien todavía
titula, desde un periodismo presuntamente progresista, que Podemos
"dinamita" la relación con todos sus aliados naturales y
"pone en peligro el techo de gasto para 2026", se está equivocando.
Porque la versión correcta es que "tras constatar su fracaso, quienes
hicieron todo lo posible por enviar Podemos al infierno exigen ahora su ayuda
de manera incondicional".
Tardarán en entenderlo, pero el
destino natural de Sumar es disolverse. No importa: si no lo deciden los cuatro
gatos que son, la inercia acabará haciendo su trabajo. Por defecto, nunca mejor
dicho.
DdA, XXI/5.965 PÚBLICO
1 comentario:
Difícilmente se puede disolver lo que nunca llegó siquiera a cuajar como un ente (algo "con entidad propia"), más allá de urgencias electorales (mal solventadas por las prisas)... En todo caso se dirigirá hacia un "cada uno a su casa (creo que ninguna de las "casas originales" se has desamueblado) y aquí paz y después gloria. Pero el daño a la esperanza (la más conservadora de las virtudes teologales, pues pone la posibilidad de un futuro mejor en entes ajenos o en el mero azar) y hasta a cierta ilusión (acaso un poco "ilusa", que dirían los geniales publicistas de la asociación hispana de invidentes) de mucha población "de la izquierda real", de a pie, de buena fe, tardará décadas en repararse... Entre tanto, la única izquierda política (discursiva) relativamente relevante que quedará en España será la periférica más o menos nacionalista (BNG, Bildu, ERC,...).
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