Este poema pertenece a un ciclo de sonetos que Lorca escribió entre 1935 y 1936 y sólo aparecieron publicados por primera vez en su totalidad en 1986*. Se les conoce como Sonetos del amor oscuro. Oscuro, bien como esa parte más escondida por más profunda del alma humana, oscuro como la pena negra jonda, oscuro como el lado menos visible de una persona o de un objeto, oscuro también porque se trata de un amor negado y vedado por la sociedad. El tema del soneto es la súplica que el “yo” lírico dirige a la persona amada para que abandone su silencio y proclame su amor a través de una queja por la falta de correspondencia. El poeta expresa en tono apelativo la demanda de la correspondencia, en su doble sentido: amorosa y escrita, para que el ser amado, al que evoca en la relación apasionada que han mantenido, le manifieste su amor o lo deje sumido en el sufrimiento. Para ello, en el poema se intensifican aquellos recursos que pretenden conmover al destinatario -de un lado, a su amado, y, de otro, al propio lector- de su poesía.
*Muy tarde para unos poemas así y un poeta de la dimensión universal de García Lorca, asesinado en 1936 por el régimen que gobernó España hasta el fallecimiento del dictador en 1975.
Amor de mis entrañas, viva muerte,/ en vano espero tu palabra escrita/ y pienso, con la flor que se marchita,/ que si vivo sin mí quiero perderte.
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