Félix Población
Como buen fotógrafo viajero y perspicaz, Fernando de Silva sabe captar con su cámara imágenes de las que este deshumanizado mundo occidental nuestro está muy necesitado. Es el caso de esta fotografía tomada en la interminable playa del Grand Popo Central, en la costa atlántica del sur de Benín, un atardecer del 31 de octubre de 2019, según nos cuenta su autor, con una luz que califica de espectacular, la propia para alumbrar tanta bondad y belleza en la mirada de esa joven que sonríe a la cámara con una naturalidad que nos conmueve. En una sociedad mentalmente sana, abierta y solidaria, bastaría reparar en la pulcra y noble mirada de esa adolescente para conjurar la lacra del racismo que está apestando desde hace años las urnas de Europa. En esos ojos brilla toda un fontanal de vida cuyo curso ha de tener horizontes para que no lo mutilen o lo malogren las penurias, las enfermedades o la muerte. A la vieja, consumida y consumada sociedad occidental le faltan miradas como esa que vengan a alumbrar un mundo tenebroso en el que se repiten los genocidios, esta vez con el permiso y respaldo de la comunidad de naciones a la que pertenecemos, y a través de las crónicas en directo de una masacre continuada que lleva ya diez meses. Ojos así nos faltan para combatir tanta miseria moral, tanta crueldad, tanta barbarie ante tanta y tan deshumanizada indiferencia. No sabemos el nombre de esa bella adolescente que nos ha traído Silva hasta este mundo nuestro, pero me gustaría desde aquí llamarla a gritos para que no nos abandone del todo la humanidad que esa mirada suya proclama como razón vital para no abismarnos en otro de los infiernos que constan en la muy larga historia de los seres racionales de este planeta.
DdA, XX/5.729
1 comentario:
genia l articulo, muchas gracias
Publicar un comentario