Si quieres la paz, prepárate para la paz, no para la guerra, decía el fallecido Mayor Zaragoza, y lo que tenemos actualmente en nuestra Europa es una política de guerra con el incremento en gasto militar de los gobiernos (sea cual sea su signo) y la vuelta del servicio militar en algunos países. Todo por unos más que cuestionables afanes expansionista de Rusia, a juicio de este Lazarillo, cuyo presupuesto en defensa es bastante menor al de la UE. El articulista confía en una reacción de protesta masiva de la ciudadanía, que está tardando demasiado en llegar, a pesar de los recortes en servicios públicos que supondrá el rearme europeo (800.000 millones frente a los 119.000 millones de euros de Rusia. Y los medios, azuzando el miedo, tratando de hacernos creer que estamos en una nueva guerra fría.
Alejandro Álvarez
Es bien sabido que para que la gente acepte la política de guerra hay que engañarla (recuérdese las armas de destrucción de Irak) y atemorizarla (Putin nos va a atacar). En la masiva campaña que están desplegando todos los medios y, de forma especial, TVE para convencernos de que hay que aceptar las exigencias de EE.UU. de que debemos gastar mucho más en defensa (las empresas de armas se están frotando las manos) se usan profusamente estos dos elementos: el miedo y el engaño masivos. Pero la realidad es que los datos actuales (tomados del Consejo de Europa, en el caso de los gastos de la UE, y de fuentes fiables occidentales en el caso de los gastos rusos) demuestran que los países de la UE (326.000 millones de euros) gastan tres veces más que Rusia (119 millones de euros) en defensa. Ante ello, cómo vamos a creer que los países de la UE necesitan incrementar en 800.000 millones los gastos en defensa y que tal aumento responde realmente a una necesidad de defendernos de Rusia y no a una imposición de EE. UU. y del lobby militar para favorecer sus intereses?
El miedo y las mentiras convencerán seguramente a una parte de la sociedad de que los intereses del lobby militar industrial son los intereses de la mayoría de la sociedad, que en un próximo futuro verá cómo le reducen servicios sociales esenciales (pensiones, educación, sanidad, atención a mayores y a sectores sin recursos, etc.), mientras las cuentas de los sectores ligados a la guerra engrosan de forma muy notable. Pero es muy posible que buena parte de la sociedad no se trague esas burdas mentiras y reaccione, poniendo en marcha una creciente contestación a esa política de guerra, sabedora de que en la guerra siempre mueren y las sufren los miembros de los sectores sociales más débiles mientras que los que las promocionan sacan beneficios de las mismas y no mueren en ellas. Eso espero.
DdA, XXI/5.929
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