Al tiempo que comparto y valoro estas opiniones del profesor Juan Carlos Monedero, lamento una vez más su ausencia de Canal Red, sin que llegue a comprender los motivos por los que el intelectual de más prestigio de Podemos, fundador en su día de este partido, no tiene posibilidad al parecer de exponer su pensamiento sobre la actualidad política en el citado canal, en donde su director y amigo Pablo Iglesias contó al principio con su valiosa colaboración, siguiendo la estela de su podcast En la frontera, al que un día invitó a este modesto Lazarillo. Lo seguiremos escuchando o leyendo allá donde le den la oportunidad de hacerlo, tal como ocurre en el diario Público. Este es un fragmento del artículo Cuando el genio del fascismo abandona la lámpara del liberalismo, publicado en el citado medio.
Juan Carlos Monedero
Me temo que según vaya creciendo la consciencia de que las élites renuncian a la democracia liberal cuando el resultado no les conviene, va a crecer la desafección por la democracia en todo el mundo.
El crecimiento de la extrema derecha es consecuencia de que mientras lo viejo se está muriendo, a lo nuevo no se le deja nacer. ¿Por qué conocemos en España, en México, en Argentina, en Ecuador los nombres de tantos jueces corruptos?
Si hacen trampas yendo a las elecciones con ventaja gracias a sanciones, bloqueos, lawfare, fakes, comisarios y jueces corruptos, FMI, Banco Mundial, OMC, ONU; si cuando gana la izquierda, como en Francia, Macron le encarga formar gobierno a alguien que ha sacado 45 votos e ignora al Nuevo Frente Popular que ha sacado 182; si los organismo internacionales sancionan a gobiernos de izquierda pero es incapaz de sancionar el genocidio en Gaza; si cuando surgen nuevas formaciones como Syriza, Podemos o el NFP las machacas con trampas y las estrangulas, estás poniendo una alfombra roja al crecimiento de la extrema derecha (que pone a todos nuestros países en riesgo de guerra civil). Y, como reacción, vamos a ver crecientes enroques que renuncian a la democracia liberal en tanto en cuanto no se equilibren las condiciones de la competencia democrática. Si la democracia liberal se convierte en un fraude, no defender esa democracia se convertirá en una convicción. Y volveremos al enfrentamiento.
DdA, XX/5.762
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