viernes, 31 de enero de 2025

FALTA SABÉR CUÁNTO LE DURARÁ LA CHULERÍA A TRUMP



Vicente Bernaldo de Quirós

En las películas de vaqueros, cuando el matón de la comarca salía de la cárcel o regresaba de otro estado o del exilio, entraba en la cantina con ganas de bronca y mostraba su afán de venganza contras quienes le habían obligado a salir o le habían encarcelado y disparaba a diestro y siniestro, independientemente de quien caía bajo sus balas y quien tuviera alguna responsabilidad en su infortunio. Al final, casi siempre le paraba los pies el protagonista del western, pero entre tanto causaba un enorme sufrimiento a gran número de personas.

Así es la actuación del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha vuelto con ganas de desquite y con el trauma de las personas frustradas que no admiten que nadie les tosa, a pesar de que le echa el humo de sus puros asquerosos y que le impulsa a largarse con viento fresco porque para eso es el que manda y lo vale. Es como un chulo de putas que maltrata a sus protegidas y que vuelve al saloon, así en americano, como nos acostumbraban a rotular las películas de ese género.

Lo primero que hay que decir de las elecciones estadounidenses es que no las ganó Trump. Las perdió Joe Biden con su soberbia sus apoyos acríticos al terrorismo israelí y su obsesión por ganarle a los rusos la guerra de Ucrania, lo que ha repercutido negativamente en la opinión pública de su país. Más de veinte millones de personas dejaron de ejercer su potestad para votar en relación con la anterior cita con las urnas para elegir presidente. Y gran parte de ciudadanos de origen árabe, asqueados por el respaldo al genocidio de Gaza (al que también se sumaron importantes norteamericanos de origen judío) decidieron darle la espalda al viejo católico irlandés.

Pero por fas o por nefas, el loco pelirrojo ha vuelto a su saloon particular que es el Despacho Oval de la Casa Blanca y en los apenas diez días que han transcurrido desde su toma de posesión, las andanadas de Trump contra todo lo que se mueve y n es de su cuerda han escandalizado al mas sereno de los observadores mundiales. Desde los nombramientos de los miembros de su gabinete, que son todos unos tipos que darían terror a cualquiera, hasta sus objetivos políticos y militares, no hay día que no nos cree congoja las posiciones de este individuo.

Como cualquier matón de medio pelo, Donald Trump llegó al ruedo político amenazando con expropiar el Canal de Panamá, porque no le gusta lo que cobran sus verdaderos sueños por dejar pasar a los barcos que por allí transitan, entre ellos, claro, los estadounidenses y quiere que le salga de balde o, por lo menos, pagar una minucia. También amenazó con hacerse con Groenlandia, que tiene importantes recursos en su subsuelo y que ha encendido la envidia del chulo putas del que os hablo, que, además, no solo no tuvo la respuesta adecuada de los europeos, que están de capa caída por sus propias incoherencias, sino que solo Dinamarca, por ahora la encargada de Groenlandia (quiere llegar a ser independiente) le ha puesto reparos.

Claro que un tipejo que a pesar de ser condenado por jueces, no cumpla la sentencia porque al Tribunal Supremo, que él puso, no lo considera procedente (ya le gustaría a Pedro Sánchez tener a tantos jueces comiendo de su mano) tiene que tener la autoestima por las nubes y hacernos creer que su figura debe de ser objeto de idolatría por parte de los mortales y presume de ignorancia a todos los niveles, hasta el punto de considerar a España un país integrante de los Brics , que a lo mejor no sería tan malo.

Algunas de sus ocurrencias tienen gracia y ninguna repercusión como la de cambiar el nombre de golfo de México por golfo de América, pero otras, como las redadas masivas de inmigrantes, causan un enorme dolor a las familias y a las personas y muestra la falta de humanidad y la crueldad innata de una mala persona que todavía pretende encerrar en Guantánamo a los que considera personas peligrosas, (entre las que, curiosamente, no se incluye) de manera discrecional.

Veremos a ver cuánto le dura la chulería a este mal nacido que ha llegado de nuevo a la Casa Blanca por la estupidez de su predecesor y por la irresponsabilidad y la fatuidad de millones de votantes, pero lo que parece incontestable es que el tiempo que esté al mando de la nave, vamos a escuchar las teorías más peregrinas y vamos a estar acojinados con sus bravatas. Aunque es posible, que también nos echemos unas risas al escuchar sus argumentos y sus descalificaciones.

DdA, XXI/5.895

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