Lazarillo
Bien hizo Pablo Elorduy, que en El Salto -y antes en Diagonal- viene haciendo un periodismo político y crítico digno de encomio en un país tan dañado y desprestigiado periodísticamente, en elegir a mi estimado y admirado profesor y articulista Enrique del Teso para la presentación esta tarde en Gijón de su libro El estado feroz (ed. Verso), publicado recientemente. El acto tendrá lugar en la librería-café La Revoltosa y supongo que habrá despertado la consiguiente expectación en aquella villa, tanto por la profundidad con la que el autor ha abordado este ensayo como por las aportaciones que sobre el mismo haya hecho al leerlo y ahora al presentarlo Enrique del Teso. Del libro, a modo de resumen, resalto estos párrafos acerca de las razones por las que Elorduy lo ha titulado así: "Los que hemos llamado Estado feroz, esto es, todos los agentes que funcionan para que sólo se conciba una sola forma de pensar el futuro -normalmente, abortando su posibilidad- y para reprimir cualquier muestra de desafección hacia esa lógica, no es una improvisación de los distintos gobiernos. Es, al contrario, una fórmula compleja, constituida por el poder y sus depositarios, por el dinero, por una ideología determinada y por una inercia que es anterior al franquismo. Una superestructura que se ha reactivado en un momento de pérdida de legitimidad, en un periodo de desestabilización global y que guarda, en sí misma, un germen de mayor inestabilidad y deslegitimación. Esta tensión, crispación o polarización es la banda sonora de un tiempo político en el que se suceden los procesos electorales sin que haya políticas sustantivas de transformación de las bases materiales de existencia. La austeridad y la amenaza de nuevas rondas de recortes siguen marcando las políticas posibles. En el horizonte, además, crece la amenaza de que la retórica inflamada de la guerra, destinada a abrir nuevos campos de acumulación para el gran capital, se transforme en algo más que retórica".
DdA, XX/5.854
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