domingo, 18 de agosto de 2024

EL HOMENAJE A GARCÍA LORCA DE LA REVISTA LITORAL SIN MENCIONAR SU ASESINATO

Agradezco a Carlos Lomas este recuerdo del asesinato de Federico García Lorca en un día como hoy de hace 88 años, en los inicios de la Guerra Civil, asesinato perpetrado por las tropas sublevadas en el 18 de julio de 1936 a las 4, 45 horas de la madrugada en el camino que va de Víznar a Alfacar (Granada). Se lo agradezco, además, por compartir también con nosotros no sólo el poema “El crimen fue en Granada”, escrito por Antonio Machado al conocer la muerte del poeta granadino, sino el número doble 8 y 9 (“Llanto de Granada por Federico”) que la revista LITORAL le dedicó a Federico en septiembre de 1969 y cuyo enlace de lectura y descarga aparece al final del poema. Si el curioso lector examina las páginas de esta revista observará que no se menciona la palabra "asesinato", dado el año en que se publicó este homenaje a García Lorca, y que el editor de Litoral, José María Amado, a quien este Lazarillo tuvo la oportunidad de conocer hace muchos años, firma en la revista una carta dirigida a Rafael Alberti en la que parece disculparse por eso, limitándose a decir: "En un día de agosto de 1936, injustamente, cruelmente, porque sí y sin motivo, muere en el pueblecito granadino de Víznar aquel extraordinario poeta que fue contigo y su generación una de las figuras más relevantes de toda la Literatura Española"

EL CRIMEN FUE EN GRANADA
Antonio Machado
1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico,
sangre en la frente y plomo en las entrañas.
... Que fue en Granada el crimen,
sabed, ¡pobre Granada!, en su Granada.
2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque —yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Enlace de lectura y descarga al número 8 y 9 de Litoral en

DdA, XX/5.741

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