Félix Población
Una información facilitada por el Centro de Integración de Datos (CDI) sobre el número de personas fallecidas como consecuencia de las riadas de Valencia es así de concluyente: un tercio de las muertes (76 de un total 221 al día de hoy) se produjo en los domicilios de las víctimas, 11 dentro de las residencias de ancianos y 28 en los garajes. Tanto la alarma tardía del gobierno de la Generalitat de Valencia (a las 20,11 horas) como el contenido de la misma, aconsejando no circular por las calles, no les sirvieron a esas personas de nada. Sus familiares y allegados las están llorando con una mezcla de indignación e impotencia. El mismo sentimiento es algo que se puede percibir en el pleno celebrado ayer en el ayuntamiento de Aldaia, donde la indignación de los vecinos es manifiesta, tal como pudimos ver en un canal de televisión, casi al tiempo que ese mismo gobierno autonómico, responsable en buena medida de la tragedia, diese a conocer una subida en los emolumentos que reciben sus nuevos consejeros, algo que posiblemente ni imaginarían quienes mostraban tan razonable enojo ante el alcalde de la citada localidad. En lugar de la dimisión de su presidente, una vez conocida la magnitud del desastre como resultado de su nefasta gestión, el gobierno de aquella comunidad lo primero que ha hecho es subirse el sueldo y contratar a empresas vinculadas con la trama corrupta Gürtel para reemprender las tareas de reconstrucción. Me parece que la única voz que puede sintonizar con el sentimiento de buena parte de los damnificados es la que ayer dejó oír Ione Belarra en el Congreso, haciendo responsable de que Carlos Mazón no dimita al líder provisorio del Partido Popular. Convendría tenerlo en cuenta en las urnas y evitar, como ocurrió con el naufragio del Prestige en Galicia, que en algunas de sus localidades costeras el electorado volviera a preferir al partido (PP) gobernante en aquel país, que a su vez también gobernaba en España, con Rajoy como presidente ilustrándonos con aquella sandia alegoría de los "hilillos de plastilina". Entonces sólo sufrieron el desastre el mar y las playas. Esta vez sería de esperar algo más de memoria porque los sueldos del gobierno de la Generalitat los pagan quienes sufrieron su criminal ineptitud. Subirse el sueldo aprovechando el primero decreto de ayudas por la DANA es propio de un gobierno sin vergüenza ni dignidad.
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