Como el profesor Rivas, este Lazarillo también tuvo el gusto de ver y disfrutar con el partido de Las Rojas contra Colombia, cuartos de final de los Juegos Olímpicos de París, si bien sólo los últimos minutos y la prórroga, sorprendido primero por la derrota de nuestra selección y satisfecho después al comprobar el merecido resultado que llevó a las contendientes a la prórroga. Debería haber sido resuelta ésta a favor de España, sin necesidad de recurrir a los penaltis que, en este caso, favorecieron al equipo que más mereció la victoria, con Cata Coll como protagonista, sin que la máscara, similar a la que tantos problemas le deparó al ídolo francés Kylian Mbappé, jugara en su contra ni en la de su equipo:
David M. Rivas
Ví el partido de fútbol femenino entre España y Colombia. Cada vez me gusta más cómo juegan las mujeres. El caso es que Cata Coll, la portera española, jugó durante 150 minutos con una máscara. Y, después, se sometió a una tanda de cuatro penatis, parando uno. Recuerdo que en la última Eurocopa Mbappé jugó con una máscara igual. Vi detallados análisis de lo que significaba eso: lo que pesaba, el ángulo de visión que se perdía y que, al final, tuvo que abandonar el campo porque, evidentemente, no podía competir en esas lamentables circunstancias. Pues la portera doña Cata parece ser hecha de una pasta distinta al delantero señorito Kylian y tengo entendido que cobra algo menos que él por jugar a lo mismo, a un deporte en el que el señorito todavía no ganó nada.
DdA, XX/5.727
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