lunes, 10 de marzo de 2025

CLAUDIA SHEINBAUM, TRUMP Y BENITO JUÁREZ


Félix Población

Por más que traten de pasarlo por alto los medios de comunicación de este país, cuyas relaciones con los Estados Unidos Mejicanos deberían ser siempre óptimas, no encontraremos en el universo mundo un pueblo que tan masivo respaldo ofrezca a su actual presidenta, como lo fue también con su predecesor, López Obrador, que sacó de la pobreza a más de nueve millones de mejicanos. Ayer se volvió a repetir en la Plaza del Zócalo de la capital de aquella república. Claudia Sheinbaum había convocado a sus conciudadanos a raíz de las amenazas del presidente Trump de aplicar aranceles a las exportaciones de Méjico, a pesar de los tratados de libre comercio existentes entre ambos países y Canadá desde 1993 y los que el propio Trump firmó con López Obrador durante su primer mandato. Gracias al diálogo y a la firmeza de la presidente mejicana, y porque según Benito Juárez el respeto al derecho ajeno comporta la paz entre las naciones,  piensa Sheinbaum que si se han conseguido aplazar hasta el 2 de abril las medidas que pretende el presente norteamericano, piensa que también se volverá a lo establecido: gracias a los tratados comerciales entre amabas naciones, no habrá aranceles entre Méjico y Estados Unidos. Ilustró ayer la presidenta mejicana con ejemplos lo importante que es para las economías de ambos países mantener la complementariedad que hasta ahora han tenido. Más de 23 millones de estadounidenses visitan cada año Méjico, un millón reside allí y es importante el número de empresas de Estados Unidos radicadas en aquella república, con una productividad que supera la que se registra más al norte. En torno a 38 millones de mejicanos residen en Estados Unidos, de los que la dos terceras partes han nacido allí. Su trabajo es indispensable para la economía de aquel país. Las remesas enviadas a Méjico por sus migrantes alcanzaron en 2024 la cifra de 64.000 millones de dólares. Claudia Sheinbaum dedicó una parte de su discurso a la importancia a atacar el problema del fentanilo para que las relaciones con su vecino del norte sean las que caben entre dos países con vínculos económicos, familiares e históricos comunes. Se refirió en este sentido a las buenas relaciones con Estados Unidos durante la invasión francesa y las mantenidas entre los presidentes Roosevelt y Cárdenas en la Segunda Guerra Mundial. Entre octubre de 2024 y enero de 2025 el cruce de fentanilo de Méjico a Estados Unidos ha disminuido en un 50 por ciento, y entre enero y febrero, en un 41 por ciento, aseguró Sheinbaum. La campaña que ha emprendido Méjico entre los jóvenes para atender a las causas y evitar que la droga destroce sus vidas, ha de basarse en educación, cultura, deporte, abrazos y amor, poniendo todo el empeño en combatir esa lacra a través de los servicios de inteligencia y seguridad, con un reforzamiento de la Guardia Nacional. Con respecto a la seguridad, la presidenta mejicana manifestó  que entre octubre de 2024 y febrero del año actual han disminuido en un 15 por ciento los homicidios dolosos. Ante una multitud que rondaba las 350.000 personas, insistió Claudia Sheinbaum en que la economía de aquella querida nación se basa en el humanismo mejicano, una economía desde abajo, no desde arriba, con cuatro máximas coreadas por la muchedumbre: Por el bien de todos, primero los pobres; no puede haber gobierno rico y pueblo pobre; alimentos saludables, salud, derechos y educación para todos; con el pueblo todo, sin el pueblo nada. El próximo 1 de junio, recordó finalmente la presidenta de aquella república, aquel país con el que España debería mantener siempre unas relaciones óptimas, celebrará unas elecciones históricas: por primera vez en el mundo la ciudadanía va a elegir a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia. Ahí queda eso. Sin justicia no puede haber progreso, que dijo Juárez.

EDITORIAL DEL DIARIO LA JORNADA DE MÉJICO

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se dirigió ayer a los cientos de miles de personas reunidas en el Zócalo de la Ciudad de México para escuchar su mensaje a la nación respecto a los aranceles que Donald Trump ha amenazado con imponer desde su primer día de regreso a la Casa Blanca. La mandataria hizo un recuento de las acciones tomadas por ella y sus colaboradores con el fin de conjurar esa amenaza, resaltando que la próxima revisión del 2 de abril debería llevar al cierre definitivo de este episodio bajo el entendido de que los dos mayores socios comerciales del planeta no tienen razones para establecer tarifas cuando sus intercambios se encuentran regulados por el tratado al que el propio Trump dio su visto bueno en su primer periodo presidencial.

Más allá de la información puntual brindada a la ciudadanía por la mandataria, el acto efectuado en el corazón del país fue una contundente confirmación del momento de unidad nacional que vive México y de la inédita sintonía entre gobernantes y gobernados: mientras la mandataria ratificó su compromiso de poner siempre por encima de todo el respeto a nuestro amado pueblo y a nuestra bendita nación, ese pueblo le reiteró sin ambages la confianza depositada en ella para defender la soberanía y la dignidad ante los embates que no sólo vienen de Washington, sino también de otras latitudes donde las clases políticas y empresariales se resisten a dejar atrás la mentalidad colonial.

La dirigente de la Cuarta Transformación no habló desde un presunto vacío ideológico ni desde un patrioterismo conservador que muchas veces ha sido usado por demagogos para confundir los intereses oligárquicos con el bien común. Por el contrario, aprovechó el encuentro para rechazar el regreso del neoliberalismo que tanto debilitó a México e insistir en que la economía se fortalecerá desde lo que ha denominado humanismo mexicano, mediante la dignificación del salario mínimo, la autosuficiencia energética, la inversión pública, el reforzamiento de los programas sociales, la reconstrucción de la red ferroviaria de pasajeros y la edificación de un millón de viviendas, entre otras medidas.

Donald Trump hará bien en escuchar el mensaje que se le envió desde el Zócalo: en México no se enfrenta sólo al gobierno, sino a una sociedad cohesionada y movilizada, decidida a repeler cualquier chantaje y a cerrar filas contra el injerencismo. En este aspecto, nuestro país presenta un marcado y positivo contraste con la inestabilidad que padecen los aliados tradicionales de Washington, ahora obligados a asumir la realidad del trumpismo: en Canadá, el primer ministro Justin Trudeau funge como encargado de despacho desde que se vio obligado a presentar su renuncia en enero pasado con el fin de evitar una moción de censura. Su correligionario Mark Carney lo remplazará dentro de algunos días de manera provisional hasta que se realicen unos comicios a los que su partido llega con una desventaja que parece irremontable. En Francia, la democracia se encuentra suspendida porque el presidente Emmanuel Macron ha nombrado a dos primeros ministros de derecha, cuando su obligación era seleccionar un premier de la coalición de izquierdas ganadora en las elecciones. La gestión del mandatario es reprobada por siete de cada 10 franceses, y en enero rozó 80 por ciento de rechazo, segunda peor cifra en la historia gala. En Alemania, Olaf Scholz sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones anticipadas que se vio forzado a convocar, y sólo seguirá en el cargo en tanto el triunfador completa los acuerdos parlamentarios que le permitan formar gobierno.

Sin duda, la unidad interna es una de las cartas más fuertes de México para hacer frente a los amagos de Trump y, tras los eventos de ayer, dicha fortaleza parece inexpugnable. Cabe confiar en que autoridades y ciudadanía sabrán usar esta ventaja para hacer valer los intereses nacionales en un clima de respeto con sus socios norteamericanos y el resto de la comunidad internacional.

DdA, XXI/5.927 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Viva Mejico

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