jueves, 23 de enero de 2025

MARIANN BUDDE LE DICE A TRUMP LO QUE LA IGLESIA CATÓLICA SE CALLA


Félix Población

Concluyeron los actos de investidura de Donald Trump como cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos con una ceremonia religiosa en la catedral episcopaliana de Washington. Casi todo el mundo sabe el contenido de la prédica  con la que la máxima autoridad allí de ese credo protestante obsequió al nuevo mandatario, una vez sabidos algunos de sus planes de gobierno. La obispa Mariann Budde, que durante el primer mandato de Trump ya le llamó la atención con alguna recriminación en torno al mal uso que el presidente hacía de la biblia, le pidió esta vez, con delicada pero firme convicción,  que tuviera piedad de la gente que tiene miedo ahora, en alusión directa tanto a la gran comunidad de migrantes indocumentados y refugiados que hay en Estados Unidos como a la comunidad LGTB: "En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga piedad de las personas de nuestro país que tienen miedo ahora. Hay niños gais, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes. Algunos temen por sus vidas”, subrayó Budde, después de que Trump hubiese firmado la víspera un decreto en el que eliminaba las protecciones a la discriminación de los miembros de la comunidad LGTB y manifestaba que solo existían “hombre y mujer”, sexo masculino y femenino, borrando a las personas trans. La iglesia protestantes episcopaliana ocupa uno de los últimos logares en número de fieles en Estados Unidos. La iglesia católica, por contra, se ha convertido en la más grande confesión religiosa en aquel país, con algo más de 68 millones de creyentes. Creo que el papa Francisco, que vive en Roma, debería tomar nota y reconsiderar que una obispa episcopaliana ha dicho a Donald Trump lo que un obispo católico de Estados Unidos o el mismo pontífice no debería haber callado, después de que el nuevo presidente fuera vitoreado por sus propio fieles con un discurso contrario as la fraternidad cristiana. Cuando la iglesia católica se muestra preocupada por su retroceso en Iberoamérica frente a otras creencias, debería reparar en silencios tan flagrantes  como este de ahora en Estados Unidos, con nada menos que 68 millones de fieles.

DdA, XXI/5.890

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