Félix Población
Hablábamos hace unos días de la falta de solidaridad con la que los periodistas de la progresía en general asistieron a los bulos y amenazas de muerte propalados contra la persona y el periodista Raúl Solís, colaborador del diario La Voz del Sur, donde descubrí sus magníficos artículos, y de Canal Red. Les pudo asegurar que ni en uno ni otro medio, por los condicionantes que impone hacer un periodismo de izquierdas carente de potencial económico en ambos, recibe Solís un remuneración concorde con su cualificación. Pero por tratarse de quien es, alguien que llegó al periodismo para honrar la memoria de su padre y la vida de su madre trabajadora -como él mismo ha escrito-, a Raúl lo que le importa es ser coherente con su dignidad y la de la profesión. De eso van su persona y oficio. De ello deja constancia en su vida y obra. Por eso, cuando Solís ha contado hace unos días que le visitó un colega de la prensa progre para hacerle -con motivo de su caso- una entrevista y comprobó después que esa entrevista no se publicó, hay que pensar que Raúl se expresó tal como suele y que el medio, ante el contenido de las declaraciones, optó por amordazar al entrevistador y al entrevistado. Obviamente, para no perjudicar al primero, Raúl Solís se limitó a comentar el insolidario e inquisitorial comportamiento de la prensa progre sin citar a su colega ni al medio en cuestión. ¿Se puede creer uno que con esa prensa se puede vencer a la extrema derecha, tal como proclaman sus editoriales, esa misma extrema derecha que difama y amenaza de muerte a un profesional al que se le silencia en esa prensa?
DdA, XX/5.745
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