Félix Población
Desde que un tal Broncano se ha hecho con la audiencia en competencia con una tal Motos en la hora más aditiva de la televisión, no dejamos de asistir a una sucesión de noticia propagandística de uno y otro programa, que este Lazarillo confiesa no soportar. Lo último que nos ha llegado con relación al primero de los presentadores tiene que ver con otra pugna televisiva, en este caso relacionada con los famosillos que darán las uvas en cada canal la noche de fin de año. Será Broncano, en efecto, quien lo haga en la televisión pública, acompañado de una señora cuyo nombre desconozco pero que al parecer pasó por el plató de Broncano de modo exitoso. Este Lazarillo, sin entrar en los gustos del respetable que sigue esos programas, se pregunta si alguna vez cabe la posibilidad, en la televisión pública que pagamos todos -y aún ahora pagaremos más por la generosas subida de sueldo de los nuevos consejeros-, de que un documental como 7291, de Juanjo Castro, pueda ser emitido en la misma franja horaria que el programa de Broncano. ¿O es que definitivamente se pretende olvidar a quienes al final de su vida, y después de haber vivido una posguerra atroz, fueron condenados a morir en la soledad de las residencias porque no se les prestó la asistencia sanitaria debida? Lo que se quiere olvidar tiene posibilidades de volverse a repetir. Podría ser así porque, además, en Madrid sigue al frente del gobierno autonómico quien tuvo la máxima responsabilidad en aquella masacre. Podría ser así porque las residencias privadas de mayores siguen teniendo las mismas carencias y necesidades que entonces, primando el negocio de las empresas que las administran sobre cualquier otro objetivo.
DdA, XX/5.843
1 comentario:
Querido Félix, yo no tengo ninguna manía a Broncano (todo lo contrario, le admiraba mucho cuando era un meritorio en eso del posthumor que popularizaran Joaquín Reyes y sus chanantes -por ejemplo, cuando hacía entrevistas en la calle sobre un tema cualquiera en el "A vivir que son dos días" de la SER-), pero el "juego de tronos" televisivos en el que, con intereses de todo tipo (desde comerciales a ideológicos) bastante poco ocultos, se ha dejado meter (consciente y muy muy bien compensadamente) con Pablo Motos y su conglomerado mediático me parece bastante propio de esa "cultura del espectáculo" que se mueve entre el "ascenso de la insignificancia" del que hablaba el gran Cornelius Castoriadis y el simple forraje que diría El Roto. No obstante, sabes perfectamente que hay un doble motivo por el que nunca se pondrá en la televisión pública en prime time un documental como "7291" de Juanjo Castro: su rigor y seriedad desplomaría las audiencias que quieren "dormirse sumisamente" para alienarse a gusto (del amo) y, además, ponerlo supondría una guerra frontal (y probablemente definitiva pues sería interpretada desde el enemigo político como una "licencia para matar" que haría que las peores artimañas del tan bufo como taimado MAR dejasen la tramoya para pasar directamente a las trincheras) con quienes orquestaron el genocidio que el documental denuncia (enunciándolo como principio sin rubor: "no voy a frenar la economía de la ciudad por alargar un poco la vida de personas a las que ya les queda muy poca" o algo muy similar llegó a decir la presidenta madrileña) y que constituyen, en este momento, la verdadera oposición al gobierno en España.
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