domingo, 2 de febrero de 2025

NO, EN 1975 NO EMPEZÓ EL MEDIO SIGLO DE LIBERTAD


Isabelo Herreros

Con motivo del inicio de las actividades conmemorativas del cincuenta aniversario de la muerte de Francisco Franco, tirano de España durante casi cuarenta años, se ha desatado una gran polémica, y no académica precisamente, sino de índole política, tal y como era previsible. Lo cierto es que haga lo que haga el gobierno de Pedro Sánchez siempre tendrá enfrente a toda la oposición, es decir PP y VOX, y a veces a algunos de sus socios de gobierno, o de investidura. Pero ahí tenemos el viejo refranero español, y que nos dice desde hace siglos que nunca llueve a gusto de todos, solo que en este caso la polémica va a durar, cuando menos, hasta finales de año, pues llegará la concreción en forma de seminarios, conferencias, congresos, en universidades, ateneos o asociaciones memorialistas, y se reproducirán las broncas, por ahora solo dialécticas, en ámbitos autonómicos e incluso municipales.

El anuncio de que se iba a impulsar la conmemoración de los 50 años sin Franco, se hizo el pasado 10 de diciembre, en el discurso de cierre del día de la memoria democrática, y que había sido aplazado por la tragedia de la Dana en Valencia y Albacete. Estuve en el acto, en el Auditorio Nacional, y me sorprendió que fuese el propio presidente quien lo introdujera en su intervención y no el ministro del ramo, es decir, Ángel Víctor Torres, que desempeña la cartera de Política Territorial y Memoria Democrática, y que tiene el privilegio de ocupar el histórico edificio de Castellana 3, el mismo en el que desempeñó su cargo de presidente de gobierno Manuel Azaña. El lema escogido para la conmemoración es el ambiguo y discutible España en libertad, y digo discutible por que si lo que se quiere festejar es la muerte del tirano y el inicio de la transición a la democracia, no se entiende que se hable, en el mismo discurso, de medio siglo de democracia.

No, la democracia no empezó en 1975, y, aunque a un político de los de hoy no se le puede pedir que tenga conocimientos de historia, hay unos mínimos que los asesores que preparan los discursos en la Moncloa deberían conocer. Me ha extrañado que desde el ámbito académico más institucional no se haya realizado alguna matización al respecto.    

 Lo cierto es que tenemos un problema de conocimiento de lo que realmente ocurrió en aquellos años, también con lo que pasó de 1921 a 1939, y que aún hoy se palía un poco con la memoria familiar, pero las nuevas generaciones, si no lo estudian en la asignatura de historia pues sencillamente lo ignoran, y, si en casa algún mayor les explica algo al respecto, pues, como suele ocurrir desde siempre, no se le pone mucha atención, por ser las batallitas del abuelo.

Quienes vivimos aquellos años, aunque desde la inconsciencia de la juventud, no tenemos tan claro que en 1975 diese comienzo algo nuevo, pues las cosas son fueron nada fáciles, y estaba claro que no se pretendía, desde el aún poderoso aparato del Estado franquista, ir mas allá de unos cambios, un maquillaje, con el anuncio de una monarquía remozada, para que, como en la célebre novela El gatopardo de Lampedusa, todo siguiera igual. Recuerdo de aquel año varios conflictos laborales, saldados con miles de despidos y una represión feroz, con unas cuantas víctimas mortales, movilizaciones estudiantiles también reprimidas con ferocidad. También recuerdo a los grupos de extrema derecha campando por sus respetos, tales como Fuerza Nueva o Guerrilleros de Cristo Rey, en perfecta camaradería con la Policía Armada o la Guardia Civil. Estos grupos siguieron operando unos cinco o seis años; sin ir más lejos, acabo de escuchar un reportaje sobre el asesinato de Yolanda González, una joven estudiante de 19 años, ocurrido el uno de febrero de 1980. Y no solo en Madrid, también se les veía en ciudades como Toledo, con sus uniformes azules y correajes, y con paradas militares cuando visitaba su tierra el fundador, es decir Blas Piñar.

De otra parte, todo el aparato del Estado franquista, creado a partir del inicio de la guerra civil, seguía intacto. Como si nada hubiera pasado, y con Carlos Arias Navarro de presidente de gobierno y Manuel Fraga de ministro de la gobernación, ahí seguían las Cortes con sus procuradores por el tercio familiar o sindical, el Movimiento o partido único, con todo un ministerio  con delegaciones provinciales a su servicio, el Consejo Nacional del Movimiento, con la sede en el actual Senado, el Sindicato Vertical con miles de funcionarios repartidos por toda España, y una larga lista que sería muy prolijo detallar. Todo eso siguió intacto a lo largo del año 1975, y no había señales claras de que fuera a haber cambios. Incluso, a comienzos de 1976, todavía con el mismo gobierno de su Majestad, el nuevo gobernador civil que vino a Toledo, tras la muerte de Jaime de Foxá, José Sotillo, un magistrado de trabajo en excedencia, soltó parecida soflama que sus predecesores, con invocación del 18 de julio de 1936.

La oposición, aún en la clandestinidad y con sedes partidarias abiertas aún en Francia o México, se debatía entre plantear la ruptura, o pactar la reforma como a la postre se hizo. Desde la célebre tromboflebitis del anciano general en el verano de 1974, agravada por el párkinson que ya padecía, todo indicaba, a comienzos de 1975, que se aceleraba el final del régimen del 18 de julio, y cito la fecha de inicio de la guerra civil porque así nos lo recordaban constantemente, incluso con la paga extraordinaria de verano, que llevaba ese nombre, los ambulatorios también exhibían en sus fachadas esta denominación, además de la simbología falangista a la entrada de pueblos y ciudades.

Todos los años, llegada la fecha identitaria y fundacional del régimen, festiva en el calendario, y de mal recuerdo para millones de españoles, se realizaban miles de actos a lo largo y ancho de España, incluido un “besamanos” o “cabezada” en todos los gobiernos civiles y así se hizo hasta el 18 de julio de 1976, para información de quienes no lo saben. Con el añadido de grandes eucaristías en las catedrales, y paradas militares en todas las plazas. El festejo más relevante tenía lugar en la Granja de San Ildefonso, presidido por el caudillo, con actuaciones de todas las celebridades del mundo de la “canción española”. 

 Hay que recordar también que el gobernador civil era también jefe provincial de Movimiento, es decir del partido único, Falange Tradicionalista y de las JONS. A ese festejo, que incluía un discurso del jefe provincial, acudían militares y también las autoridades civiles, religiosas, también jueces y magistrados, además de empresarios y directores de los bancos con sede en la ciudad. Aquel de 1975 fue el último acto político relevante del titular de Toledo, Jaime de Foxá, hermano del escritor Agustín de Foxá, ambos de la Falange de primera hora. El poeta y diplomático había muerto aún joven en 1959, aquejado del mal de pasados excesos etílicos, igual suerte correría su hermano, con parecido diagnóstico, solo que, en febrero de 1976, en plena llegada del “espíritu del 12 de febrero”. Todo ello sin olvidarnos del final de traca del caudillo: el fusilamiento de cinco militantes antifranquistas a finales de septiembre de aquel año.

Se festejó mucho, en ámbitos privados eso sí, la muerte del tirano, pero aún con mucho miedo, y, sin que nada nos anunciase, tampoco los insípidos discursos del Rey, que las cosas iban a cambiar hacia una democracia plena. Seguíamos instalados, o imbuidos, en aquello de que España era diferente. No, no hubo cambio alguno en 1975, y es por lo mismo que, salvo mejor explicación, no entiendo la elección de este año de 2025 para conmemorar medio siglo de libertad, o quizás es que no se quiere escoger 1976, por ser el año en que Adolfo Suárez sí que apostó, con todo tipo de riesgos, incluso personales y físicos, por un cambio de verdad, aunque todo tiene matices y, como en el genial final de la película de Billy Wilder, Con faldas y a lo loco: nadie es perfecto. Algo parecido dijo don Antonio Machado en su crónica del 14 de abril de 1931, a través de su heterónimo Juan de Mairena, pero de eso hablaremos otro día.

 EL DIGITAL DE CASTILLA LA MANCHA

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