Celso Miranda
"El protocolo no es política", sentenció alguien en una reunión en la que yo estaba. Trump "saludó" a Zelensky, delante de los medios con un "¿Hoy vienes arreglado, eh?", en alusión, más que nada, al cambio de color de su atuendo: del verde militar al negro de luto. Marcando ya el terreno de lo que luego sería este sainete. La guerra en la frontera Este de Europa fue alimentada, desde el Maidán y las revoluciones de colores, por EEUU y su epígono, la OTAN. Como europeos, caímos en esa trampa, la de impulsar una guerra QUE NO SE PODÍA GANAR en nuestro territorio, impulsada desde el otro lado del Atlántico. Una guerra por delegación a la que cada uno se sumó con mayor o menor intensidad pero blandiendo, ja, los Derechos Humanos del pueblo ucraniano. No puede ser más gráfico el resultado de esta absurda guerra: el reparto de Ucrania entre Rusia (que se queda con el Este, habitado por mayoría de población prorrusa) y el Oeste, que se lo lleva la oligarquía trumpiana en forma de explotación de recursos naturales y ya veremos si como protectorado norteamericano. Trump llega a hablar de que "así no hay negocio", con un Zelensky zarandeado y humillado, que ha cumplido su papel de marioneta, ahora rota, hasta el final. Vean en poco más de 7 minutos si el protocolo es o no política, y asistan en directo a una nueva fase de la geopolítica mundial: el imperialismo oligárquico ha llegado a nuestras vidas, tras la fase del neoliberalismo globalizador. Pónganse a cubierto, detecten colaboracionistas locales y vayan buscando alianzas para lo que se viene. Y disfruten del fin de semana. Carpe diem.
DdA, XXI/5.919
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