Lazarillo
Ya sabemos como se las gasta el diario nacional monárquico en eso de impactar por lo insólito de sus portadas. Algunas deberían figurar en las aulas de las Facultades de Ciencias de la Información para conocimiento de la degeneración periodística por razones o sinrazones de ideario. El periódico ABC, dada su dependencia o subordinación a la corona borbónica, es un prototipo de heraldo taurino, defensor acérrimo de la tortura y muerte de un animal en un coso como motivo de diversión del público asistente. Este Lazarillo sigue manteniendo que, aunque aún tarde en extinguirse -como tarda todo aquello arraigado al maltrato de seres vivos como espectáculo-, la tauromaquia no tiene mucho futuro en este país. La desmesura con la que un diario de difusión nacional trata el asunto personal de un torero con la portada que ilustra estas líneas, es un síntoma más del declive de esa exhibición de barbarie en la que corren la sangre y la muerte entre olés y pasodobles. No pedimos que ABC haga lo propio con un creador, un artista o un músico, pero llegar a tal extremo con un matador de toros es muestra inequívoca de un desvarío periodístico alarmante.
DdA, XXI/5.925
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