Ignoro si Andrés Rábago (1947), uno de los colaboradores más brillantes del diario El País durante muchos años, se toma también el mes de agosto de vacaciones. Lo que está claro es que no se jubila ni debería hacerlo, a la vista de su fecunda creatividad. Si se va en agosto, el periódico va a perder bastante porque, sobre todo cuando acierta tan de pleno como con esta viñeta, se ratifica como el más prolífico y lúcido de los humoristas gráficos de este país, aunque lo suyo sobrepase las viñetas de humor para ser editoriales resumidos en unos cuantos trazos y muy pocas palabras: siempre las precisas para decirnos mucho de la sociedad y la política en curso. En alguna ocasión, circunstancialmente, este Lazarillo ejerció la enseñanza, por eso me pregunto si entre el profesorado de este país habrá alguien en algún colegio o instituto que someta a debate en sus clases las viñetas de El Roto, por lo mucho que dan de sí: desde el momento en que surge la idea hasta el proceso de darle forma, con todo lo que el autor dice o puede interpretarse de su mensaje una vez que lo plasma en imagen y texto. Al conciso diálogo que mantiene la pareja, Rábago le ha añadido como satírico colofón el rótulo que encabeza la viñeta. Al hacerlo, complementa una idea y le da fondo irónico-reflexivo a la entidad del diálogo. Soliloquios gráficos con sello de autor sobre nuestra realidad como país y la sociedad occidental a la que pertenecemos.
DdA, XX/5.725
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