Lazarillo
No es la primera persona ni será la última, porque en la política española -también posiblemente en la de cualquier otro país-, a sus más dignos representantes, aquellos que con más honradez la ejercen y generalmente pertenecen a partidos progresistas, se les difama y acosa hasta el punto de verse obligados a irse, como le ocurrió a Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat valenciana. El presidente del grupo Ribera Salud, Alberto de la Rosa -leemos hoy- ha sido condenado a pagar las costas tras renunciar a la demanda que interpuso contra la exvicepresidenta. Asimismo, el empresario "reconoce" que la política "tenía razón al denunciarle por formar parte de una 'cacería' contra ella", según han informado fuentes próximas a la exdiputada en les Corts Valencianes. El 7 de abril de 2022 Mónica Oltra mostró una foto del expresident de la Generalitat Francisco Camps, el propio Alberto de Rosa y la cofundadora de Vox en València Cristina Seguí e indicó que había que seguir "la pista del dinero" para entender la "cacería" contra ella con el objetivo de "sacarla de la política activa". Tal cacería fue el inicio para que al frente del Consell esté hoy un señor cuya bochornosa y flagrante ineptitud en la gestión de la tragedia de las riadas, amparada por el Partido Popular y su su provisorio líder, costó la vida a más de 200 personas.
DdA, XXI/5.892
No hay comentarios:
Publicar un comentario