lunes, 28 de octubre de 2024

UN TESTIMONIO ORAL ABRIRÁ UNO DE LOS AGUJEROS NEGROS DE LA MEMORIA EN EL BIERZO

Estamos convencidos de que a Conrado -no sabemos su apellido porque el redactor de la información no lo da en Diario de León- le hubiera gustado saber que su recuerdo adolescente del verano sangriento de 1936, cuando desde su bicicleta descubrió ocho cadáveres en la cuneta de la antigua carretera que iba de Madrid a La Coruña, entre San Miguel de las Dueñas y Ponferrada, y la memoria que durante toda vida guardó del hecho, van a servir por fin para que la la Asociación Sputnik Labrego emprenda, por primera vez, la búsqueda de los restos de los asesinados en uno de los ‘agujeros negros’ de la Memoria Histórica en el Bierzo. Que Conrado ya no esté para comprobar el posible hallazgo de los restos mortales de aquella barbarie como consecuencia del testimonio oral de su memoria, no ha sido cosa solo de la edad, como se escribe en el texto, sino de la deuda con la Memoria Democrática que este régimen ha mantenido durante décadas:


Conrado solo era un adolescente que pedaleaba con su bicicleta por la vieja carretera de Madrid a La Coruña, entre San Miguel de las Dueñas y Ponferrada, cuando en el verano de 1936 descubrió ocho cadáveres en la cuneta. Ocho cuerpos de personas asesinadas a balazos en la larga cuesta que desciende desde el pinar del Montearenas por la ladera de Congosto. Espantado, no se olvidó de aquel lugar. Conrado ya era un adolescente asustado por lo que había visto cuando ese mismo año descubrió otros ocho cuerpos más en la mima cuneta de la misma carretera de la misma cuesta del Montearenas, a solo unas decenas de metros del sitio donde se había encontrado con los primeros cadáveres. Ocho muertos. Ocho asesinados. Y otra vez, espantado por el hallazgo macabro, no se olvidó de aquel lugar.

Conrado tardó ocho décadas en contarlo fuera de su ámbito familiar. Ya era un centenario cuando en el año 2021 se enteró de que la Asociación Sputnik Labrego estaba elaborando, en colaboración con el Instituto de Estudios Bercianos, un mapa de la represión franquista —los Lugares de la Memoria— para el Ayuntamiento de Ponferrada. Y les llevó al Montearenas.

Pero la cuesta había cambiado. La carretera entre Madrid y La Coruña era otra. De hecho, los lugares donde había descubierto a los 16 asesinados se encontraban ahora entre dos carreteras nuevas; la N-VI , que sigue más o menos el trazado de la vieja Madrid-Coruña, y la Autovía del Noroeste. Toneladas de tierra removida. Capas de asfalto sobre la memoria de 16 personas sin nombre. Los recuerdos de Conrado, el testimonio de lo que vio cuando pedaleaba por la cuesta del Montearenas en aquellos meses aciagos de 1936, es la base que servirá a Sputnik para emprender, por primera vez, la búsqueda de restos de represaliados en uno de los ‘agujeros negros’ de la Memoria Histórica en el Bierzo; el pinar que separa Congosto de Ponferrada.

«Debe haber más de un centenar de personas enterradas entre esos árboles y esas cunetas», cuenta Rodríguez. «Pero no podemos saberlo con exactitud porque los libros de registro de traslados desde la cárcel de Ponferrada se han perdido». Por eso no saben los nombres de esas 16 personas. De hecho, lamenta el historiador de Sputnik, solo tratarán de localizar una de las fosas donde se presume que enterraron a uno de los dos grupos de ocho cadáveres que encontró Conrado, en mitad del descenso de la actual N-VI, porque los cambios que ha sufrido el terreno hacen imposible, cuenta Rodríguez, dar con los otros ocho.

Cientos de conductores circulan a diario por ese tramo de carretera. Cientos de personas al volante, en moto o en bicicleta que pasan junto a la cuneta donde Sputnik comenzará el rastreo en cuanto los últimos trámites con la Dirección General de Carreteras y el Ayuntamiento de Congosto lo permitan. Como ha hecho con las exhumaciones en el cementerio del Carmen de Ponferrada, o la más reciente en las ruinas de la domus romana de Las Médulas en Pedreiras, en Lago de Carucedo, Sputnik cuenta con la cobertura y la financiación del Decreto de Memoria Histórica. En este caso, y en vista de que no hay nombres, no hay registros, no hay familiares, nada se sabe de esas personas asesinadas, el trabajo se limitará en principio a dar con la fosa. «Si localizamos a esas ocho personas, será el momento de plantearnos una exhumación», reconoce el historiador. Pero Conrado no podrá verlo. Conrado, aquel muchacho asustado que subía la cuesta del Montearenas en bicicleta, ya está muerto. La edad.

DdA, XX/5.806

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