miércoles, 27 de noviembre de 2024

PEPE ÁLVAREZ: DE DIÁLOGO EN DIÁLOGO HASTA LA DERROTA FINAL


Raúl Solís

Pepe Álvarez está contento. No es para menos. El congreso de UGT le va a renovar el cargo hasta 2028. A sus 68 años dice no sentirse cansado ni tampoco nadie le ha dicho que no está bonito jubilarse con 72 años, que hay que disfrutar del júbilo, cuidar a los nietos, regar las plantas, plantar un huerto, leer, viajar, hacer voluntariado, descansar, vivir.

Otra alegría que se lleva el amigo Pepe, y se le nota en la cara, es la presencia de Alberto Núñez Feijóo en el cónclave ugetista mientras de fondo suena La Internacional. En su fuero interno, Pepe seguro piensa que ha hecho un poquito socialista a Feijóo, pero el gallego, que es perro viejo, sabe que quien no es socialista es UGT.

En los abrazos a Feijóo no podía faltar Unai Sordo, líder de Comisiones Obreras, que también se le veía feliz y contento al lado de Núñez Feijóo y del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. En el sarao no podía faltar Yolanda Díaz, que lleva año y medio anunciando una reducción de la jornada que nunca llega. Eso sí, todo con mucho diálogo social, que ella es una mujer que valora mucho el diálogo por encima de todo. De diálogo en diálogo hasta la derrota final. Convénzanse: la reducción de la jornada laboral será 38 horas más 2. El que avisa no es traidor. Sin ironía.

A lo que íbamos, que me desparramo. El amigo Pepe está contento. Se va a jubilar con 72 años, después de 50 años siendo alto cargo del sindicato y sin mono de trabajo en el ropero. Con la tierna edad de 22 añitos, Álvarez ya era dirigente de la todopoderosa federación del metal de UGT en Barcelona. Se despidió de sus compañeros metalúrgicos en La Maquinista en 1978 y ahora se codea con Felipe VI, que lo llama a la Zarzuela para que vaya con su amigo Unai a salvarlo de la crisis de imagen que el monarca tuvo con el populacho valenciano que le tiró barro a su traje de Armani.

 A pesar de los 50 años que el amigo Pepe lleva de cargo en cargo, su gran triunfo es haber conseguido que Feijóo sea el primer líder del PP en pisar un congreso de UGT. Casi le hace cantar La Internacional con puño en alto.  Los aplausos de los compañeros ugetistas de Pepe Álvarez al discurso de Feijóo son para analizarlo detenidamente, para poner el vídeo una y otra vez, sin sonido, que es como mejor se analiza el lenguaje no verbal.

El negociador de la reducción de la jornada, Fernando Luján, se meaba encima de lo divertido que fue el discurso de Feijóo. La compañera que tenía a su derecha aplaudía como si le fuera la vida en ello. En fin, chavales, puro sabor a régimen, parafraseando el programa que hizo rica y famosa a Ana Rosa Quintana allá por los 90, antes de que plagiara a la escritora mexicana Ángeles Mastretta.

El día que Pepe se jubile, si no termina muy cansado, escribirá sus memorias para contarnos que consiguió la gran gesta de llevar a un líder del PP a un congreso de UGT. La revolución que soñó Pablo Iglesias Posse cuando en 1888 fundó la Unión General de Trabajadores para acabar con la miseria que vivían los obreros víctimas del capitalismo industrializado.

Vean el vídeo una y otra vez, porque es hipnótico. Esa Yolanda Díaz departiendo amablemente con Feijóo y Garamendi un día después de decirle que son los enemigos de la clase obrera por no querer pactar la reducción de jornada. Pepe Álvarez a brazo partido con el líder del partido que vota que no en el Congreso a cualquier mejora a favor de los trabajadores. Unai Sordo, secretario general del sindicato de raíz comunista que fundara Marcelino Camacho, sonriendo ante el acto de ternura entre Feijóo y Álvarez. Y el jefe de la patronal, detrás de todos ellos, festejando la épica.

Después de ver chorrocientas veces el vídeo se lo mandé a un buen amigo que es delegado sindical de UGT en su empresa. “¿Qué te pasa, Pepe?”, fue la respuesta que me envío ante la escena de régimen que acababa de presenciar delante de sus ojos. A lo mejor nos enteramos dentro de cuatro años, cuando se retire con 72 años, y Pepe escriba sus memorias para contarnos que con Feijóo tuvo una gran relación de amistad, que “pensábamos diferente pero siempre tuvimos una relación cordial”. Como si la vida política fuera una escena de teatro diferenciada de la vida real. El régimen es poder, pero, sobre todo, es una performance sin descanso. Esperemos a las memorias de Pepe, que no hay mascota del Régimen del 78 que no sienta que su vida le importa a alguien.

Diario Red

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